El muro fronterizo México-EEUU y el arte

  • Elvia de la Barquera
El Muro Fronterizo, mitos, prejuicios y políticas, y el arte para destacar los valores

La humanidad cuenta con un enorme y magnífico antecedente en China, con la muralla que comenzó a construirse en el siglo V a.C., pero cuya mayor parte se llevó a cabo bajo la dinastía Ming en los últimos siglos de su construcción (XV-XVI). Otro ejemplo se erigió en 1961 para separar la entonces República Federal Alemana de la República Democrática Alemana, símbolo de la Guerra Fría. El Muro de Berlín se destruyó en 1989, cuando el artista alemán Bodo Sperling promovió la conservación de un trozo del muro y crear la East Side Gallery, así, alemanes de ambos lados contribuyeron salvando pedazos de muro e invitaron a artistas de todo el mundo para que pintaran murales con el tema de la libertad en estas piedras, con las que construyeron una barda baja de más de 1300metros a orillas del río Spree.

La construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos comienza en 1994 con Bill Clinton, se le da mayor continuidad en el 2001 después de los atentados, pero fue Trump quien invierte mayor cantidad de recursos para acrecentar esta estructura. Estos vastos territorios están habitados por latinos, hispanos, estadounidenses, asiáticos, europeos, y la participación social ha sido enriquecedora para contrarrestar la tajante división física.

En julio de 2017 Enrique Chiu orquestó un mural sobre un soporte poco convencional: los diferentes tipos de muros que conforman el muro fronterizo, llamado “Mural de la Hermandad”, mismo que abarcó 2km de largo y que hizo necesaria la participación social con más de 2000 pinceles que con gusto llenaron de colores este peculiar horizonte.

El 28 de julio de 2019, los arquitectos Ronald Rael y Virginia San Fratello instalaron unos sube-y-bajas en la construcción más reciente de este muro, contando con la participación del colectivo Chopeke de Ciudad Juárez. Con esta propuesta, llamada Teeter-Totter Wall, los arquitectos ganaron el premio anual de Diseño Beazley 2020 que es otorgado por el Museo del Diseño de Londres. Consta de tres piezas interactivas cuya instalación tan sólo duró 20 minutos, tiempo suficiente para alentar las relaciones humanas entre ambos territorios y desafiando las políticas migratorias. Se puede apreciar en https://www.youtube.com/watch?v=IM4pDG_oPds

En entrevista con CNN, el arquitecto Rael afirma que  “La idea del sube y baja sugiere que la frontera es un punto de apoyo literal para las relaciones entre Estados Unidos y México, y la construcción de muros corta esas relaciones.” Agrega que hay una estrecha correspondencia de balances comerciales y laborales, y que las acciones  de un lado de la frontera tiene consecuencias en el otro:

“El sube y baja demuestra cómo esas relaciones inmediatas entre las personas pueden crear un ambiente donde la felicidad y el juego también son aspectos importantes de la vida en la frontera y que nuestras relaciones con nuestros vecinos pueden extender las relaciones políticas pasadas, pero también las relaciones humanas”

En entrevista para El Financiero, Tim Marlow, director ejecutivo del Design Museum dijo al respecto que esta acción

"Alentó nuevas formas de conexión humana y tocó una fibra sensible que sigue resonando mucho más allá de El Paso en los Estados Unidos y Juárez en México. Sigue siendo un recordatorio ingenioso y conmovedor de cómo los seres humanos pueden trascender las fuerzas que buscan dividirnos.”

Otra pieza interactiva -tecnología de por medio- fue la propuesta de Rafael Lozano-Hemmer, con la obra titulada Sintonizador Fronterizo, y que tuvo lugar entre las ciudades de El Paso y Ciudad Juárez en noviembre del 2019. Esta intervención también requirió de la participación activa de la sociedad, ya que durante 12 noches cada participante activaría un haz de luz (visible a 15 km) a su voluntad, buscando establecer un diálogo entre los seis puertos que se dispusieron en estas dos ciudades. El artista busca contrarrestar el discurso de la crisis humanitaria (narcotráfico, racismo, tráfico humano) con otra realidad: la histórica, la medioambiental, la fraternal, subrayando el sentido de coexistencia y de interdependencia.

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Elvia de la Barquera

Egresada de Antropología UDLAP, Bellas Artes Universidad de Barcelona y Doctorada en Espacio Público: Arte-Sociedad UB. Artista, investigadora, docente y Crítica de Arte con publicaciones varias