Paradoja de la recuperación

  • Enrique Cárdenas Sánchez
El gobierno no apoyó a personas ni empresas en la pandemia y creció la pobreza

La semana pasada se dio a conocer el dato preliminar del desempeño de la actividad económica de 2020 en México. Fue de –8.5% (menos malo que el -9.2% previsto en junio pasado), el peor desde 1932. Lo que representa este dato es una fuerte caída del consumo y del bienestar de la población como no se tenía desde entonces. Quedaron pálidas las crisis de 1982, cuando estalló la bomba de la deuda externa y López Portillo expropió la banca, o bien en 1994-1995 cuando cayó la economía por la crisis de los Tesobonos y la quiebra de varios bancos y miles de deudores. La crisis de 2020 está, además, acompañada de una crisis sanitaria que ha colocado al Covid-19 como la causa número uno de muertes en el país durante el año.

Para llegar a esta situación, en un inicio la pandemia interrumpió cadenas de suministro que detuvieron la producción, al tiempo que la gente tenía que quedarse en casa y dejaba de consumir y trabajar. Fue un fenómeno global que golpeó a todos los países de manera brutal. No se le podía achacar a nadie la crisis sanitaria. Los chinos, que es donde se originó el virus, reaccionaron muy rápidamente para intentar contenerlo y pusieron a una ciudad de 11.1 millones de habitantes en cuarentena.

Pero el impacto de corto y mediano plazo de la pandemia ha sido diferente en los diversos países. Éste ha dependido de las respuestas específicas que gobiernos y sociedades le han dado, desde el punto de vista sanitario, económico y social, y del estado de sus sistemas de salud. Ahí se ha visto si un gobierno le ha hecho caso a la ciencia o no, si ha estado dispuesta a inyectarle recursos extraordinarios para paliarla, si ha tomado medidas para restringir actividades de la gente o si debieran hacer uso obligatorio del cubrebocas, por ejemplo.

Las respuestas han sido variadas y así también han sido los resultados: países como Nueva Zelanda (4.9 millones de habitantes), Taiwan (23.6 millones) o Vietnam (95.5 millones de habitantes) han tenido menos de 50 fallecimientos, mientras que países como Estados Unidos, Brasil, México y la India tienen cientos de miles de muertos. 

Y en lo económico, las respuestas han sido también diametralmente opuestas: países como Alemania, Estados Unidos, España, Italia, Colombia han apoyado a la gente y a las empresas para sobrevivir, con montos equivalentes a cinco, diez y más puntos porcentuales de su PIB, y otros países como Uganda, Egipto y México cuyo apoyo no sobrepasa al equivalente a 1% del PIB (Honduras, Belice y Colombia aportaron alrededor del 5%). Nuestro gobierno desoyó a empresarios, académicos, centros de investigación y especialistas quienes recomendaban que el gobierno destinara muchos más apoyos, de al menos cuatro o cinco veces más, para evitar que millones de personas cayeran en pobreza y que cientos de miles de empresas cerraran. El gobierno no lo hizo y ahí están las consecuencias.

Al mismo tiempo, en medio de la pandemia, el gobierno ha emprendido acciones que inhiben o de plano cancelan inversiones en el país que disminuyen el potencial de crecimiento de la economía. Tal fue el caso del decreto por el que se detenía la puesta en operación de plantas de generación de electricidad renovable, o la cancelación de la empresa cervecera Constellation Brands en Baja California. Y apenas en estos días, la iniciativa preferente del presidente para privilegiar a la CFE a pesar de contaminar más y producir electricidad más cara que fuentes privadas alternas. Así, ¿quien querrá invertir en energía en México?

La caída del PIB en 2020 se debe, entonces, a los efectos económicos de la pandemia y a la falta de apoyo del gobierno mexicano a trabajadores, familias y empresas. Por ello la contracción del PIB en México es de las más pronunciadas a nivel internacional (países como Alemania, Francia, Brasil tuvieron contracciones de entre 4 y 6 por ciento).

Estados Unidos apoyó a su población y a sus empresas con el 15% del PIB en 2020 y continuará aún más este año. Esto significó que muchos trabajadores estadunidenses que se quedaron sin empleo tuvieran ingresos para sobrevivir, y que no descendiera su consumo dramáticamente. También significó que muchas empresas, y por tanto empleos, se pudieran mantener a flote. Eso le permitirá a Estados Unidos recuperarse de la caída de 2020 para mediados de 2021. Habrán conjurado el desastre y, al mismo tiempo, apoyarán la recuperación del resto del mundo.

Así, paradójicamente, el apoyo mediante el endeudamiento público de Estados Unidos, que dio ingresos extraordinarios y de emergencia a millones de familias en ese país, ha permitido que su demanda de importaciones de México se recupere rápidamente. También le ha dado ingresos a paisanos que han podido mandar más remesas a sus familias en México, que están hundidas en la desgracia. Por eso nuestras exportaciones en 2020 comenzaron a repuntar desde el mes de junio y constituyeron, junto con la producción de alimentos, los únicos sectores que mostraron una tendencia positiva en 2020. Por su parte, los ingresos por remesas rompieron record este año, 40 mil millones de dólares, gracias al apoyo del gobierno norteamericano que evitó el derrumbe de los ingresos de los paisanos, y por su solidaridad con los suyos en México.

Es paradójico que la caída de la economía mexicana, si bien es la peor de los últimos 90 años, fuera menor a lo previsto justamente por el apoyo económico del gobierno norteamericano a su población, y no porque en nuestro país se hayan tomado las medidas requeridas para evitar tal derrumbe. En otras palabras, el apoyo que recibimos indirectamente de los Estados Unidos es mayor al que recibimos de nuestro propio gobierno. De cualquier forma, y a pesar de que nuestras exportaciones ayuden, la recuperación económica de México será sumamente lenta.

 

 

Enrique Cárdenas Sánchez

Universidad Iberoamericana de Puebla

Signos Vitales

Puebla contra la Corrupción y la Impunidad

enrique.cardenas@iberopuebla.mx

@ECardenasPuebla

 

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Enrique Cárdenas Sánchez

Economista, exrector de la UDLAP. ExDirector del Centro de Estudios Espinosa Yglesias. En 2019 fue candidato a Gobernador de Puebla en las elecciones extraordinarias. Director de Puebla contra Corrupción e Impunidad