Cuatro reacciones

  • Víctor Reynoso
Difiero del actual gobierno, lo he argumentado, pero por eso no le deseo el mal a nadie

Ha habido al menos cuatro reacciones, no excluyentes entre sí, frente a la enfermedad del presidente de la República. La primera, desear que se recupere pronto y bien. La segunda, desear que fallezca. La tercera, señalar que es víctima de su propia política. La cuarta, que él mismo, consciente o inconscientemente, buscó el contagio.

Creo que toda persona con un mínimo de ética y sensibilidad tendría la primera reacción. No es sensato desear el sufrimiento de otros. Ninguna diferencia política o ideológica justifica este deseo.

Tristemente ha sido muy numerosa la segunda reacción, desear el fallecimiento del presidente. Un rasgo lamentable de nuestra especie es que, con frecuencia, nos alegramos de dolor ajeno.

La tercera reacción es compatible con cualquiera de las dos anteriores. No hace falta ser epidemiólogo o tener un doctorado en Harvard (sí, estoy pensando en el libro de Ximénez-Fyvie) para darse cuenta que ha habido errores graves en la política del gobierno federal ante la pandemia. Y en la actitud personal del presidente: se ha negado a usar cubrebocas, por mencionar solo lo más visible.

La cuarta reacción es muy arriesgada. Es hacerle al psicólogo, o más allá, al psicoanalista. Es intentar interpretar las acciones de una persona. El que interpreta se equivoca, debe decir algún proverbio chino. Pero bueno, hay quien lo ha dicho: más que una política errática, lo que hubo en la actitud del presidente fue la intención de infectarse, de convertirse en una víctima más de esta terrible pandemia.

Yo me quedo con la primera y la tercera. Difiero en muchas cuestiones del actual gobierno federal. Lo he tratado de expresar con claridad y con argumentos. Pero eso no me lleva a desearle el mal a nadie. En mi idea de lo que debe ser la buena política la muerte no tiene lugar. Tiene lugar el aprendizaje (de los políticos y de los ciudadanos) y la corrección de los errores por medios institucionales. Hago votos por que el presidente, y todos los que padecen esta enfermedad, se recuperen bien y pronto.

Porque creo en el aprendizaje y en las soluciones institucionales considero que deben reconocerse y corregirse los errores en la política de salud. Creo que ha sido un despropósito centrar esa política en una persona. Se pudo haber formado una autoridad colegiada, a partir del Consejo de Salubridad, incorporando a universidades y gobiernos estatales, por ejemplo. Aún es tiempo, pues dicen que lo peor está por venir.

Dejo de lado la cuarta reacción. Me quedo con el proverbio chino: el que interpreta, se equivoca.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.