La sobredimensionalización de la pandemia

  • Abelardo Fernández
Es fundamental diferenciar lo sanitario de lo político, para distinguir lo útil de lo debatible

Hay algunas cosas que tenemos que ordenar con mucho cuidado para comprender estas situaciones de la pandemia que estamos viviendo. Bien, trataré de enumerarlos para fines de claridad y orden, espero no perderme en esta numeración y terminemos enredándonos más.

1.- Diferenciar y aprender a diferenciar lo sanitario de lo político: este es primer punto fundamental y tenerlo claro es de vital importancia. Cuando hablamos de lo sanitario hablamos de contagios, de hospitalizaciones, de capacidad hospitalaria, de poblaciones vulnerables amenazadas mayormente por el virus, etcétera. Hablamos también de estadísticas poblacionales, “sin manipulaciones”, que nos dimensionan la peligrosidad de este virus. Este es un discurso que no está a discusión, aquí se describe lo que ocurre, se prevé lo que se tiene o se debe de hacer como protegerse o quedarse en casa, la sana distancia, etcétera, creo que todos tenemos claro esto, es la manera de salvarnos. La politización comienza cuando se cuestiona lo que se está haciendo, se descalifica todo cuanto se decide o todo lo que la gente está haciendo, eso confunde, asusta, aterroriza, estremece, agita, impresiona, a toda la población, es un hecho que en estos momentos de alerta la posibilidad de impacto es prácticamente inmediata, absolutamente eficaz. Se politiza cuando comienza a cuestionarse que todos usemos cubrebocas todo el tiempo, que se orqueste una persecución para todos los que no se lo ponen estén o no a sana distancia. Lo que Circo Comes Mierda hace todas las noches diciendo que somos el peor país en el mundo en el manejo de la pandemia, los que más muertos en el mundo tenemos, fatales comentarios. Contagiar y promover la epidemia de la mala leche también es una pandemia de la que debemos de cuidarnos. 

2.- Cuando sobredimesionamos la pandemia agregamos angustia, miedo y preocupación a hechos que no lo merecen, instalamos en nuestras cabezas preocupaciones adicionales absurdas e innecesarias. Hay personas que están encerradas en sus casas, y ahí adentro se ponen sanitizante, gel antibacterial, aereosoles, máscaras y tapabocas, y están solos en su casa, no están cerca de nadie. Los que van en sus autos con vidrios cerrados, están solos usando tapabocas, en fin, me parece un exceso total del pánico de la pandemia. Basado en el discurso de los asintomáticos y todo este rollo, ya es posible encontrar virus por todos lados. Imagínate a los hipocondríacos, es verdaderamente su escenario ideal, se están propagando por todos lados. Por otro lado se prohíjan actitudes fascistas como querer encarcelar a quienes no llevan el tapabocas, arrestarlos, perseguirlos, culparlos de los contagios, el autoritarismo aparece como sarampión por todos lados. 

3.- En su libro, Miedo líquido, Zigmunt Bauman advierte y describe con toda claridad que la humanidad padece un miedo sobredimesionado del que difícilmente se puede salvar. Los animales no viven teniendo miedo de morirse, cuando los atropella un auto chillan y sufren, pero no se la pasan pensando cuándo y cómo se van a morir. Bauman sigue su análisis diciendo que las personas hemos cultivado el miedo a tener miedo, una especie de paramiedo. En esta fundamentación el discurso de la pandemia es un campo de cultivo total para aterrar al mundo, politizando la pandemia. En mis sesiones de contención yo le pregunto a las personas si tienen miedo de morirse, si todos los días piensan que se van a morir e invariablemente todos responden que saben que se van a morir y que cuando les toca, les toca, y es irremediable, pero no tienen miedo de morirse. Una mujer respondió categóricamente que no le daba miedo morirse, lo que le daba miedo era que la internaran en La Margarita. En tanto no relajemos y discutamos este asunto de la muerte no vamos a bajarle a esta aterrorización constante. Por otro lado, el asunto de la muerte trae consigo dos temas más que son muy interesantes, uno el duelo de la muerte propiamente dicho, doloroso y triste, sólo ayer lo estaba viendo y le estaba hablando y hoy ya no está. Y luego pareciera que no hay duelos reales como los de antes, la gente termina por entender que si se murió su pariente en la pandemia en medio de más de 130mil personas más, pues es explicable, un poco de destino y no hay más dolor que problematizar, en fin. Una última reflexión más es que quienes no hemos muerto, parece que vamos quedando en un mundo un poco más vacío y más desocupado, quizá por ello con más oportunidades, una suerte de limpieza mundial donde los que quedaremos nos la pasaremos mejor. 

4.- Vivir en la descalificación constante y no agradecer nada. Esto es preocupante, hemos hecho todo por ver lo malo y nada por ver lo bueno. Mientras Estados Unidos en una cantidad bestial de muertos, más de 400 mil muertos, en un esquema neoliberal de privatización del servicio médico que deja fuera a quienes no tengan dinero para pagar el doctor, echo terriblemente lamentable, México comienza a fortalecer su sistema de salud levantando cada vez más hospitales públicos y contratando más de 70000 trabajadores de la salud y todo esto con una visión de gratuidad del servicio y derecho a la salud, lo que no deja de ser conmovedor (y no lo agradecemos) Es uno de los primeros países en obtener la vacuna con los mejores laboratorios del mundo y solos el número uno en américa latina y todo parece indicar que Estados Unidos y más países copiarán el modelo y el esquema de México para la vacunación. A pesar de la complicada situación económica el país no se hunde en la miseria, el apoyo a la gente pobre nos da una panorama muy distinto al que vivimos en los tiempos del FOBAPROA cuando muchos perdimos nuestra casa por apoyar a los banqueros. El país renace, su relación con Estados Unidos es totalmente horizontal sin subordinación, hay una reforestación apoyando a los campesinos sin precedentes, en fin. Aprender a agradecer que tenemos un trabajo, un sueldo que nos permite subsistir, tenemos esperanza, tenemos información política diaria y vamos creciendo en la conciencia de quiénes somos y para dónde vamos. 

Bueno, hay algunos puntos más pero esto ya se hizo muy largo, los dejamos pal próximo, espero sus reflexiones y sus comentarios, mando saludos a todas y todos. Buen fin. 

 

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Abelardo Fernández

Doctor en Psicología, psicoterapeuta de Contención, musicoterapeuta, escritor, músico y fotógrafo profesional.