¿Y sí no hubiera elección?

  • Francisco Jiménez Villa
Si fiestas o bailes populares están prohibidos. Por qué no suspender las elecciones

La situación es complicada y la pandemia no cede. Por el contrario los números son escalofriantes y se avizora más tiempo de confinamiento. La irresponsabilidad de miles de personas no coadyuva a un buen entendimiento con las medidas sanitarias impuestas por el Gobierno. Esto obviamente tiene su razón porque las personas buscan el sustento para subsistir. Y las medidas han pegado duro a ciertos sectores de la economía de la que viven miles de ciudadanos. 

Sin embargo aún en obligatorio confinamiento pero los partidos políticos no dejan tregua para avanzar en los términos de ley registrando a sus pre-candidatos. Haciendo enlaces remotos y manteniendo comunicación permanente con sus operadores y “suspirantes”.

Las alianzas se entretejen y se camina rumbo a junio de 2021.

Quedando una pregunta a todo esto. ¿Y si continúa la pandemia en los márgenes tan altos como en este inicio de año, habrá elección? ¿Las campañas se presumen no presenciales?, ¿serán por zoom u otras plataformas digitales? ¿Cómo será la oferta política de los candidatos para los electores? Sabemos que hay un “desangelamiento, un “divorcio” –digámoslo así- entre los partidos políticos y los electores. ¿Entonces se hará más estrecha esa relación? 

Todos hablan de aspirantes, pre y candidatos. Todos suspiran, Pero no leemos o escuchamos que la elección podría aplazarse. Si las fiestas o los bailes populares están prohibidos. Por qué no la fiesta electoral.

Probablemente no lo habíamos pensado, pero constitucionalmente que pasaría. Esto es una realidad. Se aplazaría la elección –opino- no la toma de posesión. Para los diversos cargos en juego. Cierto. Ese podría ser un escenario. 

La verdad no imaginamos mítines a distancia o asambleas por video llamadas. Mucho menos voto electrónico. En eso ni a pañales llegamos. 

Las pre-campañas están a la vuelta de la esquina. Los liderazgos escasos que hay en uno o dos partidos políticos se revuelven entre ellos. Porque la “caballada esta flaca” y buscan a quien sea para llenar sus fórmulas y candidaturas. 

Que sí un destacado o destacada deportista, que si un fracasado actor o actriz. Que el que vende plásticos, o el que tiene tráileres, el de las refacciones o el médico. El o la que sea. Lo importante es que llenen el “hueco” que a la sociedad en general ha dejado de importarle. Está quiere –literalmente- comer, pagar deudas, no salir de casa, no enfermarse. No saber de clínicas, sanatorios y hospitales. Y mucho menos de pagos aunque sea en “abonos chiquitos”. 

De ahí que en los medios de comunicación, en las bardas o en las pláticas –ahora telefónicas o por WhatsApp- se hable de: “los mismos”.

Contadas son las nuevas caras, los nuevos nombres, las nuevas propuestas de los partidos políticos, las nuevas opciones. La gente, el ciudadano común ya está “hasta la madre” de “los mismos”. Es la realidad.

De ahí la poca movilidad e interés político electoral de la sociedad. La falta de liderazgos serios, comprometidos, inteligentes, propositivos, carismáticos. Ha hecho que “los mismos” solo piensen en “los mismos”. Y el círculo se cierra. Gira      –obviamente-, pero en torno suyo e inevitablemente ahí se cierra. No cabe nadie más, solo ellos. Entonces veremos listas de candidatos que cual acido de sodio          –bicarbonato- repiten y repiten. Unos pensando que lo han hecho muy bien, otros porque ellos deciden y los más por las circunstancias. O sea ni ellos saben por qué. 

No hay un solo municipio en el Estado de Puebla en donde las alcaldesas y los alcaldes no piensen en su reelección. Potestad que para esta elección del 6 de junio les permitió la ley en la materia. Y como “chivos en cristalería” andan anunciando su decisión. Asimismo diputados federales y locales. Todos quieren. 

Qué pasará en los siguientes días en que arranquen formalmente las campañas políticas. Ahora no regalaran cubetas, gorras, sombrillas o despensas. Primero porque mercadologicamente no les convendrá. La asistencia será mínima. Segundo, pues a imprimir cubre bocas y mascarillas, geles y sanitizantes antibacteriales. Para que los pocos aplaudidores además de cumplir con la “sana distancia” se lleven un “recuerdito” a casa. Dudo que regalen, tablets, laptos, o teléfonos celulares. Para rifarlos a distancia. Porque son capaces de ¡¡¡no entregarlos!!! Todo puede suceder.

En fin “la nieve empieza a calentarse” y “los mismos” a acomodarse en sus candidaturas. Mientras que miles de personas batallan a diario dando pelea al Covid-19 en los hospitales públicos y privados. Sobre todo luchando para comer y subsistir. ¡Ah! si los partidos políticos fueran congruentes con sus principios y doctrinas, en lugar de gastar miles de millones de pesos en “más de lo mismo”, por esta vez -históricamente- hablando entregaran esos recursos para sus militantes o simpatizantes enfermos, hospitalizados o sin empleo y trabajo… Seguro, seriamos un México diferente.  

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Francisco Jiménez Villa

Internacionalista, Historiador y Comunicador. Ex Presidente Nacional de los Cronistas de Ciudades Mexicanas. Cronista de Tepeaca, Puebla. Ha escrito más de 10 libros sobre historia regional. Catedrático en diversas instituciones Educativas, Director de Radio Tepeaca.com