Contagio de Covid-19 sigue tras deceso de paciente

  • José Ramón Eguibar Cuenca
Los cuerpos de las personas que fallecieron de Covid-19 pueden transmitir el virus

Un reciente artículo del Dr. Heinrich y sus colaboradores de la Universidad Hamburgo en Alemania, muestran que los cadáveres de personas que fallecieron de COVID-19 tienen material genético del virus en sus gargantas. Esto es el ácido ribonucleico (ARN) del coronavirus SARS-CoV-2 permanece en la nariz y garganta hasta siete días después de que haya acaecido el deceso del paciente. Si bien la muestra fue pequeña, con tan solo 16 pacientes que murieron en el Centro Médico de la Universidad de Hamburgo, pudieron determinar que todos murieron por complicaciones de inflamación de los pulmones (neumonía), y confirmar el diagnóstico de COVID-19 con una prueba positiva al inicio de su enfermedad, empleando la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Con la PCR es posible obtener cantidades suficientes de material genético del coronavirus y medirlo con mucha precisión. Es relevante que los dos primeros días después de la muerte la cantidad de virus obtenidos de las muestras empleando un hisopo provenientes de la nariz y la garganta de los difuntos fue abundante, y por lo tanto pueden infectar a las personas que maneja el cadáver, esto es familiares, personal de los hospitales, servicios funerarios entre otros.

Este estudio se agrega a otros que han mostrado que los cadáveres son una fuente potencial de transmisión del coronavirus SARS-CoV-2. Por lo tanto, es deseable su incineración para evitar el riesgo de infectar a otros. ¿Qué evidencia existe de que otros virus respiratorios puedan ser transmitidos después de la muerte? 

Existe una historia fascinante de muchos decenios para recuperar al famoso virus de la influenza española de 1918. Después de varios intentos se pudo obtener el material genético del virus del cadáver de una mujer que fue enterrada en el permafrost en Alaska y esto permitió determinar que el virus de la gripe española fue en realidad un virus de la Influenza A del tipo H1N1 similar al que apareció en México en el 2009. De tal forma que en condiciones adecuadas pueden permanecer los virus respiratorios en el cuerpo del fallecido. Se deberían entonces tener medidas muy estrictas en el manejo de los difuntos para evitar esta fuente de contagio.

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José Ramón Eguibar Cuenca

Director General de Investigación de la Vicerrectoría de Investigación y estudios de Posgrado BUAP, médico de profesión y doctor en neurociencias. Es miembro del SNI y la Academia Nacional de Medicina