Chantaje navideño

  • María José Zapata Moreno Valle
Usemos la Navidad para fomentar ilusión y no para manipular a los más pequeños

La Navidad se encuentra a la vuelta de la esquina, y con ella se hace presente la magia, ilusión y la esperada llegada de visitantes como Santa, El Niño Dios, Los Reyes Magos e incluso en muchos hogares se recibe a duendecitos que hacen travesuras durante su estancia. La llegada de dichos personajes ha sido causa de mucha alegría para los más pequeños, quienes comienzan a prepararse con anticipación escribiendo cartitas, haciendo dibujos, etc; sin embargo, esta linda tradición que se lleva a cabo con los niños, trae consigo una sutil  forma de manipulación en donde se utiliza el nombre de dichos personajes y algunas amenazas para obtener el buen comportamiento de los niños, como lo son : “Si te portas mal, Santa te traerá carbón”  “Los Reyes no te darán regalos si no te comes la sopa..”  “Tu duende mágico le dirá a Santa que te estás portando mal”, entre otros.

Si bien, usar dichas amenazas puede resultar tentador para algunos adultos y así obtener un rápido y favorable cambio de comportamiento en los más pequeños, no es el método más adecuado, dado que con ello se le está enseñando y condicionando a los niños que para merecer un regalo, gesto o incluso cariño se debe ser un “niño bueno”. Es debido a ello, que los adultos debemos de entender y tener siempre muy presente que todos los niños son buenos  (independientemente de su actuar) y que es normal que tengan conductas “poco aceptables” como enojarse, ser apasionado, llevar la contraria, tener dificultades para compartir o seguir instrucciones, ser impulsivo; esto es, debido a que justamente son niños y porque aún no tienen un nivel de madurez  ni cuentan con las herramientas suficientes que los adultos tenemos para auto controlarnos y regularnos.

Un regalo nunca debería de ser condicionado con el buen comportamiento, porque indirectamente le estamos enseñando a los niños que debemos de cumplir con las expectativas que alguien tenga de nosotros para poder ser merecedores de algo, lo cual no solo puede causar sentimientos de culpa (cuando no logran cumplir con estos objetivos), sino que también los puede poner en situaciones de riesgo en donde ellos hacen cualquier cosa con tal de obtener un regalo.

La Navidad es una época en donde debemos de fomentar en los pequeños la ilusión, magia, la alegría de compartir y enseñarles que siempre serán queridos y aceptados independientemente de su comportamiento.  Evitemos caer en este tipo de manipulación generando ansiedad, preocupación y constante temor sobre si van a recibir regalos o si fueron lo suficientemente buenos para merecerlo. Aprovechemos estas fiestas para valorar el tiempo en familia e inculcar la generosidad y  dejar de enfocarnos en lo que hay debajo del árbol y por qué llegaron esos regalos.

Los niños deben de aprender a regular sus conductas, pero no a través de fomentar la codicia de los obsequios o por medio de amenazas. Es por ello, que nuestro papel como adultos radica en  conocer la etapa del desarrollo en la que el niño se encuentra para saber qué podemos esperar que logre y qué no, así como desarrollar junto con ellos habilidades que permitan generar hábitos.

Opinion para Interiores: 

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María José Zapata Moreno Valle

Licenciada en Psicología, Máster en Pedagogía y Educación Especial. 

Docente de primaria, forma parte del departamento de Inclusión en el Colegio Humboldt; se ha desempeñado como terapeuta infantil.