El monumento receptor de la demanda social (4/4)

  • Elvia de la Barquera
El monumento queda congelado cómo testigo inmutable de los cambios inevitables

¿Por qué el monumento –a nivel mundial- se ha convertido en blanco de la violencia social? ¿Para reclamar algo que es imposible cambiar: nuestra historia? Si bien es cierto que el Descubrimiento del Nuevo Continente propició la colonización del mismo, también es cierto que Cristóbal Colón nunca pisó territorio mexicano (mesoamericano, para ser más precisos), tan cierto como que ahora somos el resultado irrefutable de ese contacto, de esa conquista, de ese sometimiento. La sociedad colonial fue el inicio de la catalogación de razas y castas, pero también fue cuando empiezan a tomar nuevas formas nuestras manifestaciones culturales, entre ellas las artes, lo que me recuerda un texto de Enrique Franco y Agustín Arteaga (en “Lo nacional como vanguardia: escultura, identidad e historia”):

 

“Ha sido, pues, la búsqueda de la identidad un obstáculo del que no se ha librado desde que a la llegada de los españoles a suelo americano se gestaron las primeras expresiones plásticas.  Si bien estudios más actualizados sobre el arte en general tienen como base una exclusión de prejuicios, lo cierto es que los sentidos del arte mexicano no se pueden explicar sin plantearse esta búsqueda de identidad.”

 

Histórica, real y racionalmente hablando, no era posible permanecer como un continente aislado in saecula saeculorum, en algún momento entraríamos en contacto con otras sociedades, con otras culturas. La interacción con una sociedad diferente no implica forzosamente la liquidación de la cultura propia, pero sí su aculturación. Las diferencias culturales, con el paso del tiempo, se adecuan a las necesidades de la sociedad, cuyas demandas cambian y se ajustan a nuevos requerimientos, por lo que es un factor determinante en los procesos de identidad, lo cual incide en la estabilidad social.

El tiempo queda –por decirlo de alguna manera- congelado en el objeto artístico, y es el que señala los rasgos del tiempo, convirtiéndose en partícipe y testigo de los cambios desde la inmutabilidad. Cambios, confrontaciones, demandas, elementos que corresponden a una ciudad cambiante, desde donde la estabilidad se debe al constante movimiento en la búsqueda del equilibrio.

La situación espacial de la escultura abre un acontecer temporal. Aquí un hecho temporal produce una afectación espacial. La destrucción del monumento es, hoy en día, un movimiento que se ha replicado en diferentes puntos del planeta, sobretodo donde el racismo, el abuso de poder y la impunidad son persistentes. La sociedad reclama y demanda ante un sistema y un estado injusto, prepotente e indolente.

Por otra parte, sería genial que el objeto escultórico provocara la búsqueda, la investigación y, con ello, el conocimiento de la historia propia, pues con violencia estamos exigiendo un alto a la violencia. Hay una historia que demuestra que caemos en lo mismo una y otra vez por hartazgo, por manipulación, por inercia social, por inmadurez y hasta por ignorancia. No quisiera admitirlo, pero en México prevalece una sociedad racista, donde seguimos regateando al artesano, en lugar de pagar lo justo al producto del campo y a la mano de obra. Somos resultado de la combinación de múltiples genes, de múltiples orígenes, y así debemos aceptarnos y aceptar a los demás.

Las manifestaciones sociales actuales en cualquier país plantean demandas legítimas; pero faltan espacios de diálogo aún en los países más democráticos, en donde se compartan inquietudes, pues mientras tanto no podemos llegar a acuerdos en esta vorágine. El problema es que, además, pareciera que hay componendas políticas, incluso para la destrucción del patrimonio. Poder del estado, poder social y desorden establecido.

 

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Elvia de la Barquera

Egresada de Antropología UDLAP, Bellas Artes Universidad de Barcelona y Doctorada en Espacio Público: Arte-Sociedad UB. Artista, investigadora, docente y Crítica de Arte con publicaciones varias