La atención selectiva a los estímulos del medio ambiente que nos rodea es fundamental para poder aprender y realizar tareas en un entorno cambiante. Un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts en los Estados Unidos de América han podido mostrar que una pequeña estructura del tallo del encéfalo denominada locus coeruleus, que quiere decir lugar de neuronas azules, son claves para la denominada atención selectiva, esto es, fijar nuestros sentidos en algo relevante del entorno. Estas neuronas producen y usan epinefrina como mecanismo de comunicación y a través de experimentos en roedores han logrado mostrar que la activación selectiva de las neuronas del locus coeruleus acelera las respuestas de los ratones para obtener comida de un dispensador automático y además los animales trataban de anteceder sus respuestas, lo que representa una conducta que puede estar relacionado con la impulsividad. Esta conducta impulsiva es muy característica de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y los descubrimientos realizados por Tonegawa y sus colaboradores pueden dar pie a buscar tratamientos más específicos para este desorden que afecta a entre 2 al 5% de la población mundial y para quiénes no hay un tratamiento específico. De hecho, tanto en los ratones como en los niños con TDAH, sé que sabe no tienen un control adecuado de la corteza cerebral más cercana al rostro denominada prefrontal, está área es fundamental para el control de las emociones, la toma de decisiones y juicio crítico. 

La impulsividad es también un problema en otras enfermedades cerebrales como la ansiedad, la depresión y el síndrome de estrés postraumático entre otras, la cuales representan hasta el 40% de las patologías del cerebro. Es por esto por lo que estos hallazgos del locus coeruleus son fundamentales para tener nuevas opciones de tratamiento para la impulsividad.