Hoy ya estamos a menos de 200 días de las elecciones del 2021, que serán las más grandes en la historia de nuestro país con 21,368 cargos en juego. Entre los que esta 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, 1,926 alcaldías y 1,063 diputaciones locales. Y estas elecciones cobran una mayor relevancia  en virtud de que serán las primeras elecciones federales que enfrente el gobierno de Andrés Manuel Lopez Obrador y con el, también su “proyecto de país”.  Después de las elecciones 2020 que dejaron como claro ganador al PRI. 

En lo local, está en juego el Congreso del Estado y las 217 alcaldías, los partidos se preparan para ponerle un freno a la preponderancia de Morena en el Congreso, lo que significaría perder el control que el gobierno barbosista tiene del legislativo local, además de que se prepara una batalla importante en la capital que no está dada para nadie. 

En la antesala de este proceso mucho se ha dicho sobre alianzas electorales, misma que desde mi punto de vista serán vitales y decisivas para el rumbo que tomara nuestro país. Y es por eso, que debemos hacer una amplia reflexión sobre las mismas, una reflexión sobre los resultados poco contundentes que ha dado este gobierno, sobre el rumbo que toma el país, sobre el papel que ha la mayoría en el Congreso Federal ante un gobierno autócrata. 

En estas reflexiones es donde una posible alianza entre partidos que no parecen comulgar en sus estructuras ideológicas, ni posturas políticas particulares encuentra un justificante valido: ser guardianes de la democracia en México. Como lo mencionan en su libro Levitsky y Ziblattt Como mueren las democracias, aunque las constituciones y las leyes local