El retrato de Dorian Gray en Puebla

  • Rodrigo Rosales Escalona
Fresco y juvenil se mantenía en las primeras planas, sus apologistas retocándole el óleo

Resulta que Oscar Wilde, en una de sus memorias y reflexiones sobre la vida, analizando los perfiles de la humanidad, en El Retrato de Dorian Gray, la escribió apegándose a Nostradamus, para retratar el carácter gótico, el fautismo, narcisismo, libertinaje, soberbia y hedonismo de algunos gentleman. Tal vez, Don Oscar, anduvo por México, siendo visionario de cómo se la pintan nuestros políticos gentleman y faraónicos. Claro que estos escritos estuvieron extraviados hasta que alguien los encontró arrumbados, ahí, por el museo desmantelado del Alfeñique. ¡Qué glorias de los museos poblanos, donde el gusto de turistas, alumnos (por cierto, como las clases no pueden ser presenciales por el Covid-19, son virtuales donde a los jodidos padres de familia los obligan a comprar uniformes sin que los puedan usar y más, era recorrer edificios con historia propia, enriquecidos con arte, creaciones del pasado y más! ¡Hoy extinguido y arrumbado en el exilio, rumbo a Tehuacán!  Porque de Barroco, me como un taco.

Este Dorian Gray fue todo un personaje, por lo que existen fundadas sospechas de que debió haber estudiado en quién sabe dónde, rumoreándose que pertenece a una estirpe “especial y acomodina, muy dado a imponer sus caprichos y correr a todo mundo, a lanzar dardos y flechas, como si tratase de asegurar el triunfo”. Por cierto, anda muy animado con eso de que varios suspirantes a ser los Gray, él pretende ser el llegón. Como si la ciudadanía no supera quién es y qué mal ha ocasionado. Usando como peón a un tal Cotoñeto.

Pero ahí tenemos que este señor Gray, al finalizar cada día de trabajo, después de que había tenido acuerdo con los ministros de su gabinete, a quienes regaña e insulta diariamente, en lugar de viajar a su casa satisfecho de hacer valer el consejo popular en su gobierno y a su gente, lo triste es que ve al vil pueblo como hormigas, desde su ego soberbio, luego, ya en su casa, bajaba hasta el mero sótano de su bunker oficial, donde tenía escondido bajo siete llaves un óleo de tamaño natural, solo que en la novela no se especifica si era acuarela o pastel; retrato que mandó a pintar a modo y que lo retocaron periodistas, críticos, editorialistas más corifeos de segunda. Y que resulta de cierto hechizo o manda que había realizado a Adonis, príncipe de las tinieblas el tal Gray se mantuvo fresco y vital durante su reinado gubernamental a pesar de la disipada que lleva con luz y alegría.

Nuestro Gray se mantenía rozagante, y hasta parece que rejuvenece después de cada decreto de gobierno, en tanto que su retrato registraba cada día los achaques faciales de una vida de rey faraónico, llevando el óleo todo el peso de la joda, de la tiznisa, o sea: ¿Qué el gentleman la regaba en política pública y los índices de pobreza? No hay tos, porque su rostro se mantenía que hagan de cuenta muestrario de Helena Rubinstein, siendo el retrato el que como se arrugaba. ¿Qué vayan y véndanme dos que tres locales del gobierno en el mercado libre de Hamburgo, perdón Roterdam? No hay fijón; el gentleman incólume; su conciencia, tranquila; era el retrato el que nomás se fruncía y como que hacía gestos. Y así como la política alimentaria, con los centros de salud, las obras que nada más no llegan, con los planes ora sí que de alto impacto y con la política del empleo, o con las inexistentes ciudades rurales, así como ante cada ocurrencia contra políticos o enemigos, sendos decretos para hacerse justicia a modo, sin una justicia democrática, porque nuestro personaje prefiere el calor del coraje que la razón y la lógica. La pinta, la feis y la sonrisa del gentleman Gray seguían fosforescentes, y su perfil para el mármol, y sus pupilas de puritito parteaguas coyuntural, y sus facciones de puritito de destino histórico. Fresco y juvenil se mantenía el gentleman en las primeras planas, y aquí los apologistas retocándole el óleo. Pues sí, pero … ¿y el retrato? Ése, frunciéndose a cada regazón, a cada fraude, a cada mega obra que no cuadra, como sus mil patrullas que andan como ánima en pena -eso sí, a la oposición de los pobres policías, la represión-; agregándose el gusto por vender o regalar inmuebles y terrenos a quien mejor oferte, dejando a su estado sin calzones. Pero eso sí, orgullosos de imágenes de doble fondo, es decir, vacías. Al fin que nuestro personaje se impone en el Congreso y sus lacayos diputados representados por Biestro, acatan sus caprichos, siendo que el retrato, volviéndose un despapaye: lo miope más burriciego.

Sin darse cuenta que sus secretarios de educación, de seguridad, el fiscal y su asesor policiaco de la Sierra Norte, nada más no dan una, porque en la SEP, los burros son quienes se extravían sin saber qué es educación, en cuanto a su fiscal y el de seguridad, la criminalidad goza libertad absoluta. Como el enfrentamiento de ambulantes contra criminales en las calles del centro histórico éste miércoles. Pobres azules, con mandos de costumbres raras. Como quien dice, otros García Luna en Puebla, mientras nuestro Adonis gobernador, hace como que no ve.

Pero ándele, que en eso llegamos al final del año, y baja el gentleman al sótano, y mécox, que cada cuartazo contra el suelo, que tantito más y se la parte contra la Ley de Responsabilidades, más el bajón que le dio el mentado INE, en que ya no le haga de tos con su imagen a lo largo y ancho de la nación en crisis. Al grado, de que la propia SCJN sentencia sobre reforma electoral en Puebla, donde sus sometidos diputados impusieron un criterio que viola la lógica jurídica electoral. Todo mediante un sin fin de decretos.  Eso sí, él dice garantizar honradez y ornato, nada más. Quedó de las de acá, miren, en decúbito dorsal para la Historia, todo arrugado y fruncido mientras que el óleo se limpiaba de achaques.

Conclusión, cada gentleman Gray, guarda su retrato en el sótano, donde ningún consciente ciudadano se lo puede retocar. Y entonces, él…

 

Las dos “E” del la revelación corrupta

Mientras la nación se debate entre crisis económica, financiera, pobreza, miseria y otras lindezas heredadas por cinco ex presidentes de la república, que gracias a ellos y sus funcionarios más una oligarquía cimarrona como cómplice, desde fines del año pasado al presente, el bicho Covid-19, nos somete a su capricho, mismo que es un tsunami que arrasa con miles de vidas y contagiados, más desequilibrio económico, comercial y productivo a empresas de todo tipo, sumiendo más a la incertidumbre al vil pueblo.

Hospitales desmantelados o no existentes y otros a medio construir, con poco personal de salud como médicos, enfermeras, que no se dan abasto en atender a los contagiados.

Un aparato productivo de energía como Pemex o CFE, que sus finanzas parecen coladera, por aquello de los fraudes que padecieron en estos largos cuarenta años de corrupción e impunidad.

Desde Salinas a Peña, convirtieron a la nación en un páramo. Ninguno de ellos está exento de la traición a la patria. Incluso, Calderón, se dice sorprendido de que su máximo mando de seguridad, Gerardo García Luna, fue el principal orquestador del crimen organizado dese los cimientos del poder sexenal.

Pues bien, dos elementos de esta corrupción, son quienes revelan la trama completa, siendo Ernesto Lozoya y Emilio Zebadúa, presos, revelan cada detalle de cómo se usó el poder para el saqueo y fraude contra la nación, tal como el diputado Pablo Gómez, ante la tribuna, evidenció y acusó a la oposición de ser omisos e hipócritas de evadir, justificar y estar contra el juicio social contra cada criminal de Estado.

Lozoya y Zebadúa, son el hilo conductor de la violación sistemática que incurrieron cada presidente, de desmembrar a la nación de un desarrollo económico y social, que permita una vida digna al pueblo. Todo lo contrario, el arte de la corrupción, lo hicieron actos de magia.

Pobreza insultante, miles de muertos y desaparecidos, el Fobaproa, Acteal, El Charco, Atenco, un largo etcétera.

García Luna en Estados Unidos preso, Rosario Robles en México también, son la parte visible de el reclamo social, quien tiene todo el derecho de exigir justicia, de exigir que la cárcel es para quienes cometieron alta traición a la patria, quienes jamás tuvieron la mínima moral, para sus actos criminales.

Cuántos sexenios están perdidos y comprometidos para recuperar una nación con justicia y dignidad. Entre tanto, un pueblo es el que carga con el peso de la crisis en general.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx    

Analista político y de prospectiva social

 

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.