Las noticias de los decesos por coronavirus o asesinatos aparecen como si fueran producto de un “orden natural” de las cosas.

Dos áreas de la vida nacional presentan hechos que derivan en el fallecimiento de personas, estos ámbitos son distintos, pero empiezan a tener puntos de coincidencia. Veamos algunos datos al respecto:

Asesinatos.– Los homicidios dolosos al mes de septiembre de este año suman 32,303 y los feminicidios 704, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, lo que nos da un total de 33,007 personas asesinadas en el país.

Coronavirus.– Al 29 de octubre tenemos 90,773 fallecidos por esta enfermedad, según cifras de la Secretaría de Salud del gobierno federal. Ocupamos el cuarto lugar de muertes en el mundo, sólo nos superan Estados Unidos, Brasil e India, países cuya población es muy superior a la nuestra.

Si sumamos las dos cantidades nos da un total de 123,316 personas fallecidas por los motivos señalados, lo que comparativamente significa que hubiera desaparecido por completo la población de Amozoc, municipio que tiene 117,244 habitantes.

Imagínense esta noticia en un diario de otro país: “¡no lo van a creer! la población de la ciudad de Tlaxcala ha desaparecido, pues los habitantes de la capital de la entidad federativa mexicana del mismo nombre, que sumaban 95,051 personas fallecieron todos”.

Qué pensarían si la noticia por un canal de la televisión de otro país fuera: “escuchen bien, han muerto todos los pobladores de Cozumel, una isla en el Caribe mexicano que tenía 86,415 habitantes, hoy amanece desierta”. 

¿En dónde radica la cuestión? Tan sólo la cifra de fallecidos por coronavirus supera ya a la totalidad de la población cozumeleña, sin embargo, como las muertes por la violencia o por la enfermedad suceden poco a poco y se van contando de la misma manera sin resaltar su proporcionalidad, el impacto pierde fuerza en la forma de percibirlas.

La manera en que se presenta la situación de la inseguridad o insalubridad, expresadas en las cifras de muerte, aparece como si fuera parte del “orden natural” en que vivimos; algo así como oír decir: hay muchos muertos en México, ¡ah!, pues si, así es ese país.

El escritor estadounidense William Clement Stone expresó: “El pensamiento no va a superar el miedo, sino la voluntad de acción”.

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29 de octubre de 2020