La soledad del mexicano

  • Francisco Jiménez Villa
El mexicano no está solo. Sólo busca su soledad para encontrarse

A propósito de estos días especiales para los mexicanos. Me surgió la pregunta de ¿si en verdad el mexicano nunca ha sentido la soledad? Y la respuesta fue que aunque con muchos defectos, o más bien llena de defectos, la religiosidad del mexicano es una verdad que está por encima de toda duda. En el Laberinto de la Soledad de Octavio Paz leemos que el mexicano “no sufre un complejo de inferioridad, si no que esta inmerso en la soledad”.

Para el premio nobel de literatura 1990, el mexicano “ha vivido en completa soledad desde la conquista”. 

Pero esta palabra soledad se debe tomar, no en forma literal –estado del que vive lejos del mundo, según el diccionario de la RAE- sino en el hecho que el mexicano no puede expresarse tal cual es, no ha podido mostrar su yo, vivir de acuerdo con el mismo. Ahí encontramos el origen de esta soledad, de esta falta de expresión de ser originario, en el hecho de que la conquista trató de aniquilar los verdaderos valores del mexicano, las raíces indígenas e impuso una cultura foránea y una religión en “decadencia”, nada confiable con incertidumbre; impuso, en fin, unas normas, unos conceptos culturales, religiosos, sociales, ajenos al verdadero ser del mexicano.

Paz dice que a partir principalmente de la guerra de Independencia el mexicano ha tratado por todos medios de demostrar su propia faz, su identidad. Pero ha echado mano de fórmulas culturales que no son propias como el haber adoptado como guía de ilustración la cultura francesa en tiempos del porfiriato. El método no le funciono. El mexicano -dice Paz-, “…sigue sin expresarse inmerso en su soledad”.

Hay quienes no están de acuerdo con la visión de Octavio Paz, porque los conquistadores y más particularmente los misioneros católicos nunca pretendieron “aniquilar los verdaderos valores” de nuestros antepasados.

De ahí el debate, porque contrariamente estos hombres llegados de la península ibérica respetaron lo mejor de las costumbres de nuestros ancestros y solo prescribieron las costumbres bárbaras como los sacrificios humanos, así como los salvajes actos de canibalismo como los suscitados y narrados por varios testigos cronistas de la conquista en diversos momentos y lugares, pero que llenos de buena voluntad y faltos de sinceridad han pretendido negar. Sorprende que Paz denomine a la fe traída por los clérigos católicos como una “religión decadente”. Los mexicanos habían sido y estado sometidos a una fe, a una religión que les pedía sangre; los mexicanos nunca amaron a esos dioses que exigían la sangre de sus fieles, la inmolación, ¡nunca! El cruel y feroz Huitzilopoxtli nunca pudo ser amado… solo temido. Los misioneros llegaron predicando el amor y la paz la fe católica se mantenía vigorosa en el viejo mundo, particularmente en aquella convulsa España que acababa de vencer a los árabes que por siglos la habían dominado. Una España que en cuyas posesiones “nunca se ponía el sol”. Abundan las pruebas de que los clérigos tuvieron enfrentamientos diversos con los conquistadores, en defensa de la dignidad y la existencia de los naturales.

Providencialmente una década después de la conquista de la gran Tenochtitlán se registraron las apariciones de la virgen María en el cerro del Tepeyac. Aun para los más escépticos el suceso tuvo una singular influencia en el pueblo de México, ya que a pesar de la inexistencia o de lo difícil de las comunicaciones de esos tiempos así como la dificultad de la lengua, los cronistas reconocen que los naturales acudían espontáneamente a los misioneros a recibir los conocimientos de la fe cristiana y recibir las aguas bautismales. Para los mexicanos la fe cristiana significó la liberación de una religión esclavizaste e indígena que los mantenía en medio del terror  y la frustración.

Por otra parte, el mexicano actual difiere del de aquellos tiempos. Producto de la unión de razas –indígena y española- no conoció más civilización que la occidental, ni más religión que la católica y es precisamente la religión el mayor lazo para la unión de los mexicanos como lo ha demostrado en múltiples ocasiones.

En México a la religión católica se ha visto como el enemigo a vencer, ya por el liberalismo, y otros entes infiltrados en los gobiernos. Prueba de ello es observar el artículo 3 y el 130 de nuestra constitución. Pero en los censos se sigue mostrando que el catolicismo es la religión de las mayorías y aunque le vallan poniendo obstáculos en el camino y ellos mismos –los curas- cada vez se han cerrado más las puertas y menos gente cree en ellos. La verdad sea dicha cada año como ejemplo, el 12 de Diciembre día de la Virgen de Guadalupe lo mismo se celebra en su grande santuario y en todos los templos de la república que hasta en los más sencillos talleres y comercios. Dando muestra testimonial del vigor de esa fe que parece aumentar año con año, y que nos muestra, que el mexicano jamás ha sentido la soledad porque se sabe acompañado en este caso de la madre de Dios. Y en el inicio del mes onceavo del calendario de los que se fueron y regresan en la fiesta más universal y mexicana de todas: La de Todos Santos y Fieles Difuntos. 

“El mexicano no está solo, nace en la orfandad porque es la primera soledad que se experimenta al nacer”, pero al paso descubre el sentimiento filial que es ese tipo de amor se categoriza como familiar porque se refiere a esos sentimientos de cariño y apego que se genera entre los integrantes de una familia y que se caracterizan por ser fuertes e inquebrantables. 

El amor filial es ese que se debe cultivar, cuidar, respetar y valorar. Entre padres e hijos o entre la pareja amada. Y que nos permiten vivir acompañados siempre. 

De ahí que el mexicano no está solo. Sólo busca su soledad para encontrarse.

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Francisco Jiménez Villa

Internacionalista, Historiador y Comunicador. Ex Presidente Nacional de los Cronistas de Ciudades Mexicanas. Cronista de Tepeaca, Puebla. Ha escrito más de 10 libros sobre historia regional. Catedrático en diversas instituciones Educativas, Director de Radio Tepeaca.com