Camina la ultraderecha

  • Rodrigo Rosales Escalona
Navega en el subterráneo de la falsa moral, hoy se dice herida y sangrante

Durante el siglo XIX, privó en México, un proceso de anarquía en el proceso productivo, así como en las relaciones políticas ante la falta de un poder político suficientemente fuerte y consolidado, que le permitiera imponer en todos los niveles sociales.

Derivando en una falta de desarrollo, en cuanto a que estaban ausentes todos los elementos que permitieran al país una unificación nacional, sobre todo política.

Por lo consiguiente, dicha anarquía, partió de las pugnas por el poder político y económico tan luego de la culminación de la independencia, donde un insipiente capitalismo criollo, junto con el clero, pretendieron y consideraron que son ellos los idóneos de dirigir a la nación, manteniendo a los sectores sociales totalmente en condiciones similares a la Colonia.

Es hasta que los liberales encabezados por Benito Juárez, emprenden por ir sembrando las bases de un país hacia el desarrollo económico y social, pero, sin el yugo del conservadurismo dogmático y ciego. Lo cual derivó en la Guerra de Reforma, derrotando a los conservadores, quienes vieron una nueva oportunidad, al ser comparsas con el bonapartismo imperialista e iniciar la intervención militar. Entre clero y conservadores, sumaron esfuerzos con el archiduque Maximiliano de Absburgo. Lamentablemente para ellos, la derrota fue contundente.

Con ello, la república restaurada, pretende ser el inicio de una nueva nación.

Como bien lo manifestó Carlos Mosiváis el 21 de enero de 2005 en San Pablo Guelatao, en el homenaje por el bicentenario del natalicio de Benito Juárez.

“Si Juárez no es nuestro contemporáneo, no es de nadie”.

La Revolución Mexicana, es la respuesta social contra la represión y sumisión absoluta del pueblo, donde la nación estaba entre el capitalismo criollo, el resurgimiento de un clero oportunista, más la repartición territorial del capitalismo inglés, francés y norteamericano, gracias a la dictadura porfirista.

Al culminar la Revolución, la burguesía incipiente, en desacuerdo al contenido de la Constitución, una vez más coincide con el clero dogmático, para iniciar una revuelta llamada “Sinarquista”, misma que es derrotada durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.

Cárdenas, durante su gobierno, emprende tareas primordiales como reparto agrario, una educación que imprimiera sentimientos de nación e identidad, las normales rurales, libertad sindical, nacionalización del petróleo. Claro que la oposición burguesa, en conjunto a Plutarco Elías Calles, quien deseaba imponer un maximato en Cárdenas, hacer de él un pelele, punto que Cárdenas, consciente de su apoyo social, enfrenta a la oposición y expulsa del país a Calles, a su vez, la burguesía hizo a un lado a la Constitución en el artículo 123, estimando que la clase trabajadora debe permanecer sin derechos laborales, situación que estalló en múltiples huelgas, donde Cárdenas explicó a los trabajadores cuentan con la Constitución, como su primer valuarte de defensa.

El imperialismo norteamericano e inglés, también fueron sometidos en sus intereses petroleros, para la nacionalización del mismo.

Después de Cárdenas, la política y poder, se conjugó con el otro poder, el económico empresarial, confiando en que la impunidad, avasalla toda protesta social. Es decir, burguesía y poder político, hicieron de la corrupción, la hermandad perfecta.

Todo movimiento social, ya sea obrera, campesina y otros sectores, incluyendo estudiantil y magisterial, al suprimirles el derecho constitucional de justicia, las demandas crecieron de tono, como también la respuesta represiva del poder, donde la violencia fue creciendo hasta estallar en dos actos criminales: el Dos de Octubre y el Jueves de Corpus.

Cada sexenio, ha estado marcado por la corrupción y represión social, donde la oligarquía y plutocracia, jamás expresaron una protesta contra actos criminales contra el pueblo. Silencio cómplice absoluto.

Mientras sus intereses económicos, financieros y de recibir beneficios y jugosos negocios, todo está tranquilo.

Ambos poderes, generaron una nación dependiente y capitalista, acuñada en principios de justificación “hacia el desarrollo nacional”. sin embargo, excluyeron de todo al país y al pueblo.

Ya con Salinas de Gortari, el neoliberalismo, imponiendo una castración y deformación a la Constitución, derivó en el proceso de privatización de bienes nacionales, así como derechos sociales, laborales y agrarios. Empobreciendo educación, sector salud, y un largo etcétera.

¿Y la burguesía cimarrona clerical?. Bien gracias, compartiendo el poder, así como de exigiendo mayores participaciones económicas y de negocios con el gobierno.

Al grado de que también les llamó la atención en participar y extender campos en la cuestión educativa, en cuanto a deformar el concepto de laicidad, porque postulan que el “Bien Moral”, está en principios de la Fe y una sociedad respetuosa de la ley. ¿De cuál ley está hablando? ¿Será la medieval?

El 29 de enero de 2006, el entonces secretario de Gobernación Carlos Abascal Carranza, en un acto de agrupaciones devocionales, según Abascal, a México le faltan horas-hinojos, y por eso pide volver a la religión como espacio de formación de valores. Y añade: “Es necesario recuperar con absoluta libertad de credos la religión como el espacio que propicie la vinculación, la reivinculación del ser humano  con su destino trascendente para que le dé a los valores éticos que han de comprometer su existencia diaria”.

La democracia incipiente en México, permite ser convocada cada vez que el juego electoral dicta que la democracia es para la igualdad nacional en todos sus aspectos. Empero, esa convocatoria limitadamente se traduce en los hechos, al contrario, la corrupción e impunidad, son el tema diario: jamás la sociedad, recibe de ella una vida digna, porque se la han secuestrado.

Cabe resaltar que mediante ese canto de sirenas de la incipiente democracia, la derecha confesional, se ha colado en diversos poderes de gobierno y legislativo, hasta han sido gobernadores y dos presidentes de la república.

El salinismo y el zedillismo, abonaron para el quiebre de la nación y sociedad, al violar a la Constitución en cada uno de sus actos, fueron desmantelando la economía y desarrollo nacional, así como soberanía. Una nación en crisis social, demandante de justicia, donde ya era imposible la continuidad de magnates políticos en un partido llamado PRI. Falta agregar que la burguesía clerical, también participó y complació con el Fobaproa-Ipab, y  otras lindezas.

Desde los ochenta, la complicidad con el PAN, aprendieron a compartir el poder, hasta que el límite social, los obligó a jugar otro tiempo, mediante sembrar que “ahora sí, la democracia es verdad”, mediante la imposición como presidente de la República de Vicente Fox, del PAN.

Con Felipe Calderón, una vez más, la burguesía cimarrona clerical, jugaron una vez más a ser demócratas en la presidencia.

Ambos, cumplieron al pie de la letra con los compromisos salinistas de ampliar el margen de la corrupción y empobrecimiento de la clase trabajadora, así de como reprimir todo acto de protesta, además de la modalidad de perfeccionar la extensión de otro jugoso negocio, el narcotráfico, que causó miles de muertos y desaparecidos, que al llegar otro más, pero ahora con el PRI, mediante Enrique Peña, el neoriberalismo narco, la privatización del país, alcanzó condiciones absurdas.

¿Y la derecha?

Para la próxima colaboración, daremos cuenta de otros pasos truculentos, quien, al sentirse fuera del juego perverso de beneficios, así como decir que está humillada por irle encontrando cómo navega en el subterráneo de la falsa moral, hoy se dice herida y sangrante. Cuestión que daremos cuenta, de momento, si primero ensayaron con FRENAA, hoy es mediante “Sí por México”, donde se sorprenderán de sus integrantes, que curiosamente son en su mayoría, los mismos de FRENAA.

 

rodigo.ivan@yahoo.com.mx

 

Analista político y de prospectiva social.

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.