Vamos por el Sí

  • Ana Teresa Aranda Orozco
El movimiento Sí oxigena el denso ambiente político que nos ciega e intoxica

Las elecciones del domingo pasado nos dejan elocuentes lecciones; la primera y más importante es que la oposición a Morena, a diferencia de lo que se empeña en repetir López Obrador, no está derrotada, ni moral, ni política, ni numéricamente, la segunda es que hace falta más que discurso para ganar los votos que hacen la diferencia entre ganar y perder, la tercera es que en democracia ni las derrotas ni las victorias son para siempre, la cuarta es que cuando el presidente no va en la boleta su moreno partido se desmorona, la quinta es que las encuestas ya no le atinan a los resultados finales, bueno ni se les acercan siquiera.  Y añadiría una sexta, que no hay ni partidos ni personajes políticos  muertos, a menos de que los primeros pierdan el registro y los segundos pierdan la vida y por tanto estén varios metros bajo tierra.

Así es como vemos que en Coahuila e Hidalgo el PRI, que gobierna en ambos estados, recupera impulso.  Se dice que sus estructuras operaron con todo, que recurrieron a la compra y al chantaje.  Pero cuando uno voltea a ver a Morena que hace lo mismo y peor a través de los programas sociales, ahora disponiendo del mayor presupuesto que para esos efectos se haya destinado en la historia, entonces la pregunta sería ¿por qué al Revolucionario le funcionaron sus estrategias y esas mismas no le funcionaron a Morena?  Y todavía más ¿por qué el PAN fue incapaz de motivar a los electores para que, esos votantes que no venden su voto ni se dejan chantajear fueran a las urnas y depositaran más votos a su favor?

Quizá sea la primera vez en mi vida que me alegra el triunfo del tricolor en ambos estados y de verdad que está muy lejos de mi anhelo la resurrección del sistema hegemónico que propiciaron y que solo a fuerza de la participación valiente y decidida durante décadas, de tantos ciudadanos se logró iniciar la transición democrática, que desgraciadamente no ha podido consolidarse.  Y es que estamos sufriendo un atorón en la transición que si no lo destrabamos a tiempo, garantizará la regresión autoritaria.

Pero no cabe duda, que los resultados de la jornada electoral son alentadores.  Morena no es invencible y quedó evidenciado.  Es momento de ponernos la pilas, sí, pero no solo de palabra, urge que en los hechos, haciendo a un lado la soberbia que propician los triunfos y desechando la frustración que para otros significaron las derrotas, pongamos manos a la obra para construir la alternativa que logre rescatar la esperanza en un mejor futuro, que consiga elevar el interés nacional por encima de los intereses partidistas, personales y de grupo.

Y precisamente es lo que están haciendo quienes organizados en torno al movimiento Sí Por México, una iniciativa ciudadana conformada por más de 400 organizaciones sociales  que busca impulsar una gran alianza social para rescatar a México.  Proponen una agenda que aborda los temas que más preocupan a los ciudadanos: la seguridad, el crecimiento económico, la igualdad sustantiva, el respeto a la libre expresión, al Estado de Derecho y la división de poderes.  Pasar de la protesta, a la propuesta y de esta a la acción privilegiando el diálogo.

A la presentación del movimiento seguirá la visita a los partidos para invitarlos a comprometerse con la agenda y proponer los mejores perfiles ciudadanos para que, aunados a los mejores perfiles de los institutos políticos se consiga en las próximas elecciones un cambio de rumbo para el país, donde los equilibrios y contrapesos funcionen en favor de las mejores causas. 

Estaremos atentos, muy pronto sabremos quienes estamos del lado correcto de la historia.  Por lo pronto y cansada como estoy de pronunciar, escribir y escuchar tanto anti, contra y no,  felicito a los iniciadores del SÍ. Sin duda vienen a oxigenar con su propositivo entusiasmo el denso ambiente político  que nos ciega e intoxica.  Se anuncian vientos de cambio.

¡Vamos por el Sí!

 

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Ana Teresa Aranda Orozco

Luchadora social. Madre de 6, abuela de 21. Diputada Federal, Titular DIF Nacional 2001, Secretaria Sedesol 2006, Subsecretaria de Gobernación 2008.