La suave patria del Litio

  • Atilio Peralta Merino
En el senado mexicano se plantea la necesidad de nacionalizar este recurso minero

Alza el pueblo de México la voz, demandando la nacionalización del litio, y a la mitad del foro del recinto senatorial se corta a la epopeya un gajo.

Los brazos del correo “chuán” irrumpieron con fusiles en Culiacán y semanas después en el enclave nazi croata de Santa Cruz de la Sierra, logrando, al menos de manera temporal, el derrocamiento de la autoridad que promovía en el Alto Perú la medida equivalente.

El paso de John Kelly del comando sur al consejo nacional de seguridad de la Casa Blanca, permite avizorar la relación de potencia a acto entre ambos sucesos, siempre fiel a sí mismos, como el ave del rosario taladrada una y otra vez por el rosario.

Al paso de completa rotación terrestre, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia se encamina a ganar la elección presidencial en primera vuelta, en tanto que en el senado mexicano se plantea la necesidad de nacionalizar un recurso minero que volvería a convertir a nuestros yacimientos en el palacio del Rey de oros.

 Siempre igual a si misma, la suave patria que ofreció asilo al presidente derrocado, se vio manchada con la intentona facciosa de declarar “persona non grata” al asilado por parte de una de sus legislaturas, y a consecuencia de ello hoy se dilucida ante los tribunales el alcance de la disposición que considera improcedente la acción judicial ante las resoluciones, más no ante las disposiciones que regulan la secuencia procesal del juicio político entre nosotros.

Ante el hecho de que, en  1935  Daniel Salamanca Urey planteó la necesidad de nacionalizar los hidrocarburos, surgiría en los consejos de guerra un simple cuestionamiento estratégico, ¿cómo invadir un país sin acceso directo al mar? Y, mientras se encontraba la solución de operaciones castrenses, azuzando diferendos con el Paraguay vecino en la región del Chaco, entre nosotros, Francisco J. Múgica había ensayado ya la puesta en marcha de operativos de control militar en las zonas del verde relampaguear de los loros y de la producción petrolera, los cuales habrían de ser desplegados en marzo de 1938. 

Estamos a una semana de que, según parecen indicar todos los sondeos de opinión, el MAS obtenga un contundente triunfo electoral en primera vuelta, mientras se disputa en los tribunales la viabilidad de fincar responsabilidades a legisladores que emiten decretos privativos, infamantes y al margen de todo procedimiento. 

Responsabilidad en la que incurrirían legisladores oriundos del terruño, en el que el poeta cantara a los ojos inusitados de sulfato de cobre de una novia muy pobre y con quién la dicha sería enturbiada por los silbatos de las locomotoras.

Hoy, nuestra casa es todavía tan grande, que el tren, acaso en marcha por medio de baterías compuestas por litio, habrá de ir por sus vías como aguinaldo de juguetería, perfilándose el referido mineral en una nueva fuente de enorme riqueza estratégica para el desarrollo futuro de la nación, siempre, claro está, que la voz que resuena en el senado sea escuchada y sostenido por la gran mayoría del pueblo y que no quede circunscrita a la exquisita partitura del íntimo decoro.

albertoperalta1935@gmail.com

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Atilio Peralta Merino

De formación jesuita, Abogado por la Escuela Libre de Derecho.

Compañero editorial de Pedro Angel Palou.
Colaborador cercano de José Ángel Conchello y Humberto Hernández Haddad y del constitucionalista Elisur Artega Nava