Todos aquellos que usaron Internet antes de las redes sociales conocieron un mundo donde era posible navegar en la red y utilizar salas de chat de manera anónima; donde fácilmente podrías obtener una identidad falsa sin dejar rastro de las actividades que realizabas en línea. Hoy en día, parece cada vez más difícil separar el mundo digital del mundo real, y es prácticamente imposible tener actividad en línea sin dejar rastro. No se trata de que publiques o no contenido en las redes sociales, sino que, con cada interacción, cada clic, cada vez que visitamos una página, estamos dejando un rastro de nosotros mismos; rastro que permite saber cuánto tiempo pasamos en una red social, cuál es el tipo de contenido que nos gusta más e incluso, cuáles son los hábitos de nuestro día a día. A veces, las plataformas digitales parecen conocernos más que nosotros mismos.  

Es cierto, tenemos acceso a un sinnúmero de plataformas digitales sin costo aparente; puedes publicar contenido en redes sociales de manera ilimitada, puedes subir cientos de videos a tu canal de YouTube, y tienes acceso a herramientas de productividad y correo electrónico de manera gratuita; sin embargo, todo esto tiene un costo real muy alto, ya que pagamos por estos servicios gratuitos con nuestra información y con nuestros datos personales. 

No solo se trata del manejo de la información que poseen las empresas que ofrecen los servicios digitales, sino también del robo de información que los ciber delincuentes realizan. Cada día vemos más casos de empresas que son atacadas y a las cuales les han robado grandes volúmenes de información personal de sus clientes, información que posteriormente puede ser utilizada para causar fechorías. 

Aunque es cierto, esta recolección masiva de datos también puede traer grandes beneficios para la salud de todos. De la mano de la inteligencia artificial viene una nueva ola de dispositivos digitales que recolectarán cada vez más información, pero a cambio, podrán detectar enfermedades a temprana edad y nos darán indicaciones personales de cómo mejorar nuestra salud. Como hemos mencionado, todos estos cambios tendrán un alto precio, la pérdida de la privacidad. 

Difícilmente podremos escaparnos del mundo digital, ya que hoy en día nuestra economía, nuestras actividades laborales, nuestra interacción con seres queridos y nuestro entretenimiento, se basa en el uso de plataforma digitales; no obstante, debemos ser más conscientes de esta situación y no confiar ciegamente en las plataformas digitales. 

La privacidad digital tomará mayor importancia en los siguientes años; seguramente veremos nuevos productos y servicios enfocados en proteger la privacidad y seguridad de la información de los clientes. Nosotros como sociedad, debemos también reflexionar si vale la pena tener tantos servicios y beneficios “gratuitos”, a cambio de la pérdida de la privacidad. Esto ya no es un tema tecnológico, es un tema que tiene impacto directo en nuestra sociedad.