Una mirada a niños y niñas que sin opción están confinados en una contingencia que puede afectar más allá de su salud física.

— Ahora vengo, voy al súper.

— ¿Puedo ir contigo, papá?

— No, recuerda que estamos en contingencia por el coronavirus.

— Anda, quiero ir contigo, yo también me pongo cubre bocas, y hago lo que tú hagas, y pues si tú puedes ir ¿por qué yo no puedo?

Jugaban, iban a la escuela, algunos tomaban clases extras en las tardes, hacían deportes, tenían planes. De pronto, de un día a otro, niños y niñas se vieron confinados a sus casas, sin más explicación que “hay que cuidarnos por una pandemia”, no tuvieron más opción que seguir las indicaciones de los adultos. Tomar clases desde casa, olvidarse de idas a cualquier lugar recreativo y también de cualquier convivencia con otros niños y niñas.

¿Cuántas conversaciones como la arriba citada se han escuchado durante la contingencia del covid 19?

Tristemente son muchas. Y sí, claro que es lo correcto, debemos cuidar a niños y niñas durante esta pandemia. Solo hagamos consciencia de cómo les ha afectado en su día a día. Si los adultos nos podemos desesperar o incluso caer en ansiedad por el confinamiento, por trabajar desde casa, por no salir… ahora imaginemos cómo lo vivirán los infantes desde su escasa conciencia.

A estos niños y niñas nadie les preguntó, solo se les dieron indicaciones y tenían que seguirlas. Imagino que en la mayoría se los casos se les trató de explicar la situación, aún así, hubiese o no un entendimiento, la única opción fue seguir la dicho por los adultos.

Y repito, mantener a los niños y niñas en confinamiento es lo correcto, pues sí pueden enfermarse de coronavirus, en lo personal he visto niños y niñas enfermos, he visto un área covid en un hospital infantil. Solo que no es nada más de este virus del que debemos cuidar a nuestros niños y niñas. Estamos ante una generación de menores que fueron aislados de la convivencia social, ante una generación que de un momento a otro cambiaron de rutinas y fueron aislados. Estamos ante el reto de una generación de niños y niñas que necesitarán muchos recursos para poder sobrellevar de una manera sana la nueva normalidad.

Mantengamos mucha comunicación con niños y niñas, informémosles a su entendimiento lo que sucede, sin caer en el alarmismo. Seamos creativos con las actividades de la cotidianeidad, e implementemos nuevas actividades y ejercicios. Fomentemos los contactos virtuales, tanto con familia como con amistades. Mostremos en todo momento una actitud positiva ante ellos y ellas; sí, puede ser difícil, sobre todo porque muchos pasamos momentos complicados por varios temas, solo recordar que ellos no tienen la culpa. Pongamos toda la atención posible en ellos, y no, no está de más decirlo: pongamos toda la atención posible en los niños y niñas. Para un niño o niña, sentirse tomando en cuenta, es el primer paso para una buena salud mental. Cuidemos de forma integral a lo más valioso que tenemos, nuestros niños y niñas.

Rescoldos.

Si es usted un adulto excepcional que ha mantenido un excelente manejo de la contingencia con los niños y niñas que lo rodean, lo felicito, y esta columna no le aplica.

Obviamente, de las situaciones que hablo, son de niños y niñas de un sector de la población, la mayoría. Por desgracia hay otro grupo de niños y niñas de extrema vulnerabilidad en zonas marginales, algunos de ellos ni se han enterado que existe la pandemia; pero de ellos y ellas hablaré en alguna otra entrega.

Rafael Reyes Ruiz

@RafaActivista

rafaactivista@gmail.com