¿Sexenio agotado?

  • Víctor Reynoso
Se habla ya de sus posibles sucesores, como que algo no va bien en el Palacio Nacional

Hoy ya nadie habla de la posible reelección del presidente. Como que no se considera que esto pueda durar más de seis años. Se habla, en cambio, de sus posibles sucesores: Sheinbaum, Ebrard, Monreal. Como si todos percibieran que algo no va bien en el Palacio Nacional.

Parece haber en este silencio reeleccionista un diagnóstico sobre el actual gobierno. Ante la más grave crisis sanitaria, económica y de seguridad que ha enfrentado el país en décadas, el presidente ha centrado su discurso en una rifa y en una consulta sobre si se debe aplicar la ley a los expresidentes.

En cualquier contexto ambos temas serían triviales, por decirlo suavemente. En el de las crisis actuales, son preocupantes. Ambos coinciden en una cosa: el presidente está centrado en el pasado, en la crítica a sus antecesores. Desvía la vista del presente y del futuro.

La rifa del avión que no rifó el avión parte de la crítica a los rasgos faraónicos de gobiernos anteriores. El juicio a los expresidentes a la corrupción del pasado.

Nadie puede estar de acuerdo con los excesos faraónicos o con la corrupción. El problema está en que se abandone el presente y el futuro para criticar lo que ya pasó.

Bien se ha dicho que este gobierno está cuidando los centavos y dilapidando los pesos. Es probable que la compra del avión presidencial haya sido un exceso. Pero el mantenerlo como se le ha mantenido ha costado millones.

Lo mismo se dice de las inversiones en PEMEX y de algunos proyectos como el tren maya y la refinería de Dos Bocas. No dejarán más que daños ecológicos y pérdidas multimillonarias. Mientras el presidente ahorra centavos al viajar en avión comercial.

El partido del presidente también tiene sus problemas. No parece haber sido diseñado como una institución que pueda funcionar por sí misma, con reglas claras que resolvieran los problemas propios de toda organización de este tipo.

La institucionalidad no parece ser una prioridad en los dirigentes y simpatizantes de Morena. Designaban a su partido como “partido-movimiento”. ¿Algo más o algo menos que un partido político?

Algo más, desde luego, responderán ellos. Pero ya estamos viendo los problemas que enfrentan al intentar renovar su dirigencia. El partido-movimiento no fue capaz de dar por sí mismo este importante paso, y han tenido que intervenir dos instituciones ajenas al partido y no muy apreciadas por él: el Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación y el Instituto Nacional Electoral.

Hay que recordar que en una república democrática los políticos están para resolver problemas públicos. Cuando ellos se convierten en un problema, algo está fallando.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.