El enemigo bajo la piel

  • Alejandra Fonseca
Esto ayuda a comprender al enemigo que, de repente, amanece conmigo bajo mi piel

“Hoy amanecí triste. ¡No me entiendo! Tengo unos cambios de humor de un día para otro ¡que ni yo sé qué me pasa! Me acuesto feliz, satisfecha y contenta de que mi día fue bueno: medito para dormir y duermo de maravilla. Me despierto tranquila, medito, pero cuando tengo que activarme, percibo que amanecí con el enemigo bajo la piel. 

“A pesar de la pandemia y el prolongado encierro, vivo sin sobresaltos, sin tristezas o estrés familiar; somos afortunados, no tenemos contagios ni defunciones en la familia, hasta hoy. Todos se vinieron a mí casa y nos cuidamos, nos distraemos, nos divertimos, leemos mucho, y desde luego tenemos nuestros espacios íntimos. Y para las compras designamos a dos que salen, los acompañamos y monitoreamos virtualmente y los apoyamos para que no descuiden el protocolo. ¡Una buena organización! 

“Unos trabajamos desde casa; otros salen a trabajar con todos los cuidados, y mis tres nietos, ¡felices en clases virtuales! porque aquí les echamos montón para explicaciones y tareas, y lo que no se le ocurre a uno, se le ocurre a otro. Y mientras ellos están en clases por internet, nosotros descansamos de las computadoras que te llegan a hartar. 

“Ahora hablo más con mis amigas porque antes con las prisas ni poníamos atención a lo que decíamos; hoy hasta charlamos de filosofía y el sentido de la vida, ¡que no eran nuestros temas! ¡Así hemos cambiado! Pero te digo, con todas estas bondades y bendiciones, hoy amanecí triste. Estoy bien consciente que la mente es el infierno, y de ahí sale el enemigo bajo la piel. Me pregunto ¿por qué la mente es así? 

“Terminé de leer un libro ‘El mensaje de Pandora’ que me impactó mucho, todavía no lo digiero del todo porque me cambió la vida ¡no te imaginas cuánto! Es una carta que una tía griega le envía a su sobrina y le confía un secreto: que los antiguos mitos griegos esconden la clave para comprender el origen de la vida, las enfermedades, ¡e incluso!, nuestro futuro como especie; y la lleva de la mano al instante en el que una chispa que surgió de repente nos hizo algo más que animales: ¡es el origen de la mente! Y le explica como esta mutación en nuestros genes, que evoluciona en nuestro cerebro, pudo deberse, --¡vas a decir que estoy loca!-- pudo deberse ¡a otra pandemia! La tía dice que estos virus pudieron haber llegado desde entonces, porque lo siguen haciendo, desde el espacio exterior en algún asteroide o cometa donde se hicieron resistentes al vacío y a las temperaturas más extremas, por eso no están ni vivos ni muertos, hasta fecundar nuestro planeta con su ‘carga vital’. ¡Espérate, no digas nada! La ciencia más ortodoxa sostiene esta hipótesis del origen de la vida y da una pista de que poco antes de desatarse el virus del COVID-19, un meteorito cayó cerca de Wuhan, en China, ¡el foco de la infección! 

“¡Ale! Esto me ha ayudado a comprender al enemigo que, de repente, amanece conmigo bajo mi piel: ¡Es mi mente! con su razón y sinrazón; sus corduras y locuras; su esperanza y torturas; con su lado creativo, luminoso y sano, y su lado destructivo, oscuro y enfermo; y quizá, ¡quizá!, fue un virus que atacó a los homínidos y la mutación genética dio al género Homo, evolucionando nuestro cerebro y la mente y éstas, estas  son las consecuencias; que a veces amanezca con el enemigo bajo la piel.”

alefonse@hotmail.com

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes