El otro infierno

  • Alejandra Fonseca
Me hice la prueba y salió positiva

“Me contagié de covid. Cuando empecé a sentirme mal, me hice la prueba y salió positiva. Me recluí en casa porque el médico del hospital me dijo: ‘No venga al hospital, ¡no sabe qué infierno es este!’ A mi esposa la contagié, pero fue muy leve, se curó muy rápido y gracias porque me pudo atender. Quedé aislado en una recámara por cerca de dos meses. Fue un infierno: me daban crisis respiratorias múltiples cada día y sobre todo por las noche;, no podía hablar porque se me acababa el aire; debí tener un tanque de oxígeno a la mano para ayudarme, pero gracias a Dios, no llegué a requerir ser entubado y eso me salvó de ir al hospital y quizás de morir.

“Me pegó duro por la edad, 54 años, soy diabético -controlado desde hace años, pero diabético- y por ser hombre. Me salvó, según dicen, mi tipo de sangre, O+. En fin, me curé, empecé a comer bien, dormir bien, sin crisis respiratorias, y a caminar en la recámara porque la doctora me dijo que me levantara, caminara, preparara mi desayuno y me urgía salir a trabajar ¡porque el dinero se acabó!

“El problema es cuando sales a la calle. Primero me iba de lado por tanto estar acostado ¡bajé 9 kilos!, así que el equilibrio estaba alterado y me apoyé con bastón y me fui a trabajar. Cuando me presenté en la empresa, no me dejaron entrar y me exigieron mis resultados negativos. Mostré mi comprobante y de todos modos no me permitieron la entrada; que les digo: ‘Yo ya presenté la prueba de que soy negativo de toda cepa, ¡ahora ustedes demuéstrenme que no son positivos, a ver cómo le hacen!’.

“Es muy triste cuando la gente sabe que tuviste covid; todo mundo te da la vuelta como apestado, y no saben que entraste y saliste de un infierno que ellos ni imaginan; pero regresar al mundo humano, con tanta discriminación y prejuicio, ¡es un peor infierno! 

“Entre cuatro paredes estás tú con tu mente repitiendo que nada te puede vencer; con tu cuerpo, tu malestar, tu dolor, tu falta de aire que sientes que te mueres, pero resistes porque amas la vida; con médicos y medicinas y rezas que hagan efecto beneficioso; con tu falta de apetito, tus dolores, el rostro de preocupación de tu familia…; ¡y sales al mundo, feliz porque estás vivo, libraste la mayor batalla de tu vida! Pero la gente no lo sabe y menos le importa; encuentras el averno de su rechazo, su desprecio e insultos, sus humillaciones que no se acaban... 

“Por eso mucha gente no quiere decir que tiene o tuvo covid. Muchos no entienden y te tratan como si fueras ya de otra especie. Yo me pregunto: ¿Dónde están los Derechos Humanos de quienes nos infectamos, sin haberlo elegido, al salir a trabajar? Porque no es lo mismo el que salió por salir a trabajar que el que toreó al virus, ¡no es lo mismo!

“¿Dónde están los derechos humanos para quienes vivimos el infierno de la enfermedad, y al ser sobrevivientes en esta pandemia, nos jodan la vida de fea manera y encontramos el otro infierno en el rostro y actitud de mucha gente de esta sociedad? ¿Quién detiene los insultos, las ofensas, la discriminación, los agravios? Nadie. A nadie le importa… Es jodido, porque la defensa de los derechos humanos es más para los delincuentes que para los sobrevivientes de esta pandemia. 

Es muy jodido…

 

alefonse@hotmail.com







 

 

 

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes