A ver, diez gobernadores abandonan la CONAGO, (Conferencia Nacional de Gobernadores) porque dicen que ya no es funcional.

Y están en todo su derecho. Como lo están los que permanecen y quieran irse después. O reformarla y quedarse.

Este organismo se creó en los tiempos de Fox. Frente a dos presidentes débiles, o acorralados o necesitados de legitimación, (Fox y Calderón, Peña tuvo otro trato al que hay que referirse más adelante) los gobernadores en la CONAGO armaron muy bien su juego.

Entendieron su condición natural de contrapeso frente al poder presidencial y obtuvieron cuantiosos ingresos. Un dato: Entre 2001 y 2018, el famoso Ramo 33 para los estados pasó de 30 mil millones de pesos a 156 mil millones.

El caso de Peña fue otro. Él compró la voluntad de los gobernadores para aprobar sus reformas y pactos.

Una de las consecuencias de todo esto fueron las inmensas fortunas que vía corrupción llenaron las alforjas de los mandatarios, de todos los partidos.

Los casos más célebres fueron los amigos y socios de Peña Nieto: unos en la cárcel, otros en vía de, y otros muertos. Muchos impunes.

La agrupación de gobernadores les funcionó tan bien, con holgura de recursos, ausencia de vigilancia en su manejo y aplicación,  y fiscalización disimulada o a modo, que muchos mandatarios priistas llegaron a coincidir: “ en tiempos de Fox y Calderón ni extrañamos al PRI..”

Y la otra de las secuelas de la largueza pecuniaria y laxitud en la revisión de su destino fueron las deudas que esos personajes dejaron en sus estados. Coahuila y Puebla son de los emblemáticos, por ejemplo. Aquí dejó Moreno Valle una deuda de más de 40 mil millones de pesos.

 Y las inconmensurables comisiones derivadas de estas “obras e inversiones”.

Ahora los gobernadores querían seguir en esa misma ruta, pero los tiempos han cambiado. El gasto federal, en buena medida se ha centralizado, y los recursos de otros tiempos ya no existen.

Sin embargo, tienen razón los gobernadores en plantear una mejor distribución de la captación fiscal, para que haya mayor justeza para las entidades que más aportan, y de igual modo para aquellos estados que más lo necesitan.

Ahí tendrá que aparecer el genio de la política y la administración, para armar un mecanismo fiscal que atienda con criterio de estadista la captación y el gasto. Un razonable equilibrio con todas las opiniones y criterios para apuntalar, en la medida de lo posible, los cimientos de la federación.

Pero entre tanto, diez gobernadores se van de la CONAGO con muecas de desagrado.

Queda claro que están actuando sin contravenir ley alguna y proceden con toda su soberana voluntad, como debe ser en este afán de construir en el país una mejor democracia.

Pero, atrás de estas actitudes es bueno ver en perspectiva lo que sucede en cada uno de esos diez estados.

¿Actúan por voluntad propia o siguen el mandato fiel de sus gobernados?

¿Tienen las más altas calificaciones para demandar un trato de excelencia?

¿Cómo anda el termómetro político en sus estados, en aquellos casos que están en vías de ser relevados, con las elecciones estatales del año entrante?

A ver, unos datos. Si partimos de la referencia reciente de aprobación a AMLO, los datos de encuestas recientes nos dicen: la cifra más baja de aprobación es de 53 por ciento de Mitofsky, y la más alta es de El País con 65.

De los 10 gobernadores de referencia, el único que tiene un aprobación arriba del 50 por ciento es el de Tamaulipas; le siguen Rosas, de Durango y Rodríguez de Nuevo León con más de 40 por ciento.

El resto (Chihuahua, Jalisco, Colima, Coahuila, Guanajuato, Aguascalientes y Michoacán) andan abajo del 32 por ciento de aprobación (“Arias Consultores”). Aureoles, de Michoacán, uno de los de más sonoras soflamas, tiene el 16 por ciento, casi con los del fondo de la tabla.

En favor del grupo de los diez, también es cierto consignarlo: esos estados representan el 40 por ciento de las exportaciones del país en el segundo trimestre de 2020,  generan  7 millones 800 mil empleos, el 40 por ciento del total, y representan, con 39 millones de habitantes, el 31 por ciento de la población de la nación.

¿Y en seguridad cómo andan?

En Michoacán el 86 por ciento de su población se siente insegura, en Chihuahua el 84, Nuevo León el 83; Jalisco 77; Colima 76; Guanajuato 75; Coahuila 71; Tamaulipas y Aguascalientes 66; y Durango 53 por ciento.

Hay 4 de esos diez estados en donde habrá elecciones el año próximo, eso pone nerviosos y activos naturalmente a sus gobernadores. Primero inquietos por el resultado de los comicios, luego preocupados por enfilar algún candidato que pudiera ser su herencia política, y finalmente ocupados -como resulta lógico- en transparentar bien todo y no dejar resquicios o fisuras en el ámbito de lo ilegal, que diera pie a un peligroso ajuste de cuentas al dejar la silla.

Pero sucede que en tres de esos cuatro  estados, Michoacán, Chihuahua y Colima, MORENA aparece con perspectivas de triunfo, a estas alturas. Nuevo León presenta un panorama de contienda muy cerrada entre PRI y MORENA. (Demoscopia Digital)

De manera que para leer y entender mejor los movimientos de los diez gobernadores que se van de la CONAGO, es útil poner sobre la mesa esta y mucha información que se genera en el día a día. 

De otra manera, nos quedamos en la atmósfera que alienta dimes y diretes, con una mezcla de verdades a medias, intereses completos pero disfrazados y presiones de toda índole que deforman, pero no informan.

xgt49@yahoo.com.mx