La secta de los Illuminati en Morena

  • Carlos Figueroa Ibarra

Hace unos días recibí por una de las redes sociales una foto de un tweet del presidente de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena (CNHYJ) en el que anuncia que Porfirio Muñoz Ledo va a participar en la encuesta para elegir al presidente de Morena. Dice el tweet emitido a las 5.09 pm del 4 de septiembre que Porfirio junto a la senadora Citlalli Hernández (que va por la secretaría general), son un estupenda opción. Más aún, dice el autor del tweet que Porfirio es el mejor candidato porque puede evitar que “fuerzas oscuras se apoderen de Morena”. El pronunciamiento  faccioso de quien dirige una comisión que se supone debe ser neutral ante la contienda interna en el partido, culmina el desaseo en que ha caído una comisión que debe ser honesta y justa. Le da continuidad a una conducta partisana a una instancia partidaria que debería estar más allá del bien y del mal.

El mismo 4 de septiembre, la CNHYJ emitió una resolución  que tiene una dedicatoria para Yeidckol, puesto que prohíbe a cualquier integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena participar en la encuesta. Paradójica resolución para una comisión que está reducida a dos personas puesto que la tercera que firma esos resolutivos, Gabriela Rodríguez Ramírez, no debería ser parte de la misma en tanto que es funcionaria del gobierno de la Ciudad de México. Advierto un doble estándar en la CNHYJ: presta a vetar  como participante en la encuesta a quien ocupe un encargo en el CEN, pero autocomplaciente para mantener como integrante a alguien que está haciendo funciones de gobierno. Como dice el dicho bíblico: mira la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.

Más allá de esta incongruencia, me ha llamado poderosamente la atención la metáfora de la oscuridad. El que emite el tweet referido, advierte “fuerzas oscuras” que pueden ser contrarrestadas por alguien que encabece a las fuerzas de la luz. Una vez más es posible advertir  la lógica maniquea presente en el conflicto interno en Morena. Los partidarios de Bertha Luján se presentaron a sí mismos como los portadores de la pureza ideológica y moral, hicieron ejemplos de la traición a los principios a los que pusimos en duda la veracidad del padrón de militantes de Morena y por ello optamos por la encuesta. Hoy vemos a esa secta de  iluminados que luchan contra la oscuridad,  divididos entre los que apoyan a un neoliberal como Mario Delgado y los que buscan en el prestigio de una figura histórica como Porfirio Muñoz Ledo (uno de los políticos más brillantes de México), el paraguas para hacerle frente a  Yeidckol Polevnsky. La secta de los Illuminati con justeza advirtió que no les alcanzaba con Bertha Luján y buscan a un personaje de la talla de Porfirio. Así de grande ven la fuerza de la actual secretaria general de Morena.

La metáfora de la luz y la oscuridad es ampliamente recurrida en el mundo de la política y de las ideas. Desde la lucha de la ilustración contra el oscurantismo, hasta la resistencia contra la “Fuerza Oscura” de los héroes de la zaga de la Guerra de las Galaxias. En estos días, la metáfora le ha sido aplicada por la periodista Olga Wornat a Felipe Calderón alias  “el Oscuro”. Como quiera que sea, el conflicto interno en Morena va más allá de un análisis binario, menos aún el enfoque sectario que ve el bien (la luz) en un lado y el mal (la oscuridad) en el otro. Me queda claro entonces, que la secta de los Illuminati no encaja en lo que supuestamente debe ser el movimiento de la Cuarta Transformación. Menos aún en los que supuestamente administran justicia en el partido.

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Carlos Figueroa Ibarra

Sociólogo, profesor investigador de la BUAP, especializado en sociología de la violencia y política. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2022).