Honestidad y portales periodísticos

  • Xavier Gutiérrez

Hace muchos años, en la revista “Siempre” se dio una simpática polémica sobre la honestidad.

Los colaboradores, la mayoría notables periodistas, políticos, escritores  e intelectuales, de vez en cuando sostenían entre ellos sabrosas polémicas.

Ese tipo de comentarios animaba mucho el atractivo de la publicación, aparte de los artículos de cada uno.

Esta clase  de controversias tenía espacio en las primeras páginas y, cuando se producían, cada uno de los debatientes hacía gala de muy buena prosa, argumentos duros y fino sentido del humor.

El público disfrutaba enormemente de este duelo de ideas, choque de ingenios, esgrima aguda y destellos de ironía y humorismo.

En cierta ocasión una de las colaboradoras ya de provecta condición, sostuvo una discusión filosa con otro de los articulistas, y entonces éste, en la segunda réplica, le salió al paso de manera elegante pero tajante, con algo más o menos así:

-Mira querida amiga, para que partamos los dos con un piso de honestidad para con los lectores, yo te invito a que, para comenzar, a partir de tu próximo artículo publiques adjunto al texto (como todos aparecían) tu fotografía actual, de otra manera no estamos siendo honrados con el público. Si mentimos con la imagen, también hay que dudar de los argumentos.

Cabe decir que la foto de la dama databa ya de algunas décadas.

Honestidad se refiere al que no miente, no engaña, tiene buena reputación; viene de honor: fama, gloria, dignidad, integridad.

Hoy en el mundillo público se alude mucho a esto  pero en la realidad no abunda.

A la hora de contrastar los dichos con los hechos los protagonistas quedan a deber.

Y las redes se prestan a que la verdad y la honestidad se escabullan, se adulteren, se disfracen para engañar a la gente.

Y así van personajes por el mundo, desfachatados, cuando los han exhibido con malolientes trapos al sol.

Este punto lleva a sugerir que en los portales de los medios algo debiera hacerse porque, al amparo del anonimato o de pseudo lectores, se ven por doquiera denuestos, insultos, calumnias y auténtica porquería  contra autores y juicios que se exponen.

De entrada no hay equidad. Quien publica un artículo con sus ideas, lo acompaña con la firma y, por lo común es una persona de reconocida solvencia, aunque hay excepciones.

Ya se sabe que un medio es público y, como tal, quien ahí aparece  siempre estará  expuesto a ser rectificado, desmentido o exhibido si se aparta de la verdad, adultera hechos, o si su propia trayectoria muestra lo contrario a lo que predica.

Pero en la mayor parte de los portales,  al calce, viene una catarata de comentarios y opiniones que atacan de modo soez y asqueroso al colaborador, siempre, claro, desde el oscuro anonimato. Esto equivale a tirar la piedra y esconder la mano. Todo eso no construye, no aporta nada.

El medio, con un errado concepto de la libertad del lector publica todo lo que llega, las más de las veces estiércol puro.

Eso no se vale, no debiera permitirse por elemental respeto a quien firma lo que piensa y escribe.

Ha existido en algunos medios la figura del ombudsman del lector, pero parece que no ha tenido una utilidad práctica. Debiera recuperarse con un sentido de procurador inteligente e imparcial.

Puede haber, por supuesto, lectores respetuosos que aporten puntos de vista informados, inteligentes, y que con sus ideas y razonamientos enriquezcan el comentario leído, coincidiendo o discrepando, pero en un marco de absoluta urbanidad y tolerancia.

O definitivamente, cerrando la puerta que la permisividad tecnológica permite a esa clase de personas resentidas, ignorantes, patológicamente agresivas que intoxican un espacio público.

Lo que ha hecho nuestro generoso espacio que encabeza Rodolfo Ruíz, E-consulta,  ha sido acertado. Ignoro técnicamente cuál sea el mecanismo, pero sin duda hay un filtro  sensible que evita esta clase de contaminación anónima.

Creo que hay que partir de  que no todo en la modernidad de la comunicación es perfecto, impoluto y encomiable.

Debe existir la mano del profesional, subrayo PROFESIONAL (como es el caso de Rodolfo y compañía), que con una amplitud de criterio pero a la vez con una férrea fidelidad con el público, respeta criterios y libertad, y ofrece a la sociedad un espacio de independencia, análisis periodístico y dignidad sumamente respetables. Sin basura cavernaria.

Quienes aquí colaboramos estamos, mínimamente, obligados a respetar y honrar este clima de periodismo.

xgt49@yahoo.com.mx

 

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.