Educar y andar en bici: el desarrollo de la autonomía

  • Juan Martín López Calva
“Educar es como enseñar a ir en bici”.

Carles Capdevilla. Educa como puedas.

https://www.podiumpodcast.com/educa-como-puedas/temporada-1/ensenar-a-ir-en-bici/

 

Disfruté mucho escuchando la única temporada del podcast Educa como puedas y lamenté mucho el fallecimiento de su creador, el periodista y comunicador especialista en divulgación de temas educativos Carles Capdevilla.

Todavía hoy, a pesar de haber escuchado muchas veces cada uno de los episodios recurro a él cuando quiero divertirme y pensar sobre temas relacionados con la educación de los hijos.

El día de hoy, último domingo del octavo mes de este año tan raro y prácticamente perdido en cuanto a nuestros hábitos de convivencia académica, familia y social volví a recurrir a él mientras trataba de hacer un poco de ejercicio para mantener lo mejor posible mi estado de salud física y emocional y ver un escenario distinto al de las cuatro paredes de mi casa –y la de todos ustedes- donde transcurren mis días y mis semanas desde hace ya más de cuatro cuarentenas.

Elegí el episodio titulado Enseñar a ir en bici en el que el comunicador catalán hace una analogía entre el proceso de educar y el de enseñar a nuestros hijos a andar en bicicleta.

¿Por qué educar es –o debería ser- un proceso parecido al de enseñar a los niños a montar y transportarse en una bici?

En primer lugar, dice Capdevilla porque andar en bici es algo riesgoso que implica la posibilidad de caer y lastimarse pero aún así se lo enseñamos a nuestros hijos porque es algo divertido, útil y que vale la pena a pesar de sus riesgos.

Además de esta primera razón, en el episodio se plantea que andar en bici es algo que requiere del acompañamiento y el sostenimiento de los adultos al inicio y de una inyección de confianza en la que decimos al niño o niña: “no pasa nada”, “no te vas a caer”,  “tú puedes”, “es fácil” a pesar de que no sabemos si realmente va a ser así.

En tercer lugar, educar es como enseñar a andar en bici porque al finalizar el proceso el niño que ha aprendido a andar en bici se va solo, nos deja parados a medio camino y emprende su propio trayecto en el que se mueve ya usando sus propios recursos: habilidades físicas, coordinación motora, fuerza muscular, equilibrio y seguridad emocional, ejerciendo además su libertad de decisión al elegir el camino por el que quiere transitar y la meta o el lugar de destino al que quiere llegar.

Una vez que ha aprendido a manejar la bicicleta, el niño o la niña va desarrollando a través de la repetición y la innovación nuevos recursos que lo llevan al dominio de ese instrumento de movilidad, de manera que puede incluso darse el lujo de intentar usar una sola mano, ir por caminos empedrados o con obstáculos, buscar desafíos en cuanto a velocidad y trayectoria, etc. Se vuelve cada vez más dueño de sus propios trayectos y es capaz de asumir sus propios riesgos.

Tomo la analogía que da título y tema a ese episodio del podcast porque me parece que es muy adecuada sobre todo en estos tiempos en los que se tiende a pensar que educar es enseñar a las nuevas generaciones a buscar su felicidad sin ninguna restricción y evitarles cualquier tipo de conflicto, riesgo o frustración.

En el proceso de aprender a andar en bicicleta, recuerdo esos tiempos de mi infancia en los que las caídas y los raspones y moretones eran parte del proceso de aprendizaje y del camino hacia el dominio de esta destreza y veo ahora a los niños aprendiendo con cascos, rodilleras, coderas y todo tipo de protecciones para evitarles cualquier mínimo daño si tienen una caída, en un contraste radical de visiones que me parece son aplicables a la visión sobre el proceso educativo en general.

Porque si educar es un proceso cuya finalidad es “enseñar humanidad a la humanidad” como dice Rodrigo de Zayas citado por Morin, me parece que en la visión educativa actual los padres y los maestros estamos inmersos en una visión que está privando a las nuevas generaciones de aprendizajes clave para saber en qué consiste ser humano.

Es muy importante saber que enseñar humanidad implica enseñar que la vida no solamente tiene ángulos de felicidad y recompensa sino también momentos y etapas difíciles, llenas de elementos estresores, experiencias dolorosas, situaciones injustas o incomprensibles. Aprender humanidad implica experimentar la frustración, el enojo, el dolor y desarrollar la capacidad para enfrentar estas experiencias y seguir adelante.

Aprender humanidad consiste también en vivir las caídas y desarrollar elementos para saber cómo y cuándo levantarse, adquirir la capacidad de ser no solamente resilientes sino antifrágiles, es decir, capaces de mejorar a partir de las crisis y de los elementos de estrés y oposición que nos presenta la vida.

En este proceso de aprendizaje de humanidad resulta muy importante para los niños y adolescentes ir aprendiendo a soltarse y a avanzar por sí mismos –desarrollar su autonomía responsable- y para ello los adultos –padres y profesores- tenemos que aprender a soltar, a dejar ir.

El siempre recordado maestro Miguel Manzur decía que los profesores deberíamos asumir la filosofía del andén y no la de la residencia palaciega, es decir, tener mucha claridad y suficiente desapego de los estudiantes para formarlos para asumir que se trata de verlos partir hacia el desarrollo de su propio proceso existencial y no de mantenerlos siempre cerca y bajo nuestro techo protector.

Un ingrediente fundamental de toda buena educación es entonces el desarrollo de la autonomía de los educandos, la capacitación para ir formando sus propios criterios y tomando sus propias decisiones.

Esto debe hacerse desde que son pequeños e irse desarrollando cada vez más a medida que van creciendo y madurando. A esta visión le he llamado Educación de la libertad y considero que todos los educadores deberíamos trabajar en esa perspectiva desde cualquier asignatura que nos toque impartir.

Educar es como enseñar a ir en bici, es brindar el apoyo y las herramientas para que cada niñoo niña desarrollen sus propias capacidades y su autonomía para verlos un día encontrar el equilibrio y dejarnos atrás mientras emprenden su propia aventura y buscan sus propios caminos.

 

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).