Chismorreo

  • Víctor Reynoso

La lista de los políticos mexicanos corruptos es larga y ominosa. Pero ninguno había implicado en sus ilícitos a su esposa, a su hermana y hasta a su propia madre, como lo hizo Emilio L. Es triste que la palabra de individuo se esté tratando de utilizar para “moralizar” nuestra vida pública.

Los malos resultados de este torpe intento ya están a la vista. Lejos de la aplicación de la ley, lo que tenemos es un tremendo chismerío. Lejos de un Estado de Derecho tenemos un Estado fallido, en este aspecto en particular.

El chismorreo que surgió, de forma obsesiva, desde el gobierno, fue respondido por sus opositores. El presidente promovió que los videos de funcionarios del Senado recibiendo dinero se publicitaran. No esperaba que sucediera lo mismo con los videos de su hermano Pío.

Habrá que ver los efectos políticos. Los de corto plazo en las encuestas de aprobación del presidente. Puede que no afecten mucho. El presidente tiene una base electoral sólida, que se deja influir por estos hechos.

Lo más probable es que esa base electoral crea en la justificación de nuestro gobernante: esos millones que recibió Pío no son corrupción, son colaboraciones. Pocos se enterarán que es claramente una violación de la ley. O si se enteran no les importará: consideran que la justicia está por encima de la ley.

Y la justicia ellos mismos la definen. Como la esposa del presidente, que hizo una analogía curiosa: las donaciones que Leona Vicario recibió para apoyar la independencia. Ya historiadores la desmintieron: Vicario donó, no recibió donativos. Pero eso no importa. El mensaje tácito es que, si la causa es buena, las transferencias de millones son buenas. ¿Que violan la ley? ¿A quién le importa la ley si estamos defendiendo nuestra causa?

El presidente recurrió a otro personaje histórico, Gustavo Madero, hermano de Francisco, quien, dijo, donó dinero para la revolución de 1910 y luego el gobierno se lo regresó. Consideró que era un donativo del pueblo. ¿Quiénes son el pueblo? Los Madero eran una de las familias más ricas de la época. Si están con la causa con que simpatizo, son pueblo.

Preocupa lo que está detrás de estas afirmaciones: yo defino la realidad. Yo decido qué es válido y que no. En función de mis ideas, que reflejan mis intereses.

No parece que los efectos a mediano y largo plazo todo esto sea favorables para nuestro interés público.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.