Pequeños signos, grandes retos

  • María Teresa Galicia Cordero

De tan pequeño, tal vez no nos hemos detenido a pensar en todo en lo que está repercutiendo este virus y no solo en nuestras vidas, en toda la humanidad.  

El coronavirus representa un signo que demanda el cambio y transformación de todo lo que hasta ahora hemos hecho, especialmente cuando la naturaleza nos está mostrando que, lo que en realidad necesitamos, es sobrevivir.

Mañana inician sus actividades los alumnos que cursan su educación escolarizada, ante una realidad que no es lineal y si de incertidumbre. Será necesario ir recorriendo este trayecto escolar adaptándonos a la heterogeneidad de los recursos existentes y a la diversidad de las experiencias tanto de los docentes, como de los alumnos y sus familias.

No podemos dejar de lado que esta pandemia no solo ha tenido repercusiones en la salud y la economía de las personas, también en lo social, que ha impactado a todos de manera considerable.

Tampoco que nuestros alumnos no son únicamente destinatarios de los procesos de enseñanza, hay que fomentar su protagonismo, imaginando y recreando escenarios diversos ampliando sus espacios de aprendizaje, aun cuando estos sean a distancia o virtuales.

La complejidad de lo que se nos presenta es estar abiertos al cambio, asegurando el diálogo, con estrategias basadas en el cuidado, la dignidad y buscando abrir el abanico de propuestas que tengan relación con la vida en la que están situados los estudiantes, porque hasta el aprendizaje en casa, puede expandir aún más las brechas de la desigualdad, cuando las circunstancias y el tiempo que los padres destinan a sus hijos es diferenciado.

Cada uno de nosotros tiene que analizar con honestidad, lo que se propone que se enseñe y se aprenda en una realidad inédita como la de ahora y tal vez, algunos podremos afirmar   que es necesario darle una vuelta profunda, cambiar la realidad y los modos de vida que hemos propiciado hasta ahora.

Según Dussel (2020), somos eurocéntricos en todo lo que hacemos y en todo lo que estudiamos, por lo que propone educar a partir de la   filosofía del buen vivir, en el sentido de los pueblos originarios como proyecto de vida , porque unifica la existencia humana y le permite dar sentido a todo lo que acontece cotidianamente, contrario a lo que la modernidad ha promovido  que se basa en el desarrollo de la producción y la destrucción de la naturaleza. En sus palabras: “el cataclismo de la humanidad”.  

El está apoyando la inserción de las materias: “Vida Saludable” y “Filosofía, la Ética de la Vida” en el currículo de la educación obligatoria en México, fundamentadas en la Filosofía de la Liberación.

El reto ahora, es que los docentes de todos los niveles y modalidades, vayamos intentando realizar un nuevo tipo de ejercicio pedagógico desde nuestros espacios cotidianos para enfrentar la crisis actual, intentando no seguir acumulando los efectos y errores que nos han conducido a lo que ahora, es nuestro presente inmediato.   

Referencia:

Dussel, E. (2020) “El virus, la vida, la ética y la filosofía”. Conferencias Educativas. 

 

Opinion para Interiores: 

Anteriores

María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.