Un minuto de silencio

  • Enrique Cárdenas Sánchez

El pasado fin de semana el presidente López Obrador pidió un minuto de silencio por el fallecimiento de las más de 50 mil personas a causa de la pandemia. En el patio central de Palacio Nacional se pudo observar cómo un miembro de las fuerzas armadas hacía el llamado al silencio en honor de los caídos.

Dicha ceremonia es consistente con la narrativa oficial, compartida por el subsecretario López Gatell, que todas esas muertes eran inevitables o, pero aún, que han sido causadas por otras enfermedades o por las empresas de alimentos azucaradas y comida chatarra. El virus y otros son los culpables de la catástrofe. El gobierno declara que ha seguido una estrategia impecable al evitar que los hospitales queden rebasados ante tantos fallecimientos. Por eso, argumenta la narrativa oficial, el tratamiento de la pandemia ha sido un éxito en México, pues se han evitado escenas trágicas como en Europa en que los médicos tuvieron que decidir quién moría y quién se salvaba ante la falta de ventiladores. En México, dice el Presidente, hay camas disponibles y nadie se ha quedado sin tratamiento médico. Por eso se ha salvado a quien se podía haber salvado. México ha dado un ejemplo al mundo de cómo hacer las cosas, reafirma frecuentemente el Presidente.

Me resulta indignante que quien dirige al país, y en este caso, quien dirige la política sanitaria, brinde un homenaje a las personas fallecidas por la pandemia. El mismo Presidente no ha hecho lo suficiente para evitar que haya más personas contagiadas. Me resulta una afrenta a la inteligencia colectiva afirmar que el éxito de la lucha contra la pandemia sea que haya camas disponibles, cuando la misma gente le huye a los hospitales. Cierto, muchas personas habrían de fallecer inevitablemente por el COVID-19, pero muchas otras han muerto por negligencia o incompetencia en el diseño y ejecución de la política pública.

Las primeras víctimas han sido los médicos, enfermeras y personal sanitario. Hace casi dos meses que la Secretaría de Salud indicó que, al 16 de junio, el 2.6% de los fallecimientos eran personal médico (no tengo información más actualizada). Es una proporción altísima comparado con cualquier otro país (Brasil 1.22%, Perú 0.86%, Estados Unidos 0.54%, China 0.5% y Reino Unido 0.40%). Para que esta tragedia ocurriera faltaron la capacitación especializada al personal para protegerse y los equipos e instrumentos de protección. Ello es responsabilidad directa del sector salud en particular, y del gobierno federal.

Por otra parte, la instrucción que tenían los hospitales COVID era que sólo recibieran a los pacientes cuyo estado de salud ya fuera delicado. Si los síntomas eran relativamente leves, los regresaban a su casa con analgésicos. Por ello en los primeros meses de la pandemia más del 60% de los pacientes de COVID que ingresaban al hospital fallecían en menos de cuatro días y al 16 de junio fallecía el 42.5% de los ingresados. Las autoridades parecen haber relajado esa política y al día de hoy dos tercios de los pacientes que ingresan al hospital fallecen en 8 días o menos de su ingreso, de acuerdo con la base de datos de la Dirección General de Epidemiología. Solamente el 5.6% de los pacientes hospitalizados que mueren por COVID fallecen tras 20 días o más de haber ingresado. Hoy, el 36.4% de los pacientes de COVID ingresados a un hospital han fallecido.

Tampoco se puede cargar la responsabilidad a la comida chatarra y a las empresas que las producen. Mientras que en 2019 hubo 101,257 muertes por diabetes mellitus, al día de ayer lamentamos la muerte de 54,666 por COVID-19, y para el 1 de diciembre el Instituto de Métrica y Evaluación en Salud de la Universidad de Washington pronostica 180 mil fallecimientos (https://covid19.healthdata.org/mexico). Para ese momento, la pandemia habrá sido (con datos oficiales) la primera causa de muerte en México en el 2020. De hecho, ya en este momento (al 11 de agosto), el número de personas menores de 44 años que han muerto por COVID es mayor que por diabetes: 5,975 por el virus y 4,905 por diabetes, en todo 2019.

Nunca sabremos cuántas de las personas fallecidas por COVID-19 podrían seguir con nosotros si el gobierno hubiera implementado una lucha contra la pandemia más eficaz, y haber seguido puntualmente los lineamientos de la OMS. Lo único que estamos ciertos es que el gobierno de México no ha hecho un buen trabajo, y que su incompetencia ha costado muchas vidas de mexicanos.

Señor presidente, indigna que pretenda aliviar el dolor de tantos mexicanos con un minuto de silencio. Ahórreselo.

 

 

Enrique Cárdenas Sánchez

Universidad Iberoamericana de Puebla

Signos Vitales

Puebla contra la Corrupción y la Impunidad

enrique.cardenas@iberopuebla.mx

@EcardenasPuebla

 

 

 

 

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Enrique Cárdenas Sánchez

Economista, exrector de la UDLAP. ExDirector del Centro de Estudios Espinosa Yglesias. En 2019 fue candidato a Gobernador de Puebla en las elecciones extraordinarias. Director de Puebla contra Corrupción e Impunidad