El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales editó el libro “La cruel pedagogía del virus” de Boaventura De Sousa Santos, quien es profesor catedrático jubilado y director emérito del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra. En este libro el autor analiza la pandemia desde las ciencias sociales y cómo impactará en nuestra vida en diferentes formas.

Su tesis sobre los tipos de crisis que desata el capitalismo financiero mundial desde un estado de crisis permanente, que De Sousa Santos considera genera una situación doblemente anormal, por un lado, es por naturaleza excepcional y temporal y constituye una oportunidad de superación para mejorar; por otro lado, cuando la crisis es pasajera debe explicarse por los factores que la provocan. Sin embargo, cuando se vuelve permanente la crisis se convierte en la causa que explica todo lo demás. Como es el caso de la inseguridad pública, el rezago educativo, la brecha económica, desigualdad social y demás asuntos negativos de la agenda pública.

Boaventura reconoce que así es como hemos vivido las últimas cuatro décadas y se ha agravado la crisis a escala mundial.

Destaca que “La etimología del término pandemia dice exactamente eso: reunión del pueblo. La tragedia es que, en este caso, para demostrar solidaridad lo mejor es aislarnos y evitar tocar a otras personas. Es una extraña comunión de destinos. ¿Serán posibles otras?” se pregunta el sociologo brasileño.

Es cierto que la desaceleración de la actividad económica del país más grande y dinámico del mundo Estados Unidos tiene consecuencias negativas, pero también posee algunas positivas como la disminución de la contaminación atmosférica.

Sin duda la pandemia se ha vivido de forma diferente de acuerdo a las características del régimen político de cada país, mientras que China ha implementado métodos de represión y vigilancia es más evidente que las medidas han sido efectivas. Pero sería muy cuestionable este tipo de medidas en un régimen democrático.

Por otro lado las democracias son cada vez más vulnerables a las fake news, y las medidas deberán estar basadas en políticas públicas que involucren a las comunidades en una acción más participativa y menos coercitiva.

Este análisis sin duda será un referente para el mundo postpandemia, por lo que en siguientes artículos lo seguiremos comentando.