'Lo que oigo, olvido; lo que veo, recuerdo; lo que hago, aprendo.'

  • Gustavo Santín Nieto
De la cotidianidad, extraño las charlas que semanalmente sostuviera con el Maestro...

Cartas a Gracia  

De la cotidianidad, extraño las charlas que semanalmente sostuviera con el Maestro José Luis Velásquez Báez, Gracia. Las conversaciones que manteníamos en “torno a una mesa de café” y que religiosamente duraban una hora (iniciando a las 8 de la mañana), en la que abordaban temas de pedagogía y de análisis de la política educativa adoptada por los gobiernos en turno; materias de las que es un erudito y de quien nunca dejas de aprender. Su sapiencia, alimentada por la formación académica que adquiriera de sus maestros (entre los que recuerda a Gregorio de Gante), sus años de lectura y por su desarrollo profesional en la quen destaca su labor docente en beneficio de innumerables generaciones de alumnas y alumnos, lo mismo que la conducción -por 16 años- de la dirección del Instituto Normal del Estado (INE).   

Las charlas, que en muchas ocasiones se convertirían en conferencias magistrales, iniciaron en el desaparecido Hotel del Alba, transformado años más tarde en el Presidente Intercontinental, ubicados en la Avenida Hermanos Serdán, muy cerca del INE; café que con el tiempo se trasladaría al Restaurante del Hotel del Portal, situado en la esquina de la 2 norte y de la Avenida Maximino Ávila Camacho y que, por angas o por mangas, desapareció de la noche a la mañana. A su cierre por remodelación, las sesiones se mudarían al restaurante del Hotel Royalty, ubicado en el Portal Hidalgo y que, agobiado por las crisis económica y sanitaria, cerrara sus puertas “temporalmente” tras más de 100 años de historias.

La remembranza viene a colación por el anuncio del Acuerdo de Concertación suscrito entre el  gobierno de la república y 4 televisoras, éstas últimas, empresas que tomarán la batuta del capítulo del programa “Aprende en Casa II”, con las consecuencias que acarreará para más de un millón y medio de estudiantes que cursan la educación obligatoria. De inmediato, la medida fue criticada por la CNTE y aceptada por el SNTE.   

  

Las enseñanzas del maestro Velázquez, seguramente recordadas por sus incontables alumnos entre los que se encuentran personas felices, otras exitosas e inquietas, revolucionarias, maestras y maestros, dirigentes sindicales, funcionarios gubernamentales entre muchos otros más. Pero, volvamos al tema que nos ocupa: el de las clases por televisión. A pregunta expresa, seguramente habría contestado que veía “mal la medida” y me hubiese indicado que recordara que “la iniciativa privada nunca va a cambiar su ideología, su forma de pensar, su forma de ser y, mucho, menos sus intereses”; acotaría que no habría de olvidar que la televisión no es un método y que sería solo un recurso adicional entre muchos más (aunque la SEP asuma la titularidad de los contenidos, basados “en los planes y programas de estudio vigentes y en los libros de texto gratuito). La plática derivaría no tengo duda alguna, al carácter profundamente individualista que fomenta “la caja tonta”, frente a la naturaleza social de la relación entre maestro-alumno, entre compañeros y de la misma manera, las que se crean con otros grupos de estudiantes con quienes conviven en diferentes momentos de la jornada escolar.   

Seguramente, la plática derivaría en el papel que en estos meses jugarían maestros y maestras de escuelas públicas; antaño, eje de la relación social que se establecía con el alumnado bajo su responsabilidad. Cuestionaría el papel marginal asignado al magisterio en este período; opinión coincidente con la postura de la CNTE, organización que “busca apagar la tele”, ya que “contrario a los dichos del Gobierno, sí se está sustituyendo a los maestros, pues sólo unos aparecerán en el televisor impartiendo clases [...] La televisión es la gran educadora y los maestros solo calificaremos lo que enseña la televisión”, señalan. Educador de toda la vida, el Maestro Velásquez insistiría en la crítica al carácter pasivo que acompaña a las niñas y los niños telespectadores; su incidencia en padecimientos como la obesidad y otras derivadas, como la diabetes, males cardiacos y renales, combatida por las secretarías de salud y de educación; y al individualismo, contrario al carácter social que por naturaleza acompaña al proceso educativo.  

Concluiría la charla de algún jueves cualquiera, recordando un proverbio chino atribuido a Confucio y que le gustaba repetir por sintetizar el carácter participativo del proceso educativo: “Si lo veo puedo tal vez recordarlo; si lo veo y lo escucho, podrá serme de mucha utilidad; pero si lo veo, lo escucho y lo hago, jamás podré olvidarlo, porque forma parte de mí mismo”.  

El café Gracia, sería una crítica en sí misma, a la que se sumarían otras mencionadas con oportunidad y a las que sobre el tema realizan los interesados, maestras y maestros perjudicados y especialistas en cuestiones educativas. Posturas como las vertidas en contra de la reforma educativa de Peña Nieto, elaborada y procesada al margen del magisterio nacional y el uso de la violencia para someter a los trabajadores de la educación; la sustitución de los talleres en la educación básica por los clubes del Sargento Nuño, entregados a empresas privadas mediante la publicación de un acuerdo secretarial que así lo permitió en aquellos tiempos. No se habrían salvado los 450 millones que costará la producción de los contenidos y su transmisión en cadena nacional, y las limitaciones de los programas Aprende en Casa.

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Gustavo Santín Nieto

Poblano por elección. Profesor Educación Primaria, licenciatura en Economía UNAM y Maestro en Administración Pública INAP Puebla. Asesor de SEP en varios estados. Miembro SNTE. Dirige IUP y Coordina la AUIEMSS