Ante la pandemia, asumir responsabilidades

  • Xavier Gutiérrez

Esa manera de ser de un alto porcentaje de la sociedad mexicana está detrás de las dimensiones mortíferas que ha alcanzado la pandemia.

No se deja de lado el papel o responsabilidad del gobierno. Que si la estrategia del confinamiento fue tardía, que si faltó energía o disciplina, o equipo. Todo esto es cierto.

Pero subyacen causas, idiosincrasia y factores que no se deben pasar por alto. Y a los que no se les presta la atención que merecen. Incluso se ocultan, o se  niegan.

Uno indudable es la pobreza y el analfabetismo. Estos dos, combinados, explican el hecho de que una parte de la población rural diga que el contagio no existe, que es un cuento.

Y con muertos entre el vecindario, lo siga sosteniendo.

La consecuencia directa de esto es mortal. Tuve noticia de un pueblo cercano aquí a la capital. Un domingo reciente tuvieron una fiesta familiar con baile y todo. Obvio, hicieron caso omiso de toda recomendación o prevención. El martes había al menos cinco contagiados con la vida en un hilo.

En otro pueblo hubo un convivio similar. Llegaron parientes de la ciudad de México. Comida, baile y jolgorio. Una de las visitantes, infectada, se puso grave y regresó de inmediato a la capital. En el pueblo dejó una estela de contagiados. A los pocos días los muertos sumaban media docena.

Esto, cierto y grave, multiplíquelo por todo el país. Las víctimas, en los últimos cinco meses, pueden sumar miles y miles. ¿Es culpable el gobierno?

En las calles, en los mercados, en las centrales de abasto, el comercio sigue su curso. Muchos de los concurrentes no portan mascarillas. Dejan de lado la disciplina y celo de las demás medidas de higiene: el saludo, el lavado de manos, los utensilios de los alimentos.

El riesgo de contagio es latente y potencial. Las consecuencias: el crecimiento exponencial de las cifras de infectados y muertos. Atrás de las estadísticas letales esta todo esto.

De todo esto, ¿es culpable el gobierno?

Otro factor innegable es la desigualdad social. México es un país con una altísima población que vive en la informalidad, no hay empleos fijos, y el razonamiento elemental de “si no salgo a trabajar no como, no comen mis hijos..”, es un argumento brutalmente cierto.

Claro, a esta defensa también le acompaña el comportamiento irresponsable de muchos de no usar mascarilla ni otros medios de prevención, arriesgando lo más valioso y único patrimonio de la diaria existencia: la vida misma.

Estas condiciones explican también las cifras absolutas de contagiados y muertos en México. Esto hace al país radicalmente distinto a las naciones desarrolladas europeas, por ejemplo. Y pone de relieve que las comparaciones que suelen hacer algunos medios, sólo por población, son sesgadas o tramposas.

A todo esto, agréguese el asunto de fondo: la población más vulnerable,(caldo de cultivo de la mortífera pandemia) es la que por décadas sufre padecimientos invisibles en apariencia, pero que tiene la muerte agazapada en el cuerpo, en la familia, en la casa.

Nos referimos a la obesidad, la diabetes, el sobrepeso y los padecimientos cardiovasculares.

Otra vez, las capas mas pobres y clases medias del país están en estas condiciones. ¿Por qué? Entre otros muchos factores, porque ellos, durante décadas, han sido víctimas, carne de cañón de insaciables comerciantes sin escrúpulos.

Ese enorme segmento de la población mexicana, los mayormente marginados en todo, que suman millones y millones, han sido los grandes consumidores de refrescos, alimentos chatarra, consumidores cautivos de la televisión mexicana, una enorme población sedentaria encadenada al consumo, la diversión chatarra, el futbol y la manipulación en todas las formas posible.

Atrás de esto, ha estado siempre una santa alianza multimillonaria y explotadora insaciable: los sucesivos gobiernos, en contubernio con poderosísimas transnacionales y sus socios mexicanos.

 Esa triple alianza, succionadora ilimitada de capitales mexicanos hacia el exterior y forjadora de increíbles fortunas nacionales explica, por ejemplo, la campaña contra el doctor Hugo López Gattel y autoridades mexicanas del área de la salud. Y no de ahora, años atrás.

Como se podrá apreciar, en un muy somero vistazo al endemoniado problema que representa la pandemia en nuestro país, responsabilizar al gobierno es lo más fácil, cómodo y hasta se emparenta con la moda y el “prestigio”.

Ciertos medios y periodista se suben al tren de la moda de atacar de modo imparable, sistemático y diario al gobierno. Este vicio, por cierto, siempre ha sido parte del periodismo facilón y ramplón que el país ha tenido, consecuencia de un subdesarrollo cultural y perezoso de este ámbito.

Pero poco énfasis se pone en el análisis de fondo, en las causas reales, en el comportamiento irresponsable de buena parte de la sociedad mexicana, en la autocrítica necesarísima de todos para, tomar la parte que nos compete y asumir la responsabilidad personal y familiar.

Un elemental principio de honestidad de todos es ver las cosas en su dimensión real, y asumir los deberes que nos corresponden.

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.