De la catacumba al fascismo

  • Rodrigo Rosales Escalona

Tercera y última

Desde las raíces del fascismo y nazismo, la tendencia continúa con y en aras de promover el «principio del placer» como nuevo imperativo social, la forma dominante del Capitalismo occidental trae consigo, gracias al desarrollo vertiginoso de los medios de reproducción, un paraíso artificial de tecnicidad y virtualidad. Es la explosión de la infoesfera, una sobrecarga de estímulos informativos que delimita el campo de lo visible y lo invisible, privilegiando la imagen como leitmotiv de la era postalfabética. En este contexto, desencadenan, en el universo cultural de la comunicación tecnomediática, inquietantes fenómenos de ficcionalización que diluyen el límite entre lo literal y lo metafórico, en lo que constituye una mutación cognitiva de la humanidad sin precedentes históricos.

Historia donde el capitalismo se siente que sus objetivos de explotación y control de los pueblos, se estanca y queda al descubierto que su “supuesto bienestar social”, es falso, en cuanto a que privilegia sus intereses económicos, marginando y excluyendo a los pueblos de un bienestar con justicia. Cuando estos se movilizan para protestar contra tal canibalismo capitalista, es entonces cuando recurre a evidenciar y reprimir, empleando los Aparatos del Estado para reprimir en todos sus métodos, es decir, difamando, distorsionando, sembrando falsas noticias, vituperando a los movimientos y líderes, de ser un “peligro” para la democracia y libertad. Claro que el concepto e ideología del comunismo, lo ignoran por completo en su filosofía política y económica, mucho menos comprenden a Carlos Marx.

Sembrar miedo entre la población, de que, si se exige justicia, los activistas pretenden dirigirse en crear un comunismo. En sí, un día y otro también, vacían sus discursos para imponer una propaganda de masas negativa, propaganda que bien la diseñó el fascismo y nazismo.

Al culminar la Primera Guerra Mundial, que más bien fue una guerra entre el capitalismo salvaje, quienes pierden en los hechos, son los ciudadanos, porque deriva en pérdida de sus limitados bienes, en desempleo, empobrecimiento y precarización, derivando en protestas y demandas sociales contra los regímenes que se enfrentaron por intereses económicos y geopolíticos, usando a los ciudadanos como carne de cañón.

Claro está que en medio de todo esto, tenemos a la incipiente Revolución Rusa y nacimiento de la Unión Soviética de 1917. Lo paradójico, resulta que los enemigos que se desgastaron en las trincheras, resultan aliados, cuando los aliados occidentales de la Triple Entente y fuerzas extranjeras intervencionistas proporcionaron importante asistencia a las unidades del Ejército Blanco. Esto llevaría a algunos a ver al Ejército Blanco como representante de los intereses de las potencias rivales, elemento que la propaganda bolchevique aprovechó plenamente, difundiendo que los oficiales blancos sólo obedecían órdenes de Francia y Gran Bretaña, contrariando el interés de Rusia. Incluso, empresarios alemanes, contribuyeron con dinero, armas y contingente militar contra el ejército rojo.

En el campo de batalla el Ejército Blanco contó con colaboración de fuerzas extranjeras (me refiero a japonesas, británicas, canadienses, francesas y estadounidenses, entre otros). Incluso, entre marzo y abril de 1918 se creó un cuerpo expedicionario aliado para intervenir específicamente en Siberia Oriental. En oriente el Ejército Blanco dependía completamente de la asistencia militar de parte del Imperio del Japón.

Así como la miseria agraria, la inexistencia de derechos laborales en Rusia zarista, da origen a la Revolución de Octubre, en Italia, finales del siglo XIX, la crisis agraria, generó un aumento del desempleo y continuas contracciones de los salarios, lo cual generaría en una movilización social que explica la proliferación a partir de este momento (finales del siglo XIX), de las asociaciones de obreros y campesinos. He aquí uno de los elementos que servirán de diana en los futuros discursos fascistas: cualquier asociación de obreros con matices políticos más propios de la izquierda, serán señalados por Mussolini y el resto de ideólogos del fascismo como causantes de las desgracias del país.

En el caso de Alemania, el final de la guerra, da principio a movimientos sociales, obreros y campesinos, en condiciones extremas de pobreza y hambre, tendientes a demandar al capitalismo respuestas, quienes entendieron que los manifestantes tendían al comunismo. En una cervecería, donde se reunían grupos conservadores alemanes, el ejército alemán, infiltró a su agenta y agitador Hitler.

El objetivo central fue infiltrar y romper movimientos socialistas, para que no se contaminen de los efectos de la Revolución Rusa.

Incluso, capitalistas norteamericanos y europeos, financiaron al fascismo y nazismo desde su nacimiento. En cuanto a Alemania, el ultranacionalismo con respecto a considerar a pueblos ajenos a esa nación, sobre todo judíos, los sentimientos eran de considerarlos inferiores (recordemos que Europa religiosa, los persiguió y reprimió, incluso en la Nueva España).

Si bien es cierto que el nazismo exterminó a 6 millones de judíos en los campos de la muerte, no podemos ignorar que, entre gitanos, comunistas, antifascistas, liberales, intelectuales, guerrilleros en los países europeos sometidos, fueron asesinados 3 millones y medio. En cuanto a soviéticos, soldados prisioneros de guerra en campos de concentración, de hambre, fusilados y otros métodos, la suma total fue de 4 millones y medio; civiles fueron masacrados un total de 15 millones. De ahí que, para el pueblo ruso, cada año celebran el triunfo del pueblo ruso con la designación de Guerra Patria.

En el contexto alemán, el ascenso del nazismo es congruente con la presencia de un clima social y cultural predominantemente conservador y autoritario. Por lo que este ambiente político, social y cultural que llega a incubar al fenómeno nazi.

Llama la atención que ambos autores actores de dictadura, son datos acerca de la filiación juvenil en los movimientos católicos conservadores y nazis a principios de los años treinta. En la concepción del fascismo es producto de un ambiente conservador, cuya “célula germinal central” es la familia patriarcal, que el nazismo recupera como símbolo. Esta línea analítica trazada por Reich lo lleva a prestar especial atención a la situación de la niñez, la juventud y de la mujer en el fascismo, lo que no es común en su época.

Una de las primeras teorías psicológicas del fascismo fue propuesta por Wilhelm Reich. Su libro La psicología de masas del fascismo se basó en un supuesto simple: el fascismo y otros males de la sociedad moderna se derivan de frustraciones sexuales. Según Reich la energía emocional embretada por el Partido Nazi fue esencialmente una energía sexual por lo que, como resultado, poco cabe extrañarse de que su imagen del Otro odiado. Los fanáticos que son personalmente unos reprimidos, niegan su propio Yo narcisista y egocéntrico, pero su imaginación está constantemente molestada por su suposición de que el odiado Otro es libre de dedicarse a todos los actos de los cuales él se priva. Por supuesto que la real vida distinta del Otro, en realidad no cuenta: lo que sí cuenta es lo que se imagina el fanático.

Pese a la simplicidad de las teorías de Reich sobre el fascismo, ellas contienen una idea interesante: el apoyo al fascismo es una respuesta a anhelos no materializados. Esta noción fue desarrollada por Erich Fromm quien, como Reich, intentó combinar las teorizaciones freudianas con las marxistas. Su obra clásica, El miedo a la libertad, arguye que el fascista potencial es una persona que está amedrentada por su libertad personal.

La sociedad moderna crea problemas existenciales, sobre todo, por la imposición capitalista al individualismo. En tanto que el Individuo medieval tuvo una identidad fijada por su nacimiento que lo colocaba en un sitio preciso, nada ambiguo, en el seno de la sociedad, la gente moderna dispone de una libertad mucho mayor para forjar su propia identidad. Sin embargo, esa libertad trae consigo una inseguridad existencial, desconocida en las sociedades cerradas de otros tiempos. En épocas de tensión económica, grandes cantidades de gente tienden a rechazar esa libertad y añorar la seguridad de un mundo acotado y de una identidad fijada.

Es meritorio que el capitalismo, es el principal interesado en que el conjunto social, no adquiera una idea clara del por qué de su exclusión y marginación económica y laboral, por lo que la alienación que recibe, es impulsarlo a tener miedo a la incertidumbre, a negar una postura política contraria a las élites económicas y políticas que los mantienen en las trincheras de la injusticia.

Inducir y sembrar miedo contra cualquier postura política que pretenda una justicia social, inmediatamente es denunciada de “Populista” o “con tendencia comunista”. Al mismo tiempo los impulsos agresivos son liberados con sadismo contra los "enemigos" del Estado, quienes son calificados de seres inferiores y representan exactamente la libertad que los fanáticos se niegan a sí mismos. Es decir, el lenguaje empleado es agresivo, de demeritar e insultar a “esos enemigos de la libertad moral”, porque son quienes ponen en peligro “su libertad”.

Quienes asumen de que las masas no comprenden que actúan así, por su bien, sin aclarar a qué se refieren con ello, generan un lenguaje de miedo para crear fanatismo irracional contra quienes comprometen o perjudican la moral y buenas costumbres, por lo que los fanáticos pueden negar sus propios sentimientos en tanto que paladean obsesivamente esos sentimientos proyectados sobre el odiado Otro. El resultado neto se parece a esos periódicos sensacionalistas que condenan con torpedad los escándalos de todo tipo que están informando al público, en tanto suministran a sus lectores todos y cada uno de los detalles picantes, de modo que la inmoralidad pueda ser disfrutada de segunda mano en tanto queda preservada la fachada de rectitud moral, así se totalmente falsa y manipulada la información y noticias.

En Europa, Estados Unidos y América Latina, el conservadurismo derechista, es inducido a la inconciencia de ropaje fascista, alienándolos a resentimientos exacerbados contra las libertades sociales contrarias a la injusticia, donde el supuesto populismo comunista, va contra la moral.

De la Catacumba el Fascismo es real en estos escenarios, todos, se sumen respetuosos de la democracia, evadiendo una realidad del sistema de explotación salvaje. Su moral carece de justificación.

Francia, Alemania, Italia, España, Ucrania, son los principales países donde el fascismo o nazismo emerge de esas catacumbas. El poder económico y político de los halcones norteamericanos, han sembrado de dictaduras y golpes de estado en nuestro continente, sembrando de acciones bélicas contra países y pueblos soberanos. Situación que se agrava con Donald Trump contra el mundo.

México no se escapa de esa tendencia conservadora a ultranza, donde la historia demuestra que de se mantienen en catacumbas rumiando procesos contra la libertad democrática popular. Hoy se manifiestan lujosamente en sus automóviles, asesorados por una supuesta intelectualidad que orbita en sentimientos dictatoriales. Personas, que no personajes, que sirven a intereses ajenos al pueblo.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx            Analista político y de prospectiva socal

Bibliografía:

Reich, W. La psicología de masas del fascismo. Ed. Colección R. 1981

Woolf. J. La naturaleza del fascismo. Ed. Grijalbo. 1974

Poulantzas. N. Fascismo y dictadura. Ed. Siglo XXI, 1981

Bourderon. R. El fascismo. Editorial Nuestro Tiempo. 1981

Buron. T. Los fascismos. FCE, 1983

Dakov. A. El nazismo y la Guerra Patria. Ed. Pravda en ruso. 1984

Cedillo. J. A. Los nazis en México. Ed. Debate.2007

Fascismo. Revista de la Universidad de México, Núm. 858. 2009

Poulantzas. N. Poder político y clases sociales en el estado capitalista. Ed. Siglo XXI. 1982

 

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.