Gigante serie de Netflix de la vida real

  • Abelardo Fernández

Lo verdaderamente impresionante es que hasta el momento no existe ningún director o productor de series televisivas que pudiera abarcar esta interminable cantidad de historias que estamos presenciando todos los mexicanos, ningún raiting se compara con este interminable escenario de cacería de ratas por todos lados, jamás de los jamases pensamos en vivir para ver todo esto junto, de verdad que es impresionante. Recuerdo el clamor popular especialmente de la derecha de que este gobierno no atrapaba a los corruptos y malhechores que todos sabíamos quiénes eran y dónde estaban, recuerdo la incesante bulla descalificadora que implicaba la conclusión de que todo era igual y nada cambiaba, los mexicanos, acostumbrados por décadas a vivir esta situación de que todo seguía igual y nada cambiaba regresábamos a nuestra consabida sensación, pero ahora, ahora quiero decir en estos días, vivimos una especie de incredulidad combinada con sorpresa, asombro, que, poco a poco, comienza a convertirse en una inquietante fruición, una especie de adicción, estamos picados de saber todo esto que esperamos durante décadas, los mayores como yo, sabiendo que el mal terminaría por caer al final de la serie, que de verdad todas estas noticias de la captura de Lozoya y sus declaraciones desde las que comienzan a huir ratas por todos lados, no lo podemos creer, insisto, es una serie que ni el propio Netflix la puede trasmitir, no necesitas pagar ningún cable y ningún sistema de de series o películas privadas, sólo con meterte al internet y escuchar las notas, los comentarios, los artículos, las acusaciones, las pesquisas, las respuestas simuladas afirmando que tales acusaciones son falsas, en fin, jamás habíamos vivido este escenario cinematográfico-político de una manera tan encarnizada.

La captura de Lozoya, su detención en calidad de testigo protegido, las primeras declaraciones señalando a Videgaray, las evidencias de lo que tanto escuchamos y de miles de maneras ya sabíamos, y por supuesto nunca dejamos de sospechar, Videgaray  fue siempre el director de una orquesta priista donde Peña Nieto sólo aparecía como el payasito y el bufoncito de la comedia, el hazmerreír, la entrada de Odebrecht, los sobornos millonarios en maletas deportivas llenas de fajos y fajos de billetes para los diputados que tendrían que aprobar la maldita reforma energética, qué cosa, la aparición de Ricky Riquín Canallín recibiendo multimillonarios sobornos para organizar el numerito de la aprobación, casas gigantes en el extranjero por todos lados que no sé a quién quieren engañar que les alcanza con su sueldo para adquirirlas, ¿cuántos capítulos llevaría esta serie, miles quizá?, ¿qué nombre llevaría cada capítulo? Las acusaciones directas a Anaya y la inminente huida del país de un montón de gente corrupta que después de todo y al final de todo no volverá a tener nunca en su vida una vida tranquila, digna y pacífica, mucho menos satisfactoria, qué cosa tan espantosa de verdad.

Nada sería más impactante y conmovedor que los mexicanos pudiésemos ver una película de todo esto que está sucediendo dirigida por Luis Estrada, por ejemplo, no lo sé, no dejo de impactarme y al mismo tiempo reconocer que estoy desarrollando una especie de morbosidad periodística de qué es lo que va a seguir los próximos días y cómo, esperemos así suceda, las cosas decentes comiencen a acomodarse en este país y volvamos a creer en una patria sana, honesta, buena, incorruptible, decente, trabajadora, amable, amorosa, completamente disfrutable, sin racistas ni discriminaciones, sin las asquerosas mentiras y los chanchullos que habíamos naturalizado, habíamos ciudadanizado, nada. Salen y huyen las ratas por todos lados, hace años compuse y canté muchas veces una canción, que grabé en uno de mis discos, y que en cierta ocasión Cuarto Blanco llegó a interpretar, que se llamaba, o se llama, Las Ratas del Mercado,  recuerdo que el estribillo final decía: son las ratas, las ratas, las ratas, las ratas, las ratas con corbataaaaa. En fin, estoy seguro de que hay muchos temas que tratar hoy en día pero de verdad que no pude eludir este morbo intestino que padezco de tanta cacería de ratas y de que finalmente, este bendito pueblo, vea la luz moral que merece, que siempre ha merecido y que merecerá por el resto de sus días. Y además de todo esto, tengo la íntima sensación de que todo esto va más allá de las posturas políticas que asume cada quién, estoy seguro que a estas alturas de la lectura no dejarás de decir que soy un vulgar chairo y toda esa verborrea vomitiva, aquí el asunto es que tú estás tan clavado en todos estos chismes como yo, es más, si tú de alguna manera estás involucrado en la repartición y el salpicoteo de todos estos sobornos, no tengo absolutamente la más mínima duda de que no dejarás de buscar la más pequeña noticia nueva para ver cómo es que van avanzando las cosas, pagarías lo que fuera por ver en Neflix esta serie después de haber esperado con ansia la serie que hablaba del comunismo en américa latina donde se incluía a AMLO en la lista de los dictadores más sanguinarios del mundo. Yo, por el contrario, no tienes idea de la sensación de sanación que comienzo a sentir después de mirar todos estos capítulos delirantemente interesantes, es una cosa que la esperanza se me llena y se me vuelve a llenar, que el amor por mi país me reboza el corazón, de verdad lo digo. En fin, por supuesto que estamos frente a un escenario de verdadero cambio, y, no manchen, lo que le falta, a penas está comenzando todo esto, ni diez series de Netflix les alcanzan para completar todas estas historias… bien, un abrazo a todos, mi afecto reiterado para este país.

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Abelardo Fernández

Doctor en Psicología, psicoterapeuta de Contención, musicoterapeuta, escritor, músico y fotógrafo profesional.