Estoy viendo con mucha preocupación que las cosas se están complicando en todo el país, y por supuesto, en Puebla. La pandemia nos sigue ganando la batalla. El número de contagios sigue creciendo y cada vez es mayor el número de decesos. La semana pasada se registró un nuevo record nacional con 8 mil 438 contagios, en un solo día. Y el municipio de Puebla se ubicó nuevamente en primer lugar nacional con casi 12 mil contagios, superando a Iztapalapa.

Lo peor, es que todo parece indicar que así vamos a seguir y que esto se va a extender todavía por varios meses más; lo que implica que miles de empresas van a seguir cerrando, que se van a seguir perdiendo miles de empleos y que van a seguir creciendo las carencias, la pobreza y el hambre.

Lo que más me preocupa es que muy pronto empezaremos a ver cómo crecen los niveles de delincuencia y de violencia. No tengo duda de que estamos ante el mayor reto sanitario y económico que jamás hayamos vivido. Pero la mayor amenaza que enfrentamos es que esto se nos convierta en una ruptura del orden social. Es decir, que la descomposición del tejido social nos lleve a una espiral de inseguridad y violencia de la que nos costaría muchísimo salir. Hay que hacer algo pronto. 

Por eso, el día de ayer presenté un punto de acuerdo en la Cámara de Diputados para exhortar a todos los gobiernos estatales, a que impulsen la firma de un Pacto de Bienestar en cada uno de sus estados. Creo que ha llegado el momento de que cada entidad federativa construya su propio camino para superar la pandemia y detener la descomposición social. Por ello, estoy haciendo un llamado a que se impulse un proceso de diálogo para corregir el rumbo y para redefinir, entre todos —sin excluir a nadie— el mejor camino para para salir de esta crisis.

Para poner el ejemplo, estoy haciendo pública en mis redes sociales, la propuesta para iniciar este diálogo en Puebla (fernandomanzanilla.com.mx). Así como en el resto del país, creo que llegó el momento de que nos pongamos de acuerdo en cómo salir de esta situación de emergencia. La idea es que en este diálogo participen todos: trabajadores, empresarios, medios de comunicación, universidades, iglesias, sindicatos, organizaciones de productores, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres y los tres niveles de gobierno. El objetivo es ponernos de acuerdo, de una vez por todas, en cómo superar esta pandemia y cómo rescatar la economía y el bienestar. Tenemos que dejar a un lado nuestras diferencias, y recuperar la confianza y la unidad. Solo así nos podremos concentrar en sacar al estado de esta crisis y evitar una tragedia social de mayores consecuencias.

¿Cuál sería el objetivo de este Pacto? En primer lugar, lograr la recuperación económica, priorizando tres aspectos: que ya no crezca la pobreza por la pandemia, recuperar los empleos perdidos y sentar las bases de una economía solidaria. Segundo, detener la propagación del virus con un sistema estatal de pruebas y el uso obligatorio del cubrebocas. Tenemos que equipar mejor al personal de salud y mejorar sus condiciones laborales. Un tercer objetivo sería definir, de manera precisa, los criterios de reapertura y reanudación de actividades. Sí hay que abrir la economía, pero hay que hacerlo con la mayor seguridad y certeza de que el riesgo de contagio será el mínimo. Y cuarto, proteger a la ciudadanía e impedir el crecimiento de la delincuencia en esta pandemia.

Creo que es hora de construir un Nuevo Pacto de Bienestar para Puebla y para cada estado de la República. Porque la pandemia nos ha demostrado que nadie puede solo. Que la única forma de salir de esta tragedia es poniéndonos de acuerdo para, de verdad empujar todos, hacia un mismo lado. Y que, si no transformamos profundamente el sistema económico actual para convertirlo en uno menos desigual, más equitativo y sostenible, esta pandemia podría marcar el principio de una crisis humanitaria sin precedentes. Urge poner manos a la obra y definir el nuevo Pacto de Bienestar que necesita Puebla.