De la catacumba el fascismo

  • Rodrigo Rosales Escalona

PARTE DOS

Una sociedad mal informada debilita la democracia

 

Ahora más que nunca se demuestra que la desinformación debilita la democracia

 En el pasado, la extrema derecha podía ser presentada como un pequeño grupo que podía ser derrotado. Sin embargo, en la actualidad la frontera entre centroderecha y extrema derecha se ha derrumbado

 No debemos subestimar el hecho de que el fascismo no se soluciona por vía judicial; sin una estrategia correcta, otras personas serán víctimas de un ataque mucho peor. Hoy se manifiestan con liberad en automóviles, confiando que sus “intelectuales” y voceros, les garanticen que sean calificados “como garantes de una democracia contra el populismo”. “Una mentira repetida mil veces, se hace verdad”

Carlos Marx no fue culpable de la existencia de Stalin, como tampoco Cristo de pedófilos y manipuladores de la fe, transformándola en “Opio del Pueblo”

Imposible haya quien ignore el trágico acontecimiento que cometieron el fascismo, nazismo y falangismo, que derivaron en sufrimiento y estragos de su aplicación como sistemas de gobierno, cuyo significado salvaje, destructor, cruel, incapaz de valorar la cultura ni la vida humana.

El fascismo, nazismo y falangismo recuerdan el mayor flagelo impuesto al mundo, sobre todo a Europa, por hombres bestialmente degradados, deshonra y afrenta de la condición humana. Sus vástagos vuelven a ser hoy en muchos países una grave amenaza para la humanidad, quienes, a pesar de adquirir otros rostros, en nombre dela democracia, en el fondo, la ultraderecha, posee el mismo rasgo y perfil.

Por desgracia, no son sólo nociones abstractas, históricas, sino también elementos concretos de la vida social contemporánea, sus puntos de vista y acciones de personas reales, que representan una amenaza mucho más terrible, debido al enorme poder de los modernos medios de destrucción.

El fascismo en Italia, el nazismo en Alemania y el falangismo en España, poseen rasgos en común, donde el objetivo es impedir o destruir toda forma de expresión y actos de exigir justicia de parte de la clase oprimida contra la opresora.

¿Cómo definir el fenómeno en su conjunto? Se emplea la palabra “fascismo” en su sentido general, y en ese caso comprender todas las interpretaciones nacionales: se puede ser italiano, alemán (nazista) o español (falangista); puede existir y existe fascismo norteamericano, inglés, francés, ucraniano, portugués, brasileño, en conjunto, aborrecen la libertad de pensar, de ejercer el conocimiento y razonamiento, por y para el bien de la humanidad, en contra de atavismos burgueses.

¿Qué es el fascismo? ¿Qué significa este pavoroso flagelo social que padece nuestro planeta como una epidemia a partir de la primera mitad del siglo XX?

Como dictadura, es decir, la violencia en el gobierno de la sociedad, es un fenómeno tan antiguo como el Estado, por cuanto éste es expresión de aquélla. ¿Acaso el ejército, la policía, las cárceles, no son formas de realizar la violencia, de imponer la voluntad? Para ello, cuando decimos “dictadura”, no debemos detenernos aquí, sí añadir: de quién es y contra quién se ejerce.

La sociedad humana ha conocido una sola forma de dictadura: la delos fuertes contra los débiles; la delos ricos contra los pobres; la de los opresores contra los oprimidos; la minoría contra la mayoría. Tal como los que se asumen falsamente demócratas, pero en los hechos, su actuar es conservadora a ultranza, anhelan el modelo imperialista de Estados Unidos. En este caso la dictadura adquiere un sentido completamente distinto: se convierte en democracia, es decir, en “poder del pueblo”.

¿A qué tipo de dictadura aspira el fascismo? ¿Qué representa? La amarga experiencia de muchos pueblos en los últimos decenios ha dado cabal respuesta a estas preguntas.

El fascismo actúa en interés de los que ejercían el poder en la mayoría de los países del mundo actual: las grandes compañías industriales, los monopolios y sus aliados, los terratenientes. Es una forma de ejercer la política imperialista en un país y en la esfera internacional, que logran avanzar en países subdesarrollados, mediante sus aliados conservadores, que replican el modelo, manifestándose con una falsa moral de democracia, acusando a Estados y gobiernos progresistas de “populares”. Detrás de los fascistas están las fuerzas que hoy gobiernan los asuntos del imperialismo, predicador inveterado del “amor a la liberad” y del “democratísimo”.

¡Quiere decir que entre el régimen fascista y el “parlamentario” del sistema capitalista, no hay diferencia alguna? Tal afirmación sería grave error. No podemos dejar de ver las diferencias que existen entre ambas formas de gobierno. Y aunque las dos el poder se aplica en interés de los opresores del pueblo, los métodos son diferentes. Fascismo no significa dictadura de los terratenientes y monopolistas, sino que representa las más brutal, la más despiadada y sangrienta de todas las dictaduras.

En el Estado parlamentario burgués, los capitalistas oligarcas y de la cleptocracia, practican una violencia más o menos disimulada. Oprimen al pobre, pero de vez en cuando le dan la posibilidad de votar por uno u otro candidato al parlamento. La diversidad de partidos políticos, incluyendo burgueses, crea la ilusión de que el hombre común puede elegir libremente. La diversidad de periódicos, revistas, televisoras, estaciones de radio y medios en Internet, más redes en mutua competencia aparenta cierta libertad de prensa, porque el sistema represor, para garantizar que las masas capten mensajes persuasivos, inductivos, de infodemia y fake news, cuentan con una casta de “intelectuales, periodistas y otro tipo de voceros”, que repliquen mensajes a modo, que sean voceadores del sistema corrupto; que deformen la realidad, para hacerla mentira, confiando en que una mentira repetida mil veces, se hace verdad. El escritor y periodista mexicano Carlos Monsiváis, catalogó a este tipo de voceros como “Teleinformes”. Cuestión que este fascismo crea la ilusión de libertad. Y si saquean al trabajador, lo hacen caso siempre con la ley aprobada en el parlamento de los amos del poder, en menoscabo de los oprimidos y los pobres. El mecanismo de la dictadura en las condiciones del parlamentarismo burgués no se descubre a simple vista: sus principales resortes están cuidadosamente ocultos tras el telón.

El régimen fascista ostenta sin disimulo la dictadura de los monopolistas: el terror y los asesinatos, la violación de las leyes y el menoscabo de la cultura, el juego con las bajas pasiones del hombre son los métodos que aplica para lograr sus fines.

El reflejo cruel en México, lo tenemos gracias a una forma de dictadura capitalista con el nombre de “Neoliberalismo”, cuya tragedia la encontramos en una nación y pueblo devastado por la corrupción criminal, que compromete la soberanía, los anhelos de justica de un pueblo, a los criterios del capital criollo nacional como embajadores del imperialismo norteamericano.

En la próxima entrega, ya iremos puntualizando cómo pueblos con cultura universal, fueron víctimas de estas dictaduras en Europa, hasta llegar a México actual.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx

Analista político y de prospectiva social

 

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.