Corría el año de 2018 y Luis Miguel Barbosa era candidato a la gubernatura por primera vez. Con esas aspiraciones llegó a la cabecera municipal de Venustiano Carranza, en los límites con Veracruz. Tenía programado un mitin, pero las autoridades municipales, encabezadas por Rafael Valencia, intentaron a toda costa impedírselo.

Era natural, la línea oficial era para Martha Ericka Alonso.

Hubo intimidación a través de la policía municipal. Barbosa se tragó su coraje.

Pasó el tiempo y en 2019 Barbosa se volvió a aparecer nuevamente como candidato a la gubernatura, pero esta vez cobijado con la línea oficial desde la presidencia de la Republica. Esta vez no hubo intimidación. Al contrario, hubo intentos de acercamiento de parte de Los Valencia.

Pero Barbosa los mandó al rancho de Andrés Manuel.

A su lado estaba, sí, Ernesto “Neto” García, quien venía de haber perdido la alcaldía contra Vicente Valencia. Y ahora era el encargado de mover los hilos de la política en esa región.

Los Valencia no entendieron el mensaje. O no quisieron entenderlo, metidos en la añoranza del poder de los viejos tiempos. Pero su pasado político y los sesgos delictivos, les hicieron poner los pies, no en el suelo, sino en polvorosa.

Hoy –quien lo dijera- Neto García tiene la mesa puesta en Venustiano Carranza para lo que quiera. Y no sólo ahí, sino en la zona, donde su decisión será definitoria a la hora de poner candidatos. 

Mientras que en la presidencia municipal, despacha como alcalde interino un tal Héctor Carrasco Márquez.

¿Y los Valencia? 

Dicen que siguen en el rancho de Andrés Manuel.

Y como no, después de 47 denuncias ante el Ministerio Público, 25 de ellas de manera directa.

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Revuelo causaron sin duda las declaraciones de Isaac Martínez Amador, quien por primera vez emitió un mensaje públicamente, a través de La Pasarela Noticias. Sin decirlo, advierte que está preparado para participar en la contienda que se avecina hacia la alcaldía municipal. ¿Usted, como lo ve? 

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Alarmantes resultan sin duda los números que manejan comerciantes del centro de Huauchinango, en el sentido de que al menos un 43 por ciento de 350 negocios que se encuentran en el primer cuadro están a punto de quebrar. No es para menos, la economía a nivel nacional se encuentra por los suelos, entre otros factores por la contingencia por Covid-19 que ha obligado a las autoridades a pedir a comerciantes que bajen sus cortinas, so riesgo de un mayor contagio.

Los arrendatarios continúan pidiendo la renta de manera puntual, pues en muchos casos ellos también se sostienen de dichos ingresos y las ventas están por los suelos.

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Y si los alcaldes y gobernadores pensaban que con la llegada de la 4T, que vendría a abatir la corrupción, los recursos públicos aumentarían para ellos, con lo cual se construiría más obra pública, se pondrían en ejecución más proyectos, se podría contratar mano de obra calificada para operar en las diversas áreas de la comuna, se equivocaron rotundamente, pues la austeridad los ha alcanzado de una manera grosera, al grado de tener que despedir personal, pues a nivel federal y estatal les ha llegado un recorte del 50 por ciento en participaciones que reduce las expectativas precisamente a ese porcentaje.

Por lo alto reclaman a los gobiernos estatales que cesen esos recortes y por lo bajo repiten lo que muchos gritan a los cuatro vientos: “Había más dinero cuando había corrupción, que ahora que supuestamente ya se está erradicando”.

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No cabe duda. Lupita Vargas, la alcaldesa de Xicotepec, cada día envía más señales de una cosa: El amarre que parece tener con el PRI estatal. Y es que si ella en verdad quiere la reelección, tiene que hacerlo por el partido que la postuló, que no es otro que el tricolor.

¿Y Carlos Barragán?

Todo parece indicar que “lo alinearan”, para una diputación local o federal, con lo cual obtendría el fuero que tanta falta le hace en estos momentos. 

Sin embargo, puede ocurrir que Barragán, fiel a su estilo se rebele y decida jugar sus canicas contrario a la decisión del gobernador Barbosa, lo cual representaría un desafío al primer mandatario, mismo que no parece ser lo más prudente, luego de saber que el ex senador tiene fama de rencoroso.

Aún está en la memoria la respuesta que hizo el gobernador a quien esto escribe cuando desconoció a Carlos.

De cualquier manera Barragán continúa jugando sus cartas y anuncia que el Barragán Fest va; un fiestón de miedo que está organizando, pues se dice harto –como todos estamos- de la famosa cuarentena, pero en cuanto Gatell ponga el semáforo en verde, el guateque disfrazado de acto de campaña -¿O cómo era? Va.

 

Y que las chelas ya están enfriándose.

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Llega Pancho Aguas Frescas, con una anemia peor que la de Lozoya. Pero a diferencia de aquel, no fue hospitalizado en el lujoso “Ángeles del Pedregal”, sino que se tuvo que tomar un juguito de piña con perejil. Mientras lo bebe a sorbos, nos refresca la memoria y dice que Lupita Vargas, hoy alcaldesa de Xicotepec, fue en tiempos del anémico Lozoya diputada federal y que votó a favor de las reformas de Peña Nieto.

Consultamos de inmediato con los asesores de la alcaldesa para saber si podría estar involucrada en los escandalosos sobornos, pero nos dicen tajantemente que no. Que sí votó a favor, pero que no recibió ni un clavo más, aparte de su rigurosa dieta.

Casi a punto de cerrar esta columna, llega hasta la redacción un video que reproduce E-Consulta de un sujeto que saca agua de una coladera para vender aguas frescas en la plaza de San Francisco  en pleno centro histórico de Guadalajara. 

Le mostramos divertidos el video a Pancho Aguas Frescas y suelta la carcajada. Después nos mienta la madre.