Regreso a los ochenta

  • Víctor Reynoso

Profesor de la UDLAP

No es fácil ver juntos los nombres de Héctor Aguilar Camín y Gabriel Zaid, como los vimos la semana pasada en el documento “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, firmado además por otros 28 destacados autores mexicanos. Pero no es la primera vez que lo hacen. En 1986, después de unas cuestionadas elecciones en el estado de Chihuahua, los dos escritores mencionados junto con otros 18 cuestionaban ese proceso electoral y proponían anularlo.

Aquella lista de 20 era notable, como lo es ahora la de 30. Destacaba la pluralidad (como en la actual), incluso que algunos habían tenido posiciones enfrentadas. Algunos ejemplos: Fernando Benítez, Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Lorenzo Meyer, Enrique Krauze.

El entonces secretario de gobernación, Manuel Barttlet, convocó a algunos de quienes cuestionaban la elección chihuahuense a un diálogo. Ellos le solicitaron información para fundamentar sus cuestionamientos o eliminarlos.

El resultado se publicó en la revista Nexos de marzo de 1987, en un texto de Juan Molinar titulado “Regreso a Chihuahua”. El director de la revista hace una muy prudente presentación. La prudencia era necesaria en esos tiempos. Pero la lectura del texto no deja duda: la elección de Chihuahua en 1986 fue un fraude claro y burdo. La cínica manipulación del padrón electoral y el manejo de la legislación respectiva no dejan dudas.

El sexenio de Miguel de la Madrid fue pleno en fraudes electorales. Muchas elecciones dieron lugar a la violencia, desde Juchitán hasta Mexicali. En algunos casos el régimen y sus simpatizantes hablaban de “fraude patriótico”: permitir elecciones libres era favorecer intereses antinacionales.

El régimen lo sabía bien, por lo que el entonces secretario de gobernación, que tenía a su cargo la Comisión Federal Electoral, trató de organizar la defensa del sistema hacia la elección de 1988. Las maniobras para controlar las elecciones de ese año son conocidas.

El sexenio de Miguel de la Madrid fue un periodo híbrido. En lo económico fue ya parte del “periodo neoliberal”. En lo político, por lo dicho aquí, fue todavía parte del “antiguo régimen”, del sistema hegemónico: un partido que ganaba todo o casi todo en las elecciones, por las buenas o por las malas.

La cuestión es que la sociedad ya no estaba resignada. De ahí las múltiples revueltas electorales en muchas ciudades del país.

No es cierto entonces que los firmantes de la carta hayan cerrado los ojos frente a los fraudes electorales. Los denunciaron, en momentos en los que no era fácil hacerlo.

Para utilizar una expresión actual, en ese sistema el presidente de la república vigilaba las elecciones. Un funcionario suyo era el encargado de organizarlas: el secretario de gobernación.

Lo que lleva a una pregunta reiterada: qué tanto el gobierno federal actual quisiera volver a aquellas épocas. A elecciones controladas, donde todo lo importante lo ganaba siempre el mismo. Donde no había balances ni contrapesos formales.

Otra pregunta: qué tanto saben los electores mexicanos de hoy sobre la historia electoral de aquella década y qué tanto la tienen en cuenta a la hora de votar.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.