Diagnóstico anunciado

  • Gustavo Santín Nieto
La corrupción afecta la calidad de enseñanza que se brinda a niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

Cartas a Gracia

 

El breve apartado 4 describiría en un párrafo el Origen de los recursos para la instrumentación del Programa, señalando que “la totalidad de las acciones que se consideran” -así como otras, derivadas de los objetivos y de las estrategias prioritarias en su proceso administrativo “se realizarán con cargo al presupuesto autorizado de los ejecutores de gasto participantes en el presente instrumento, mientras este tenga vigencia”, planteamiento que remitiría a los interesados, al mes de septiembre de cada año, término en el que el ejecutivo federal entrega el Anteproyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación del año subsecuente y conocer con qué presupuesto -real- contarán oficinas y dependencias del sector educativo y la aplicación que se le dará en el siguiente ejercicio presupuestal

El Programa Sectorial de Educación partiría de un diagnóstico denominado “Análisis del estado actual” (Apartado 4). Tras cuatro renglones en los que se plantearían compromisos de la administración 2020-2024, el segundo párrafo señalaría que la corrupción es un mal endémico que afectaría por igual, a todas las esferas de la  “vida pública nacional y a toda la ciudadanía”; y, reconocería que en “en el sector educativo, el problema tiene diversas expresiones y la lista es larga: escuelas ficticias, diplomas falsos, carencia de manuales escolares, discrecionalidad en el otorgamiento de becas, venta de plazas, irregularidades en el ejercicio del gasto público y licitaciones a modo, por mencionar algunas”. A las anteriores, se podrían añadir también, a guisa de ejemplo, otras que sin ser todas, deberían estar incluidas por ser parte de la vida diaria que son prohijadas (con honrosas excepciones), por la estructura institucional ante la falta de presupuesto para el mantenimiento mayor o menor de las instalaciones escolares y, de la misma manera, por la carencia casi absoluta de oficinas y presupuesto para el funcionamiento de las supervisiones escolares; despachos cuyo sostén depende de los particulares y/o de las aportaciones voluntarias -prohibidas por la ley- que realizan madres y padres de familia; aportaciones con las que se pagan el “teléfono y la luz, y con lo que sobra” pellizcan a cuotas escolares “obligatorias” para el gasto corriente, gastos menudos, incluidos desayunos que muchos supervisores y jefes de sector “sugieren” con cualquier pretexto (pero se debe reconocer que en algunas supervisiones, la práctica ha cambiado y que ahora son ellas quienes pagan algunas reuniones-desayuno con su salario), a pesar de los 9 mil millones de pesos entregados a los Comités de Administración Participativa de más de 49 mil escuelas públicas, cantidad que se deberá multiplicar por 5 para otorgar presupuesto al universo de escuelas de educación básica. Entre los actos de corrupción usuales, resaltarían los cobros que, con pretexto de pagar arbitrajes, realizan los supervisores de educación física bajo la figura de inscripciones que, por participar en los juegos escolares y que se extienden a todo el estudiantado -participen o no en las competencias deportivas-, o las designaciones del personal directivo de instituciones dependientes del gobierno, como pago por compromisos políticos, al margen de lo previsto por las reformas de algunas leyes secundarias.

Coincido con la aseveración Gracia. En cualquier caso, la corrupción afecta a la calidad de la enseñanza que se le brinda a niñas, niños, adolescentes y jóvenes, y con la premisa planteada en el párrafo dos: “Para erradicar este problema se requiere de una estrategia integral que atienda los síntomas y, sobre todo, las causas de raíz (1). El papel de la educación en lo primero es importante; en lo segundo, fundamental”. Sin mencionarlos por su nombre, culpa a las dependencias federales expulsadas de la administración pública -como el INIFED-, y considera que entregando los recursos de manera directa evitará “actos de corrupción como sucede ya con los pocos recursos (9 mil millones de pesos) entregados a los Comités de Escolares de Administración Participativa de 49 mil escuelas que participan en el programa La Escuela es Nuestra, y que buscarían evitar la malversación de los fondos para mantenimiento y construcción de espacios educativos, nombrando como tesoreras a mujeres “porque son más honestas que los hombres”; ignorando que muchos de los conflictos en las escuelas, originados por el manejo de las aportaciones voluntarias de madres y padres de familia, involucraron en el pasado, tanto a padres como a madres de familia, y contaron en muchas ocasiones con la complicidad de personal directivo, responsable del manejo transparente de los fondos que, por estar prohibido en las modificaciones al Artículo 3º de la Constitución y por la Ley General de Educación, ya no llegarían a las escuelas. 

El diagnóstico se adereza Gracia, con algunas propuestas adicionales a la entrega directa de los recursos a las y los beneficiarios, con las que se pretendería combatir los males que “aquejan” al sector educativo. La Nueva Escuela Mexicana, señala el Programa Sectorial de Educación 2020-2024, “sentará las bases para la regeneración moral del país, a partir de una orientación integral basada en valores como la honestidad, honradez, ética, libertad y confianza”. Destaca el papel que el PSE2020-2024 asigna a “la participación de las madres y padres de familia y docentes en la toma de decisiones en el ámbito escolar, pues la democracia como el poder del pueblo empieza en la escuela”. Crear una nueva base social que permite desde la escuela, a través del impulso a la educación de excelencia, se formen “mexicanas y mexicanos incorruptibles, responsables, con sentido comunitario” en los nuevos centros de adoctrinamiento político 

El discurso merece un aplauso Gracia, y para que el aplauso se convierta en una ovación permanente, requiere de un presupuesto creciente que se asigne a las escuelas en tiempo, forma y de manera regular al inicio del ciclo escolar y no cuando concluya. Demanda que la prédica vaya acompañada por el ejemplo de los mandos medios y superiores, y transforme los usos y las costumbres de quienes, por falta de dinero, recurren al “auxilio” de madres y de padres de familia. “A dios rogando y con el mazo dando”.

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Gustavo Santín Nieto

Poblano por elección. Profesor Educación Primaria, licenciatura en Economía UNAM y Maestro en Administración Pública INAP Puebla. Asesor de SEP en varios estados. Miembro SNTE. Dirige IUP y Coordina la AUIEMSS