A propósito de García Harfuch ¿qué hacer con el monstruo de mil cabezas?

  • Carlos Figueroa Ibarra

Carlos Figueroa Ibarra.

Escribo éstas líneas cuando las noticias anuncian  que después de diez  días salió del hospital Omar García Harfuch. Como es sabido el Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México,  sobrevivió a un brutal atentado el pasado 26 de junio. El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) organizó un costoso y minucioso operativo  con cuatro comandos con 28 efectivos. Estos fueron apostados en tres puntos de ataque en las posibles rutas de la camioneta blindada en la que viajaba el joven policía de 38 años. La agresión fue hecha desde un camión de palangana que interceptó al vehículo blindado, el cual fue objeto de fuego de fusilería a granel y granadas de mano. Entre los fusiles utilizados se encuentran el Barret calibre 50, capaz de perforar blindajes nivel 8 (como el del auto atacado) y que sorprendentemente puede ser adquirido con relativa facilidad en EEUU. Herido de tres balazos, muertos su chofer y un escolta, García Harfuch sobrevivió milagrosamente al ataque cuando estaba inhabilitado para defenderse. La rápida acción de la policía evitó que los sicarios incendiaran el auto con bombas molotov.

¿Cuáles fueron los motivos  del referido cártel para organizar el minucioso operativo que por algún azar no funcionó? Anabel Hernández, una autoridad en el periodismo de investigación referido al narcotráfico, ha puesto en duda la versión dada por el propio García Harfuch de que habría sido el CJNG el autor del atentado. Más aún, ha escrito artículos y dado entrevistas que arrojan sombras acerca de García Harfuch: lo señala como un hombre al servicio de Genaro García Luna y de su brazo derecho, Luis Cárdenas Palomino. Preguntado al respecto en una  de las conferencias de prensa mañaneras, no vi una respuesta explícita por parte del Presidente López Obrador. García Harfuch habrá de ser contundente ante estas sindicaciones si quiere convertir en un trampolín político el terrible atentado en el que murieron tres personas. La posibilidad de su devenir en héroe ha sido acotada. Lo que si es cierto, es que el CJNG tiene motivos para matarlo. García Harfuch ha combatido al referido cartel y le ha dado golpes a la organización criminal Unión de Tepito,  aliado en la Ciudad de México  del que ahora es el cartel más boyante del país. Tanto que hay una guerra abierta entre éste y el Cartel de Sinaloa.

Más allá de si García Harfuch es un héroe o no, el narcotráfico en México tiene razones para estar irritado. Pese a que la derecha montó una escalada mediática contra el gobierno de López Obrador cuando éste decidió liberar  en Culiacán el 17 de octubre de 2019  a Ovidio Guzmán, el hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, después de haberlo capturado. Un operativo malpensado o ejecutado tuvo que ser abortado por la mortandad que podría haber desatado. Fuera de este hecho, hay que decir que   la efectividad de la estrategia anti-narcotráfico del gobierno de Andrés Manuel López Obrador puede ser más efectiva que la guerra desatada por Calderón y Peña Nieto. Ésta no está sustentada en una solución militar como la fallida  de los gobiernos anteriores. Al parecer dicha estrategia está sustentada en el uso de la inteligencia, particularmente la financiera.  A principios de junio el gobierno ayudado por la DEA, mediante el operativo Ágave Azul, congeló 1,939 cuentas bancarias de personas físicas (líderes, operadores financieros, familiares, abogados), empresas y fideicomisos vinculados al CJNG. Esto representa un golpe mucho más demoledor que los cruentos operativos militares que hemos presenciado en los últimos años. En febrero de 2020, Rubén, hijo del líder del CJNG Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, fue extraditado  a EEUU y pocos días después, su hija Johana fue apresada en Washington D.C. El atentado contra García Harfuch es reacción de bestia herida y forma parte de un plan de magnicidios que contemplan al presidente López Obrador, al canciller Marcelo Ebrard, al jefe de la inteligencia financiera Santiago Nieto y al Secretario Nacional de Seguridad Publica Alfonso Durazo. Edgardo Buscaglia, especialista en seguridad y narcotráfico,  ha dicho que cuando el crimen organizado comienza a contemplar el magnicidio, es índice de que el Estado lo está golpeando en la parte medular de sus actividades.

Estoy convencido de que la liquidación del monstruo de mil cabezas que es el narcotráfico no es militar. Tampoco estriba en la mediática captura de sus grandes jefes.  Va por el camino planteado por el actual gobierno: uso de la inteligencia, particularmente la financiera para asfixiar económicamente a esos grandes poderes que hoy  con sus finanzas controlan autoridades locales,  territorios y poblaciones. Va por el proporcionar a millones de personas, particularmente jóvenes, alternativas de vida de trabajo honrado. Finalmente va, esa es mi opinión, por la legalización paulatina de la venta y el consumo de los estupefacientes.

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Carlos Figueroa Ibarra

Sociólogo, profesor investigador de la BUAP, especializado en sociología de la violencia y política. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2022).