AMLO, el neoliberalismo y los insultos

  • Víctor Reynoso

Profesor de la UDLAP

Hace bien el presidente de la República en mantener buenas relaciones con el vecino del norte. Hace bien en festejar el nuevo tratado de libre comercio con Canadá y Estados Unidos. Pero es importante señalar que ese festejo contradice uno de los ejes de su discurso: la crítica al neoliberalismo.

Una de las ideas centrales del llamado neoliberalismo es que el mercado dinamiza la economía, y que el libre mercado entre las naciones mejora de manera relevante esa dinámica. El tratado que ahora festeja nuestro gobierno es la joya de la corona de los gobiernos neoliberales, destacadamente el de Salinas.

Otro rasgo neoliberal del gobierno de López Obrador, menos visto, es su política social. Repartir dinero en efectivo, dejando de lado las transacciones condicionadas (la política social desde Progresa a Prospera) es típicamente neoliberal. Es lo que Milton Friedman proponía desde fines de los años sesenta.

El cuidado de los indicadores macroeconómicos, llegando al grado de negarse a adquirir deudas para atender una situación excepcional como la actual pandemia, también es sin duda una medida neoliberal.

Un extremo es permitir la quiebra de empresas, como lo propuso nuestro gobierno ante la crisis sanitaria actual. Dejar que el mercado decida qué empresas y qué empleos existan o dejen de existir. Sin ningún compromiso del Estado, la agencia que debe remediar los defectos e irracionalidades del mercado.

La palabra neoliberal ha sido vaciada de contenido. En este sentido, se ha hecho un uso ideológico de la misma. Un uso político que contradice las acciones del gobierno que la utiliza.

Esta distancia, o contradicción, entre lo que se dice y lo que se hace, le ha ganado críticas al actual gobierno. En su informe del primero de julio pasado el titular del ejecutivo afirmó que es el presidente más insultado cien años.

Los insultos en la vida pública no deben tener lugar: la empobrecen y denigran. Pero hay que distinguir el insulto de la crítica. Señalar que el gobierno tiene un discurso antineoliberal mientras mantiene prácticas neoliberales no es un insulto, es una crítica.

Responder a las críticas con calificativos, como suelen hacer el presidente y sus simpatizantes, es algo más cercano al acto de insultar. Quizá no son insultos las más de 80 expresiones que recopiló Gabriel Zaid en su texto “AMLO, poeta del insulto”, pero se le parecen. Haría bien el presidente en excluirlos de sus expresiones.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.