Lozoya, Odebrecht y el 2021

  • Moroni Pineda
Continuidad o divergencia son las alternativas, homogeneidad y diversidad los posibles resultados.

La madre de todas las batallas se dará el próximo año. Continuidad o divergencia son las alternativas, homogeneidad y diversidad los posibles resultados. La clase política y las fuerzas vivas son conscientes de esto, aunque no así el inmenso horizonte del respetable público. Hay ciertas cosas que no puede conceder ni ceder MORENA, el partido de estado, y una de ellas es perder el Congreso de la Unión. Las gubernaturas y congresos locales son importantísimos como palancas para asegurar el triunfo legislativo federal, pero todos los cambios que la Cuarta Transformación desea hacer y cualquier giro en la ruta de México pasan necesariamente por el órgano legislativo nacional. Mantener la presidencia en el 2024 es una prioridad, y antes que eso, el dos mil veintiuno es la aduana que debe pasarse. El 90% de los mexicanos son ajenos a esta realidad, y caminan en medio de voces frenéticas que gritan alabanzas o denostaciones a la imagen presidencial, pero este pasillo virtual o real va a transformarse en un campo de batalla brutal y campal en donde se pelearán las elecciones del próximo año. Cada voto valdrá por 30, y no por la antigua y mexicanísima costumbre de las urnas embarazadas, sino por el tiempo de vida que puede alcanzar al régimen de hasta treinta años. Un tiempo similar a la duración de los cambios realizados por el Tata Lázaro en su momento. Con una mayoría igual o mayor a la que tiene hoy MORENA, y con un ejercicio similar en los congresos estatales, o sea un 50+1, El Presidente tendría a través de su partido la suficiente fuerza legal para ejecutar todos los cambios necesarios para su tan anhelada Cuarta Transformación. Y de ahí, hasta donde la imaginación alcance, papáww. 30 años entraría México en una nueva realidad, muy distinta a la de hoy. Para bien y para mal.

Entendiendo estas magnitudes, algunas piezas son necesarias para completar el rompecabezas, y una pieza clave se llama Partido Revolucionario Institucional, PRI o Priochas pa´ los cuates. Cálculos someros de expertos y conocedores señalan que hoy están en MORENA entre un 40 y 50 por ciento de los experimentados operadores electorales priistas, que por años fueron formados en todas estas artes oscuras y luminosas. Ese sudoroso y antes fiel ejercito de pie, aire y tierra que por décadas fue la espina dorsal que mantuvo el poderío revolucionario vigente. Pero como nadie sabe para quién trabaja, estos soldados priistas se encuentran hoy del lado del vencedor, por necesidad y mucha conveniencia, abrevando en los suculentos pastos del presupuesto público, porque como bien aprendieron, estar fuera del presupuesto es vivir en el error, primera lección del Instituto de Formación Priista que nunca se olvida. Lo que resta de este aparato se aglutina entorno al llamado grupo Atlacomulco, cuasi último reducto del priismo político y presupuestal que queda en México, encabezado por un gobernador que tiene toda la estirpe del antiguo partidazo. Los dineros del Estado de México son bastos y suficientes, pero tienen fecha de caducidad. Es precisamente este núcleo priista, que sigue encabezado por fuerzas cercanas al ex presidente, en donde se desarrollan las estrategias electorales para el próximo año, siendo una de estas, el camino de las alianzas.

Todas las encuestas realizadas hasta ahora reflejan que el 80% de las gubernaturas renovables del próximo año serán ganadas por MORENA. Sin embargo, este número cambia cuando se hace aritmética política y se coloca como factor a las alianzas electorales y la suma de candidatos ciudadanos para todos los votantes aún indecisos. La suma de un PAN, PRI, MC, PRD y uno que otro chiquilla o chiquillo inquieto, dan como resultado algo inverso. La mayoría de las candidaturas las perdería el partido de estado, reteniendo solamente Guerreo y la bella Tlaxcala. Y aquí es en donde todo se pone interesante. El PRI suma en este escenario no por la simpatía ciudadana que causa, esa la trae muy desgastada desde hace algún tiempo, sino por el remanente de su formidable ejercito electoral que sigue en pie, muy efectivo, organizado, engrasado y mejor entrenado que el del PAN o MC. Entonces, la consigna es evitar a toda costa que el PRI caiga en la tentación de caminar en alianzas, algo que inclusive Manlio Fabio Beltrones ha comenzado a defenestrar. Viejo zorro y conocedor de la política como es, algo se huele.

¿Cuál es el lugar de Emilio Lozoya en todo esto? En detener la concreción de estas alianzas allanando el camino de la victoria para MORENA. La cárcel como chantaje es algo muy disuasivo. El caso Odebrecht puede significar investigaciones largas, acoso constante, imputaciones públicas, bloqueo del acceso a bienes financieros y finalmente posiblemente el botiquín, todas herramientas bien posicionadas y muy efectivas de las que dispone el estado. En esta situación, los principales líderes priistas, especialmente los ligados al grupo Atlacomulco, quedarán atados de manos. Lozoya seguramente empezará a cantar como cotorra caribeña, así lo ha sugerido AMLO, pero no lo hará en beneficio de la justicia y el combate a la corrupción. Sucederá simple y sencillamente porque el 2021 es el año en que todo finaliza y todo vuelve a empezar. Como en la serie DARK de Netflix. Ya lo verán.

**Hace algunas semanas mencioné en un artículo que Kayne West podría ser una opción para ir en fórmula con Donald Trump, más o menos en broma más o menos en serio, y acabo de enterarme con sorpresa, que el fin de semana pasado el también conocido como Sr. Kardashian anunció su intención de buscar la Presidencia de Estados Unidos, así como lo lee. No tengo una bola mágica, creo que basta con entender los incentivos que mueven la lógica del poder para imaginar escenarios posibles. Lógicamente ni tardo ni perezoso, Mr. Trump corrió a aplaudir la iniciativa de su compa, así como están las cosas, no es difícil imaginar a un Donald y a un Kayne en la Casa Blanca. Pobre de mi querido USA, tan lejos de su hermosa constitución y tan cerca de los reality shows. Una tragedia contemporánea.  

Sin duda vivimos en un mundo alterno, parece que en algún lugar del universo una mariposa aleteo y nos mantiene a todos metidos en un bucle del que no podemos salir. Sálvese quien pueda.   

 

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Moroni Pineda

Activista permanente. Participa en Consejos de educación estatales y municipales, Fundación Paisano, La iniciativa bilateral México-Estados Unidos, UNETE, Mexicanos Primero, Presidente del Consejo de Participación Social