Intercambio de mensajes

  • Gustavo Santín Nieto
Solo faltaron mariachis y que alguien soltara globos y palomas.

Cartas a Gracia

 

En el “cálido” mensaje de fin de cursos que Esteban Moctezuma Barragán enviara al personal docente y que maestras, maestros y otros interesados pudiesen consultar mediante la liga Gracia, solo faltaron mariachis y que alguien soltara globos y palomas. Muy propio, iniciaría la salutación utilizando un cubrebocas azul, aditamento que se quitaría unos instantes después, rodeado por árboles y arbustos y en el que, amén del mensaje festivo, aprovecharía para dar una noticia que no habría pasado de noche y menos, en el contexto que se vive: solo se regresará a clases presenciales hasta que el semáforo se encuentre en verde.

Para Esteban, las y los docentes gozarían -en medio de la pandemia y del enclaustramiento forzado- de un merecido descanso, extensivo también al personal administrativo y de apoyo y asistencia a la educación pero que de la misma manera, se “sienten exhaustos”. Reconocería -sin mencionarlos uno por uno- los “desafíos que con ayuda de todos ustedes pudimos remontar", al tiempo en que el nuevamente ensalzaría el programa Aprende en Casa y el “contacto” que sostendrían -las y los docentes- con sus estudiantes; producto de “un compromiso responsable, un compromiso de corazón”. Les mencionaría que la decisión para suspender actividades presenciales el 23 de marzo -adoptadas por las autoridades educativas- se traduciría en que el sector magisterial sería, como tal, el menos afectados por la pandemia de acuerdo a fuentes del ISSSTE y del IMSS a las que hace referencia, y les pediría descansar, relajarse y “cargar energía […] y prepararnos paulatinamente para un ciclo escolar que nos va a tener muchas cosas diferentes”. Finalizaría con un adagio chino señalándoles que el reinicio de clases –a distancia-, presenta una oportunidad ya que el retorno a las aulas “se dará si el semáforo sanitario está en verde”, cuando las actividades regresen a la normalidad en todos los ámbitos.

Mientras pasas el receso escolar en tu natal Oaxaca Gracia, lugar desde el que atendiste a tus alumnos a partir del 26 de marzo y hasta la fecha de clausura del ciclo escolar 2019-2020, lugar en que me dices, tuviste las condiciones de conectividad que te permitieron impartir clases de manera virtual, a diferencia de varios de tus compañeros que se quedaron en la Ciudad de México y quienes se quejaron de la intermitencia del servicio, te comentaría que en Puebla las autoridades señalan que “si los contagios por Covid-19 continúan altos en –este Estado- no se hará el regreso a las aulas en agosto para los llamados cursos de regularización”; lo que, para fines prácticos y coincidiendo con Moctezuma, implicaría que el regreso a las aulas se haría hasta que el semáforo se encuentre en verde y el resto de las actividades sociales se hayan regularizado, y no se ponga “en riesgo la salud de los docentes que pudieran padecer comorbilidades pero sobre todo a los alumnos” (shorturl.at/anyBO).

Pero, si de mandar mensajes se tratara, docentes agrupados en Facebook bajo el nombre de “Lo que callamos los maestros”, hacen lo propio y envían mensajes a las autoridades educativas de manera directa y, también, mediante la edición de una parodia de Hitler que se ha utilizado para diversos fines. La imitación editada, hace un recuento -en 11 minutos- de la educación mexicana en tiempos de pandemia: iniciarían señalando que Esteban mandaría cerrar las escuelas desde finales de marzo e instauraría el programa “Aprende en Casa” que se transmitiría por televisión. Al Führer le informan que los maestros se estarían comunicando con los padres de familia para dar actividades, del reparto de cuadernillos en las “zonas pobres” y del trabajo de los maestros desde sus casas. Acto seguido en la primer intervención de Hitler le hacen decir que él supondría “que no se está distrayendo a los maestros con oficios e indicaciones irrelevantes”, obteniendo como respuesta que diariamente “les solicitamos planeaciones, informes, fotografías, reportes y lo que se nos vaya ocurriendo”, provocando la irritación del interlocutor quien ordena que salgan todos menos quienes conforman la estructura de mando, a quienes regaña señalándoles que: “¡es el colmo con su terquedad de pedir papeles! Dejen que los maestros trabajen […] Además de atender a los papás, tienen que soportarlos a ustedes. Por eso, los maestros los odian y todavía los quiere hacer usar Google Classroom, cuando los papás si apenas le mueven al WhatsApp”. Alguien que simula ser un director, espetaría que algunos maestros ya bloquearon su número mientras la parodia sigue y sin dejar de preguntar quienes leerían los cientos de millones de evidencias enviadas diariamente, a las que se deberían sumar 25 millones y cacho de Carpetas de Experiencias correspondientes a cada uno de las alumnas y alumnos inscritos en educación obligatoria.

La guerra de mensajes no cejará mientras que la educación virtual continúe, mientras que la pandemia impida el regreso a clases; ignorando ambas partes, a quienes con todas sus limitaciones fueron realmente, el sostén académico de niñas, niños y adolescentes: las madres y los padres de familia (fundamentalmente las madres), quiénes iniciando una cadena de comunicación, podrían exigir la retroalimentación que las y los menores merecen al enviar diariamente las evidencias de su trabajo, exigidas por las autoridades educativas. Mientras tanto Gracia, valdría la pena recordar que cada quien se desempeña mejor haciendo lo que sabe hacer: “Zapatero a tus zapatos”.

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Gustavo Santín Nieto

Poblano por elección. Profesor Educación Primaria, licenciatura en Economía UNAM y Maestro en Administración Pública INAP Puebla. Asesor de SEP en varios estados. Miembro SNTE. Dirige IUP y Coordina la AUIEMSS