Crisis económica y el subdesarrollo

  • Rodrigo Rosales Escalona

La historia del capitalismo está marcada por una sistemática contradicciones y profundización progresiva crisis del sistema monetario internacional, así como los vínculos de esta crisis con la crisis estructural del capitalismo, que se vio obligado a intentar renacer mediante el neoliberalismo. Sin embargo, no pudo evitar su decadencia.

Dicha crisis estructural del capitalismo, determina la profundización de la lucha de clases y la crisis general de las relaciones de producción capitalista que la expresa. El lugar de los países subdesarrollados colonizados en la crisis del capitalismo en decadencia, así como el papel que la revolución colonial desempeñó y continúa desempeñando en el desarrollo de la misma, se rediseña luego de la Segunda Guerra Mundial y la forma en que se verifican, a través de la historia contemporánea, las leyes del desarrollo del capital descubiertas por Carlos Marx, donde las acciones coyunturales se traducen en efectos negativos para la clase trabajadora, por parte de un sistema voraz, como lo es el capitalismo, sin importar el nombre con el que se disfrace.

Los tres estadios principales: el capitalismo de la libre competencia; el estadio del capitalismo de los monopolios o del imperialismo; el estadio del capitalismo en decadencia (o neocapitalismo, o “capitalismo monopolista del Estado”, fórmulas con respecto a las cuales al capitalismo tardío o de la época de la decadencia desde fines de los setenta, paro cuya naturaleza descriptiva es la que vivimos y padecemos).

No se trata de estadios sucesivos que se siguen negándose en todo o en parte. Se trata más bien de desarrollos en el seno de estructuras que deriven progresivamente más complejas. El análisis del funcionamiento del capitalismo tal como emana de El Capital de Carlos Marx SIGUE SIENDO ENTERAMENTE VÁLIDO PARA LA ÉOPOCA NEOLIBERAL EN DECADENCIA.

El Covid-19, nos arroja a acentuar que el capitalismo ya estaba en una pandemia económica y financiera, faltaba una crisis mundial productiva y de capital, para que se despojara de su imagen desarrollista, ocultando sus efectos negativos en el empobrecimiento de naciones subdesarrolladas, como también el hecho de que en sus propios países, la clase trabajadora está mermada en su calidad de vida, con la depauperación salarial y laboral. Peor en nuestros países como México.

El sueño del Neoliberalismo, hoy es una pesadilla, en cuanto a que el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá, se firmó bajo condiciones e intereses norteamericanas, considerando que los políticos tecnócratas mexicanos, fueron formados educativamente de acuerdo a la mentalidad de dicho país, es decir, la era harvariana. La relación de este colectivo con los marcadores culturales e identitarios en general y con la producción cultural en particular, como otra forma de ejercicio de poder y de elitismo, se hace visible en diversos ámbitos. El más primario de ellos es el formativo; el hecho de acceder a estudios superiores teniendo la posibilidad de alcanzar el poder del gobierno: cuestión que lo lograron.

Durante las mesas de negociaciones del TLC, al final de cuentas, esta élite política, acomodó a la Constitución, con el entonces secretario de Comercio, Jaime Serra Puche, para que se “reformaran” artículos constitucionales, como el 27, haciendo pagar caro a Pemex, a la CFE y a la industria mexicana las reservas constitucionales. Claro que, en materia agraria, el despojo que padece, determina un proletariado agrícola que ya no tiene derecho ni capacidad de competencia productiva, obligándolo a ser un proletariado, o hacia la migración, como mecanismo de contar con dólares para la familia que se queda. Miles de hermanos y hermanas han muerto en el trayecto a la nación de “La Libertad”.

Luego entonces, desde el salinismo a la fecha, la soberanía dejó de tener sentido, porque la pretensión de lograr el despegue y desarrollo económico en todas sus formas, jamás llegó, y sí arroja un páramo. Esto es, la experiencia neoliberal en el campo resalta por sus choques brutales para imponer cambios radicales, en la apertura al exterior, la desregulación de precios, la privatización del crédito, la privatización del crédito, o el desmantelamiento dela reforma agraria: con resultados positivos en las zonas para los grupos de productores con capacidad para aprovechar la desregulación y los apoyos abundantes que recibieron; desastrosos , por otro lado, para grandes sectores incapacitados por la escasez y calidad de sus recursos para competir, acumular o dar saltos tecnológicos son créditos.

En cuanto a Pemex, CFE, IMSS, ISSSTE y otras instituciones públicas, la tarea fue el desmantelamiento, despojo, saqueo, fraudes en instalaciones jamás realizadas, como también en equipos de servicio en cada una, donde la corrupción hoy es el resultado. Gracias TLC.  Entre las castas divinas empresariales y la élite política en el poder, la devastación que causaron, parte de esa corrupción de privilegios y empobrecimiento de la clase trabajadora en general. Cuarenta años de ello.

Por lo consiguiente, el TLC dio prioridad a la imposición de la libre concurrencia interna y externa, rezagando el aparato proactivo agrario por un mercado abierto en total desventaja para el campesinado. No se diga en otros sectores que fueron forzados a abandonar sus métodos productivos.

El mundo capitalista globalizado o neoliberal, tal como está, reprobó la prueba: es como un castillo de naipes , derrumbándose la perspectiva e ideas con las que se pretendió erigirse triunfante, haciéndose evidentes sus falacias y sus límites.

La crisis económica muestra ya las grandes dimensiones y la profundidad del desastre. Se trata de una crisis sistemática que trasciende con mucho los aspectos financieros y que alcanza la base productiva y afecta todas las actividades económicas, porque la cuestión lógica del capitalismo, en su vorágine, ha generado una crisis energética, agroindustrial, del agua, que incide en el cambio climático y que pone en riesgo las condiciones de la vida en el planeta.

Este fracaso con sus medidas de desregulación y privatización, lejos de haber evitado la crisis, la precipitó. La raíz del problema, queda al desnudo la condición esencial de este régimen que se sustenta en la lógica imparable de obtención de ganancia máxima a partir de la explotación del trabajo humano y de la depredación y despojo de los recursos para la vida. Lo que ha estado en juego es la estrategia decidida por el capital para lograr la recuperación del nivel de ganancia que es su esencial interés.

Esta crisis mundial como ninguna otra, donde México es víctima de la tecnocracia apátrida, es la clase dominante económica como política, la que ha sometido al país, como resultado de sus propios intereses, a una persistente supeditación económica respecto a Estados Unidos. Paradójicamente, la dependencia se ha acrecentado cuando en otros países de América Latina, emerge un polo solidario que busca desprender a la región de la esta subordinación histórica. Frente a esto, políticos y empresarios mexicanos no sólo han dado la espalda a los reclamos nacionales, sino que constantemente han hipotecado nuestra suerte con la del país imperial. Sumando a su conjunto de políticas antipopulares e ineptitudes sin fin, de la que no pueden deslindarse de ser cómplices de sucesivos gobernantes y los clanes económicos que han dominado el país. Ante el dolor de perder esos beneficios, reclaman con coraje, con insultos, marchando y manifestándose en automóviles de lujo. Es cierto que todos tenemos derecho a manifestarnos, tal como garantía constitucional, pero, protestan cobijados en ella, sin reconocer que son copartícipes de ese crimen de corrupción. Los grandes evasores de impuestos, están sangrando.

Ante el Covid-19, el capitalismo se fractura: se paralizan las cadenas de producción nacionales, pues es esencial el movimiento constante de personas y mercancías, bases también de toda pandemia, donde la recesión se hace global, donde la balanza comercial se hace desfavorable, con una balanza de pagos en crisis total, transitando entre deflación a una recesión global no vista desde la Gran Depresión, en la que el impacto potencial en la política económica resultará profundo y en diferentes direcciones.

El sistema sanitario mundial, sobre todo en el capitalismo y máxime en el subdesarrollado, la crisis es mayor y profunda como cruel, por el hecho de que el globalismo se dedicó al capitalismo salvaje, mermando los derechos todos de los pueblos, entre ellos, vida digna, educación y sistema de salud colapsado. Sí, en los países desarrollados, tiene consecuencias gracias al capitalismo salvaje. Tan solo, de acuerdo a la pandemia ha registrado en las últimas 24 horas unos 218.000 casos en el mundo, lo que supone un nuevo récord en el cómputo diario y eleva el total a más de 10,7 millones de contagios y alrededor de 516.000 fallecidos, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins. EE UU marca un nuevo récord de casos diarios con casi 53.000 nuevos positivos en 24 horas y varios territorios han dado marcha atrás en sus medidas de desconfinamiento. México suma 28.510 muertes por covid-19 y supera a España en fallecimientos, mientras que Brasil rebasa las 60.000 muertes.

En nuestro país, el desabasto de material de protección para personal de salud, como de equipos para atención de pacientes grabes, es latente, porque es histórico el saqueo que padecieron los hospitales por corrupción e impunidad. Los criminales en el poder, derivan en esta crisis.

Y cuanto más dure la crisis mayor será el daño económico y social. México y el mundo no volverán a ser iguales, y habrá dolor por largo tiempo, porque tendremos una recesión superior a la que se dio en 2008-2009.

El panorama es crítico, donde el mundo no será igual. Las consecuencias económicas, productivas y sociales, serán de incertidumbre, focalizándose más la crisis en nuestros países subdesarrollados, quienes estamos sujetos a este capitalismo salvaje.

Con la firma del nuevo Tratado Comercial o T-MEC, el panorama para México no será alentador, porque las reglas absolutas no las fijamos nosotros y sí a modo a los intereses norteamericanos. La recesión global, el estancamiento de EU y el auge de China ponen en duda promesas del T-MEC. Entre tanto, desde las sombras, los oportunistas de antaño, se movilizan como hiedra viperina. Por cierto, en Alemania crece la tendencia de grupos nazis, algo similar a EU, donde la ultraderecha está con Trump.

Es momento de reflexionar nuestro presente y futuro. Un ejemplo de lo que podemos hacer: la UNAM y el IMSS, están desarrollando posibles medicamentos para combatir el Covid-19. Prueba más que suficiente de que sí podemos, muy a pesar de los tecnócratas apátridas de la oligarquía derechista y de falsa moral.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx          Analista político y de prospectiva social

 

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.