Xicotepec: dos mujeres, un camino

  • Antonio Madrid

La tarde del 15 de junio era calurosa, como todas las de Xicotepec en esta temporada y un post de Gabriela Alvarado Lorenzo, vino a convertirse sin duda en la comidilla política del día en este municipio.

Y es que, sin decir agua va, Gabriela, heredera del céntrico Hotel Villa de Cortez (el más grande la ciudad) y ex candidata a la alcaldía por Morena, publicó en su cuenta personal de Facebook, que había renunciado como delegada de la Secretaría de Bienestar en este municipio, un cargo en el que estuvo durante  varios meses y cuya llegada, se interpretó como un premio al respaldo que tuvo hacia Miguel Barbosa desde su primera campaña, cuando pocos apostaban por la figura del hoy mandatario.

Y es que desde que tomó posesión, no fueron pocos los que auguraron que, desde ahí, comenzaría a construir nuevamente un camino que, inevitablemente tendría como destino la plaza dela Constitución número 1. Es decir, la presidencia municipal, cargo al que no pudo llegar en el 2018, luego de que Lupita Vargas del PRI lograra el triunfo en las urnas.

Sin embargo, pasó el tiempo y no se sabe si por falta de difusión o por falta de acción o por las dos cosas, Gabriela Alvarado no logró hacer mayor ruido en su delegación, salvo que su trabajo haya sido de manera muy discreta y certera, que de haber sido así significó sin duda un acierto.

No obstante, su renuncia vino a levantar dos hipótesis: La primera que su salida hubiera sido porque no logró cumplir con los objetivos que la secretaría le planteó. Y la segunda es, que fue precisamente para obtener su libertad y así poder seguir construyendo su ruta hacia la ansiada alcaldía.

La primera parece poco probable, dada su cercanía con Barbosa. La segunda, parece ser la más viable, aunque la sinrazón es que la dejaría descobijada de los dineros públicos para operar su candidatura, salvo que estos se le proporcionaran como lo hacían tradicionalmente los gobiernos del tan odiado para ellos PRIAN: por debajo de la mesa.

Lo cierto es que Gabriela, en su despedida, no regateó en halagos para el gobernador Barbosa, e incluso señaló que seguirá “trabajando de su mano”.

Más aún, en un claro mensaje para los aspirantes a la alcaldía, sentenció que el motivo de su salida era “mi deseo y compromiso de trabajar por las personas de este gran municipio, hay mucho por hacer en todas las Juntas auxiliares y comunidades donde el abandono y la discriminación es muy notable, pero juntos y organizados seguiremos luchando por ese cambio verdadero tan anhelado por todas y todos. Estaré muy cerca de mis amigas y amigos de todo mi querido Xicotepec buscando el bienestar común (…) reiterando mi agradecimiento al Sr. Gobernador Miguel Barbosa, con quien seguiré luchando por la transformación de Xicotepec”.

De resultar cierta esta segunda hipótesis, no está lejano el día en que volveríamos a ver la segunda parte de una zaga que inició en la elección pasada, con dos mujeres enfrentándose para llegar a la presidencia, luego de que es sabido que Lupita Vargas, hija del influyente Ardelio Vargas en el gobierno de Barbosa, está pensando en buscar la reelección.

En la presidencia, auguran desde este momento, que el resultado será el mismo del 2018 y hasta se sabe que festejaron la coyuntura política con porras y gorritos de fiesta. Muy cerca, en el restaurante Villa de Cortéz, Gaby Alvarado y sus huestes juraron ante un plato de chile con huevo serrano, que la venganza es un platillo que se come frio.

Hoy, que las dos féminas parecen tener el respaldo del gobernador Barbosa, toda vez que ambas lo apoyaron en su segunda incursión hacia la primera magistratura del Estado, las cosas parecen ponerse interesantes y a menos que Gabriela haya aprendido de los errores del pasado y de un cambio de timón en su estrategia política, logrando acuerdos, abriendo la chequera y signando alianzas, el clan de los Vargas podría repetirle la amarga dosis de la película pasada.

Se valen apuestas.

***

A mediados de los ochentas en Xicotepec, había un personaje llamado “Pancho Aguas Frescas”. Era un tipo bonachón, cuyo pregón era festejado por chicos y grandes: “¿Cuántos de agua, cuantoooos? Ni agua van a tomaaaar?” Pancho pese a lo que podría pensarse no tenía vehículo alguno para transportar sus aguas frescas, sino que lo hacía sobre sus hombros, con cubetas atadas de un palo. Y la gente, créalo usted, le compraba.

“Pancho Aguas Frescas”, luego de un largo exilio por quien sabe que razones, ha regresado a la región, aunque ya sin sus botes de agua ni su pregón ingenioso, sino cargado –aunque el lector lo dude- con información de todo tipo que ha ofrecido generosamente compartir con el columnista, pues se sabe que se ha convertido en una especie de espía de rancho y deambula por presidencias y lugares públicos, enterándose de vida y obras de personajes que sonrojarían al más liberal.

Por vía de mientras, comenta que hay varios alcaldes y alcaldesas de la Sierra que están por firmar el papel de divorcio con sus respectivos cónyuges y que no lo hacen nada más por evitar el escándalo que ello representaría y que echaría por tierra sus anhelos de repetir en el cargo, sabedores de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error. Jura “Pancho Aguas Frescas” que tiene nombres, apellidos, pelos, señales y hasta fotografías y que los piensa compartir con los lectores si la casa editorial lo permite. Lo malo es que en la lista también vienen varios comunicadores. Por el momento hemos optado por detener dicha lista y esperar a que pase la pandemia. ¿O usted, que opina?

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Antonio Madrid

Comunicador y periodista. Reportero, corresponsal y columnista (La Pasarela) en diversos medios poblanos. Ha ejercido su labor reporteril en radio, televisión y prensa escrita en medios de Huauchinango y Xicotepec.