Innovación tecno educativa: de la marginación al protagonismo

  • Cintia Fernández Vázquez

En la literatura disponible en el campo de la innovación tecno educativa, es frecuente encontrar un argumento en el que se explica, que, a pesar de la urgencia de transformar la educación, los cambios en escuelas e instituciones de educación superior, no se han dado a la velocidad que el mundo requiere.

Mientras que en los entornos productivos, creativos, culturales y algunas veces hasta en los gubernamentales, ya se percibe el impacto de la cuarta revolución industrial, los colegios y universidades, en términos generales (pues hay algunas excepciones), siguen siendo casi idénticos a los que existían hace 100 años. Es decir, se forman ciudadanos para una realidad ya inexistente.

Como profesional de la educación que ha contribuido con múltiples proyectos de innovación tecno educativa, doy testimonio de que en términos generales es un área de especialización que trabaja en condiciones marginales en los contextos institucionales: presupuesto insuficiente, falta de sensibilidad en las autoridades y resistencia al cambio por parte de los actores educativos (profesores, padres de familia, administrativos y en muchos casos hasta de los estudiantes).

Otro argumento encontrado en la literatura mencionada, es que la educación formal como la conocemos no tiene futuro y que, si la resistencia al cambio persiste, provocará en algún momento, su desaparición tanto por falta de matrícula, como de sostenibilidad financiera debido a ello.

Los dos argumentos mencionados, antes del 13 de marzo de 2020, a muchos no les hacían sentido. Pues el mundo de la escuela se sentía tan sólido, que, aunque la sociedad actual sea completamente líquida como lo planteó Zygmunt Bauman, al cruzar la puerta del colegio o de la universidad el mundo parecía lleno de certezas.

Así que el cierre presencial repentino de millones y millones de instituciones educativas en el mundo, nos ha colocado a los expertos en innovación tecno educativa en una nueva posición, ahora protagónica. Las peticiones de apoyo y consultas, ahora son constantes y se podrían resumir en el siguiente cuestionamiento: ¿cómo construimos nuestra sólida certeza escolar en el mundo digital?... el par de argumentos descritos en párrafos anteriores, de pronto parecen relevantes, pero la incomprensión de su sustento persiste, el presupuesto sigue estando ausente y aunque existe toda la disposición al cambio en todos los actores educativos, no necesariamente es el cambio que durante los últimos 25 años (desde la ciudadanización de Internet) hemos promovido y que se requiere, ahora mucho más que nunca.

Las video clases en Zoom, son una réplica, pobre, por cierto, de las cátedras más tradicionales. Los contenidos declarativos a duras penas ilustrados con alguna imagen, siguen siendo el material didáctico preferido por los docentes. Ensayos, resúmenes y exámenes, que ahora se reciben por correo electrónico o como mucho en una plataforma digital pobremente configurada, son los productos de los procesos de aprendizaje a distancia.

Aun así, lo anterior es mucho más de lo que muchos docentes eran capaces de hacer tres meses atrás en un entorno digital. Además, si estás familiarizado con sus testimonios, comprenderás que estas tareas han implicado una inversión de tiempo mucho mayor que la que representa la carga de trabajo, ya de por sí intensa, de una clase presencial.

Los estudiantes por otra parte, han desarrollado habilidades importantes para el aprendizaje autónomo y la gestión responsable de sus tiempos de estudio, están aceptando más que antes la idea de utilizar sus dispositivos digitales para algo más que el entretenimiento pasivo.

Los primeros pasos hacia la innovación tecno educativa se están dando, pero falta todavía un gran trayecto por recorrer que requerirá por parte de las autoridades educativas, escuchar a los expertos en innovación tecnológica para la educación, invertir en capacitación e infraestructura y particularmente, generar esquemas para reconfigurar la comprensión de la realidad desde la educación formal y la necesidad de trasformase para responder a las disrupciones de nuestros tiempos. Me imagino que los lectores sabrán a cuáles me estoy refiriendo, pues todos, preparados o no, estamos navegando en la misma tempestad.

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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Cintia Fernández Vázquez

Maestra en Calidad de la Educación por la UDLAP, ingeniera industrial y coach humanista y organizacional por la Ibero Puebla. Actualmente es académica de tiempo en la Coordinación de Educación Virtual de la Dirección de Innovación e Internacionalización Educativa. Ha impartido materias como Innovación Tecnológica