¿Democracia y utopía en México?

  • Rodrigo Rosales Escalona

Situar en México un camino en el que se postule y manifieste un bosquejo de y sobre Democracia, no es tarea fácil ni cómoda, porque se impone que dicho concepto está representado y garantizado por la libertad de profesar una postura ideológica determinada, así como de participar en un partido político, reflejándose en un proceso electoral, donde el voto determina la voluntad del pueblo en elegir a la persona y partido que más le convenga.

La democracia mexicana y el camino hacia ella, son cuestiones cruciales. Donde se supone que debería ser también de gran interés para todo ciudadano, en cuanto a cualquier parte del mundo, por ejemplo, en los Estado Unidos y en Europa, un sistema democrático no implica de antemano el éxito, y la transición a la democracia no necesariamente a la estabilidad política, a la legitimidad o al desarrollo.

En cada país se caracteriza por atributos políticos específicos, algunos son compartidos con otras sociedades, otros son únicos de aquella entidad política específica. Siendo que el interés es la revisión o una autopsia de las estructuras más importantes y de las características institucionales del actual modelo político mexicano, que tendrán algún grado de impacto en el proceso actual, en cuanto a si es una Democracia o permanece en la sombra del anhelo social de alcanzarla, para desprendernos de una utopía que no llega a cobrar vida y cuerpo.

Baruch Spinoza aporta a Marx lo que éste le había pedido a Hegel, o a Rousseau en el Contrato Social: la posibilidad ofrecida al individuo de reconciliar la existencia social y el derecho natural, posibilidad que la Carta de los derechos del hombre y del ciudadano no conceden sino en virtud de una ficción jurídica. El tratado de Spinoza no tiene equívoco en este punto: “La democracia nace de la unión de los hombres como sociedad organizada, disfrutando de un derecho soberano sobre todo lo que constituye su poder. Como régimen político es el menos absurdo, la democracia es de todas las formas de gobierno, la más natural y susceptible de respetar la libertad individual: ya que nadie abandona su derecho natural de manera absoluta lo transfiere a la totalidad de la sociedad de la cual es parte; los individuos residen como iguales como sería en el Estado natural”. Dejemos la evidencia de la influencia literaria de Spinoza en la primera etapa del primer pensamiento político de Marx, y pasemos a un pasaje donde se reconocerá también el eco de los ataques de Feuerbach contra Hegel:

“La democracia es el enigma resuelto de todas las constituciones. Aquí, la Constitución es innecesariamente devuelta a su fundamento real, al hombre real, al pueblo real, colocada no solamente en sí, ya después de su esencia sino, además, después de su existencia, después de la realidad, como obra propia del pueblo. La Constitución aparece tal cual es, un libre producto del hombre”.(1

Nuestra independencia, se sustentó en las diferencias entre criollismo y españoles. El hecho de que Miguel Hidalgo, al proclamar el grito de independencia, así como manifestar ¡Viva Fernando VII”, marca la diferencia entre él y Morelos, en cuanto a que, si analizamos “Los Sentimientos de la Nación”, anhelaba independencia y soberanía, no una extensión política administrativa con España!

México, en el transcurso de los años, no tuvo un proceso embrionario político real, que le permitiera definir la función de un Estado con relación al quehacer político hacia la democracia, que nos situó en conflictos internos permanentemente, situación que derivó a dos conflictos internacionales, con la invasión norteamericana y la intervención francesa.

La embriaguez del poder, obstaculizó a la democracia, impidiendo que jamás de embrión, naciera la misma, porque el presidencialismo de Porfirio Díaz, lo ejerció bajo el autoritarismo y represión. Beneficiando a una nueva casta económica, reprimiendo a la clase campesina ni proletaria incipiente, lo cual deriva en la Revolución de 1910.

Con la creación de la Constitución de 1917, se suponía que se lograría una nueva nación más justa y equilibrada, permitiendo una democracia para todos; sin embargo, emerge una estirpe política en cada presidente de la república, que se cubrió y protegió, que impidieron una estabilidad política y social, para beneficio de esa nueva élite.

Lázaro Cárdenas, quien, para romper con el callismo, va forjando una estructura de identidad constitucional con las masas, así como la creación de una nueva central obrera: la CTM, para destronar a la CROM de Calles. La nacionalización del petróleo (2, se empata con una base social, sobre todo campesina y obrera, a quienes les da una respuesta más justa a sus demandas (3.

Con el gobierno de Manuel Ávila Camacho, es donde se extravía realmente los objetivos de la Revolución y Constitución, porque es donde rompe con anhelos de democracia, por uno de imposición presidencial.

Tan solo, con el pretexto de impedir posibles actos de sabotaje extranjera durante la Segunda Guerra Mundial, Ávila Camacho, impone una reforma al Código Penal Federal del artículo 145 (4, sobre disolución social, que, en los hechos, fue para reprimir todo movimiento social durante décadas, con lamentables consecuencias para el pueblo (ejecuciones, detenciones arbitrarias, represión, la constante), no olvidar el 68 ni el Jueves de Corpus.

¿Y la democracia? Si el poder se mantuvo bajo un partido de Estado predominante, así como el Ejecutivo Federal que controló durante siete décadas por un partido, y por una élite cada vez más limitada de dirigentes, que sostenía un proceso electoral dependiente del Ejecutivo, hasta 1996, cuando se inicia la fractura del partido de Estado.

Proceso donde un sistema de tres partidos que convirtieron la hegemonía de un solo en la oposición compartida a través del legislativo, al control del partido único, que se apoya en una cultura política y religiosa semiautoritaria alimentada de principios democráticos significativos, porque el sistema federal se mantiene dominado por el Ejecutivo nacional, que un ramo judicial casi no se ejerce o casi no tiene influencia, por lo que tiene a otro ramo, el legislativo, que se convirtió solamente en la voz de quienes hacen la política de siempre.

Claro que se necesita de una dirigencia política nacional que prevalecerá hasta el 2000, cuando, ante los indicios de que el conjunto social se hartó de ese poder político y del presidencialismo pendenciero, los intereses económicos y políticos, juegan a la democracia con Vicente Fox.

Ante el mundo, México tiene una democracia, porque se ejercen elecciones y eligen mandatarios, así como un aparato legislativo que los “representa”, sin embargo, es la democracia, un juego perverso, porque la democracia en sí, no es solamente elecciones, también debe estar en aplicarse en satisfactores sociales, desde el laboral hasta educativo. Si ninguno de ellos es aplicable con justicia, entonces la democracia en México, es utilitaria para elecciones (5.

Vale la pena recordar un hecho. En 1990, con motivo de que Octavio Paz, a través de un foro de debates denominado El siglo XX: la experiencia de la libertad, en una estación de televisión, entre los invitados de diversos intelectuales, estuvo Mario Vargas Llosa, donde habló de política mexicana, cuestión que sorprendió a Paz, puesto que la idea del evento era hablar de la Europa del Este. “Espero no parecer demasiado inelegante por decir lo que voy a decir", comenzó. "Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas. Creo que el caso de México, cuya democratización actual soy el primero en aplaudir, como todos los que creemos en la democracia, encaja en esa tradición con un matiz que es más bien el de un agravante".

"México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México", dijo un Vargas Llosa. México, siguió, "es la dictadura carnuflada". "Tiene las características de la dictadura: la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido. Y de un partido que es inarnovible".

Partió Vargas Llosa, del antecedente de 1988, donde la caída del sistema electoral, condujo a la llegada a la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, quien inaugura una era de ruptura con la Constitución, para imponer un modelo económico y político de puertas abiertas a la inversión extranjera, mediante la contrarreforma al artículo 27 de la Constitución, despojando al pueblo de una educación medianamente nacional, desarticulando identidad. Así como desactivar posibilidades de libertad sindical, educativa, etcétera. También, el postulado de ir privatizando los bienes nacionales, que los cumplirá al pie de la letra, desde Ernesto Zedillo a Enrique Peña Nieto.

Las expresiones sociales en lucha, recibieron como democracia, represión de toda índole, arrinconado a la protesta a las mazmorras de la corrupción, injusticia e impunidad, derivando en la precariedad y miseria social y de las instituciones como PEMEX, IMSS, etcétera, donde no tiene cabida la misma democracia ni el pueblo.

Ante ese hartazgo social, que se va forjando en ira, contra ese mecanismo de Estado y sus satélites partidistas, más una oligarquía apátrida como de la cleptocracia impune, resultando un ensayo de una Revolución Pacífica en 2019.

Lamentablemente, México atraviesa en un Covid-19, que es una radiografía de ese pasado tortuoso de corrupción, porque afloran la pérdida de soberanía, de identidad nacional, de saqueo a esas instituciones esenciales, dejándolas casi inservibles y con desabasto.

Ante la pérdida de privilegios, lenguas viperinas, marchan y protestan, donde entes encubiertos, usando a esas castas divinas como expresión de reprobar a quien acusa de esa perversidad, pretenden regresar a esa falsa democracia.

El conjunto social, se encuentra en el torbellino de crisis, de incertidumbre por el presente y futuro. La corrupción y sus huellas, se encuentran en una guerra cruel del crimen organizado, de hambre permanente, de ver cómo su presente se perdió para un futuro que carece de democracia, porque se le extirpó de sus garantías individuales y colectivas, en nombre de la democracia.

La terea es compleja, como en un laberinto de inquietudes todas. Este pueblo, continúa con hartazgo, quien dio la primera llamada de su ira. Si quienes pretenden crear otro Frankenstein, según la novela, será otra Fuente Ovejuna quien dé respuesta.

Bibliografía:

  1. Mondolfo, R. (2006), Feuerbach y Marx. La dialéctica y el concepto materialista de la historia, Buenos Aires: Claridad.   P.137.
  2. Meyer, L. (1981), México y los Estados Unidos en el conflicto petrolero, México: El Colegio de México. P. 340-345.
  3. Córdova A. (1974), La política de masas del cardenismo, México: Era. P.177-201.
  4. Coronado, José R. (1968), La inconstitucionalidad del artículo 145 del Código Penal Federal, México Costa-Amic. P. 53-73.
  5. Meyer, L. (2020), El acercamiento económico y político con los Estados Unidos y los dilemas de la agenda de problemas “intermésticos”, México: Segundo tema del curso: ¿Cómo llegamos aquí? Una historia del poder en México.

 

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.