Elogio de un atrio

  • Víctor Reynoso

La Constitución mexicana señala que “No podrán celebrarse en los templos reuniones de carácter político”. No dice nada sobre los atrios de esos templos. Pero es muy extraño que en esos lugares se realicen “reuniones de carácter político”, como la del presidente López Obrador en el atrio de San Pedro Cholula en días pasados. No recuerdo ninguna otra.

No es cualquier atrio. La primera vez que fui al centro histórico de Cholula (yo vivía en Sonora) comí después en Puebla con alguien que sabe de eso (historia, patrimonio cultural, arquitectura). “¿Qué fue lo que más te gustó?”, me preguntó. No me dejó responder: “a mí el atrio”, dijo.

Me dejó pensando. No es un atrio como otros, el de Huejotzingo digamos, dignamente arbolado y bien trabajado por manos jardineras. El de Cholula parece un abandonado, sin plantas ni flores, con pocos árboles, memorables, pero que parece que llegaron solos y han estado ahí solos. Hay que saber ver, para que ese atrio sea lo que más le guste a uno del centro de San Pedro Cholula.

No es cualquier atrio, también porque es el acceso a tres iglesias, un convento y una maravillosa biblioteca. La primera iglesia, entrando por la plaza central del municipio, es la de San Gabriel. Un templo que no necesita adornos, pues le basta su formidable muro. Aunque es mucho más que ese muro.

Está también la Capilla Real, que sirvió de modelo a Ricardo Legorreta para construir la catedral de Managua. Un colega, ateo, arquitecto eminentísimo, elogiaba esa capilla. “Cuando entro a un templo católico”, me decía, “como la Catedral o la Capilla del Rosario, me siento un ser ínfimo. En el único templo que no me siento así es la Capilla Real”.

Está también la iglesia de la Tercera Orden. La más discreta de las tres. No necesariamente la menos importante. Para quien sepa ver.

Una reunión política en ese atrio ¿viola nuestra constitución? No sé. Pero sin duda cuestiona la división maniquea entre liberales y conservadores, y la pretensión del actual gobierno federal de situarse entre los primeros.

El laicismo en México, la separación entre el poder político y los poderes religiosos, ha costado mucho sufrimiento y sangre. Un logro que se puede perder. Hay que cuidarlo.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.