De ofensas y liderazgos

  • Adela Cerezo Bautista
No somos ni tan tolerantes, ni tan inteligentes, ni tan preparados.

Mucho de lo que pasa ahora, situación inédita, no es sino señal de lo que construimos a lo largo de nuestra historia. Sin embargo, nunca la habíamos desnudado de esta manera o mejor dicho, la pandemia nos la ha desnudado.

No somos ni tan tolerantes, ni tan inteligentes, ni tan preparados.

Sin buscar en específico en ninguna escuela de la psicología, podemos revisar lo acontecido en México, sobre todo en el último mes, no tanto en nosotros como personas individuales, sino desde el carácter social, pues al final eso es lo que somos: zoon politikonCada quien puede describirse.

El liderazgo en México, por citar un ejemplo, se está poniendo a prueba, se está tasando de varias maneras pero en especial hay una que, de forma voluntaria o involuntaria recae sobre el presidente. La razón es simple.

Entre la verdad y el mito, el pueblo mexicano siempre se ha medido a través de sus gobernantes, a los demás siempre nos ha tocado otear pasivamente nuestro propio acontecer.

Recuerdo el mote que comentaristas deportivos ofrecían de la selección nacional de futbol, era contundente: los ratones verdes. Nos sintetiza, somos como los personajes de Kafka quien fabuló alguna vez sobre un pueblo de ratones. Necesitamos de manera voluntaria o involuntaria a nuestro flautista Hamelin, necesitamos seguir a alguien y por eso exigimos curiosamente lo que no tenemos: sentido y dirección.

Las redes sociales, son una especie de laboratorio enorme en donde se muestra de forma ejemplar lo que deseamos pero nunca hemos podido ser: personas conscientes, libres y capaces de elegir. Es a través de ellas, que la mayoría se expresa con libertad y confianza.

Todos (sin excepción) se sienten como Job y se consideran buenos, razón por la cual les molesta que ni la fortuna, ni la voluntad de los líderes sea comprenderlos o recompensarlos.

Sin embargo, existen quienes, ahora se han acercado y probado las mieles de los privilegios. Son como los nuevos ricos, que se han incorporado a gozarde exenciones, que hasta hace 2 años, les eran ajenas.

Son esta nueva clase elite, los que, ahora exonerados de cumplir la ley en su beneficio, sin recato a través de las redes sociales, ofenden a una sociedad demandante de seriedad y respeto a sus instituciones.

El pueblo mexicano siempre ha depositado en la figura presidencial, facultades casi todas irreales, por lo que ante una evidente falta de un liderazgo, rumbo, o sentido, este pueblo, ha optado por ofender, denostar y cuestionar a esa figura. 

La política, ahora es una palabra hueca y vacía, carente de sentido, contenido y aspiración, pues las divisiones entre los privilegiados del poder y los sin esperanza, sea pueblo bueno o no, se manifiestan en ofensas y agravios, esto, lacera a la sociedad aunque hagamos oídos sordos para escucharlo.

Urge en consecuencia, encontrar liderazgos que permitan lo cohesión de la sociedad.

La respuesta a las convocatorias para manifestar inconformidades sobre el manejo del poder ejecutivo orquestadas en las redes agudizan la división y el conflicto, pero sobre todo, muestran un camino que no debe ser ignorado, la alerta a tiempo, del descontento social. 

¿Será posible que los liderazgos locales puedan sustituir esa ya obsoleta figura presidencial? ¿podrán los liderazgos locales, con la mediación de la sociedad civil en el ámbito de sus respectivas responsabilidades encontrar un verdadero líder?

¿Usted estimado lector que opina ? 

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Adela Cerezo Bautista

Primer Contralora Estatal, Contralora en Puebla capital, Delegada federal, Diputada federal, Delegada del CEN y Secretaria General del PRI en Puebla.