A río revuelto ganancia de pescadores

  • Rosa María García Téllez

La crisis sanitaria por la que estamos pasando, ha visibilizado las miserias en el mundo y no sólo las referentes a los indicadores con los que se mide la pobreza. Lejos de olvidarnos de las hambrunas, de las guerras, del calentamiento global, de la carencia de servicios básicos como el agua potable, el saneamiento, la salud y educación, la inseguridad, los feminicidios, etcétera, este encierro ha permitido traerlos a primer plano. 

Así como nos horroriza que la gente no cobre conciencia y siga pensando que el COVID 19 no existe y se realicen prácticas incorrectas como participar en eventos multitudinarios o no usar cubre bocas, nos aterran las imágenes que ilustran las diversas fatalidades que azotan a la humanidad. Niños muriendo por desnutrición, inanición, enfermedades atendibles como diarreas, desaparecidos por tráfico de personas y órganos y, sobre todo, la falta de oportunidades en su vida. Esas muertes, más las provocadas por la pandemia que vivimos, son producto de la desatención por décadas de los gobiernos en turno. 

De ahí la necesidad de tener organismos e instituciones que velen por los intereses y oportunidades de toda la ciudadanía; de ahí la necesidad de contar con líderes respaldados no sólo en su carisma o el hartazgo que dejan gobernantes al olvidar que los puestos públicos no son para enriquecerse a costa de la penuria de la población, sino líderes que fortalezcan instituciones, que fortalezcan los niveles de bienestar de los ciudadanos.

El estilo personal de gobernar sólo tiene cabida en un Estado de Derecho que posea el marco jurídico necesario para cumplir y hacer cumplir lo mandatado en las leyes que lo sustentan, no para cambiar la Constitución cada vez que nos convenga. Las reformas y modificaciones a modo no pueden permitirse en una sociedad aún en camino hacia la democracia como México. 

La desigualdad lacerante que sufre nuestra región latinoamericana es vergonzante e inaguantable. Cada periodo de campañas se recurre al pueblo porque ahí están los votos que se disputan los candidatos para ocupar puestos de elección popular. Aquí lo nuevo es que la esperanza que la población veía renacer cada trienio o sexenio se ha agotado. Ya no hay esperanza en un mundo mejor, hasta eso se han llevado los malos gobiernos.

La movilidad social que vivimos en los setenta y que permitió que muchos pudiéramos salir de nuestro entorno donde la miseria, el hambre, la violencia se perpetúa de generación en generación, está cancelada, y no podemos olvidar que la educación fue el elemento de oportunidad que lo permitió. 

Las votaciones en México de julio de 2018 lograron que bajo un Movimiento llamado de Regeneración Nacional (MORENA), los ciudadanos recobraran la confianza hacia nuevas oportunidades de vida; por lo que nuestro Presidente, a dieciocho meses de haber tomado posesión, está obligado a cumplir lo que en su largo camino de candidato prometió. Recordando, con todo respeto, que ya no está en campaña sino que es gobierno, que pasar a la historia será parte del juicio a posteriori donde las magnas obras que distinguieron a los gobiernos neoliberales del pasado (el haz de luz en la ciudad de México, o los segundos niveles para los automóviles, por ejemplo), no entran en las grandes transformaciones de nuestro país.

De igual manera, la inauguración de las obras del tren maya no quedarán en el imaginario como obras que hicieron una transformación en beneficio de las comunidades. Empresas como Ingenieros Civiles Asociados (ICA), nuevamente tendrán oportunidades -como las que tuvieron hace 50 años con el proyecto Cancún-, los lugareños no. Conectar el atlántico con el pacífico a través de la parte más angosta de nuestro país, sólo rememora la magna obra del Canal de Panamá y no es bienaventurada.

Largo trecho aún queda por recorrer y no nos referimos al calendario donde aún quedan cuatro años del sexenio, sino de lo que realmente es importante para el país y los mexicanos. Lo que está en juego es realmente serio. Más allá de pretender pasar a la historia como próceres de la 4T es cómo serán juzgados en los tiempos venideros, si tomaron y aprovecharon la oportunidad de hacer transformaciones en México o sólo la dejaron pasar. 

El PRI durante el siglo XX tuvo la oportunidad, el PAN por dos sexenios en el siglo XXI pudo marcar la diferencia y henos aquí esperando que un partido que no es partido sino movimiento, logre ser parte de la historia de este país.  Morena tiene la ardua tarea de pasar de un movimiento a un partido político que realmente marque camino hacia la prometida 4T; no imponiéndose sino buscando consensos, construyendo alianzas que permitan continuar transitando en paz por el camino de la democracia. Camino al que se sigue apostando desde hace más de medio siglo y donde tenemos el compromiso de edificar, consolidar y reestructurar no sólo nuestro sistema político mexicano sino nuestro endeble sistema económico para que lo dispuesto en la Constitución sea una realidad y no letra muerta. 

Esto es lo que se debe salvaguardar y hoy le toca asumir esta responsabilidad a nuestro ejecutivo federal, al hombre de Estado preocupado no por pasar a la historia junto con Lázaro Cárdenas sino por brindar las oportunidades que necesitan millones de mexicanos para salir de la pobreza ahora, no en el 2030. 

No hay tiempo, lo que pasa en México y el mundo lleva a tomar medidas que van más allá del COVID19 y se tienen que tomar hoy considerando a los poderes fácticos y formales. Hemos de cerrar el paso al caos, el anarquismo, la violencia que a nadie beneficia salvo aquellos que estando agazapados esperando el momento de entrar en acción. 

No es momento de hacer a un lado la crítica, las opiniones disímiles, la participación de las organizaciones civiles con demandas específicas, las universidades, la ciencia. Es hora de los acuerdos, los consensos, la solidaridad, dejando atrás los golpeteos electoreros. Sin esto no hay mañana porque el mañana está a la vuelta de la esquina y no es prometedor. 

Requerimos de acciones donde cada grupo desde su sector proponga, critique, consensue y actúe. México y el mundo no aguantan más, nos organizamos hacia un cambio donde prevalezcan las oportunidades y el bienestar para ganar todos o nadie ganará nada. Recordemos que a río revuelto, ganancia de pescadores. 

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Rosa María García Téllez

Politóloga y urbanista. Docente e investigadora en la UNAM y BUAP. Co-fundadora del Sindicato de Trabajadores UNAM (STEUNAM); del Sindicato Nacional de Trabajadores Universitarios (SUNTU); de la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP) y de la ASPABUAP.