Junio2020, La #Socialdemia

  • Moroni Pineda
Donald Trump se esfuerza por direccionar la responsabilidad de la violencia hacia la izquierda

Encerrar al mundo durante casi 2 meses, tiene sus consecuencias. Las siempre intrincadas relaciones humanas fluyen y se consumen en rumbos atónitos. Las imágenes de las protestas en Estados Unidos reflejan una muy interesante y detonante diversidad racial, social e intelectual.

Estudiambres, pop stars, empresarios bien y mal habidos, ñoras rezongonas etc, etc, etc. son el lienzo público en el que transcurren las manifestaciones rompedoras. Las manifestaciones del pasado tenían por lo general, a personas que pertenecían al mismo círculo contestatario como principales activistas. La racha presente parece que no.

El Presidente Trump se esfuerza por direccionar la responsabilidad de la violencia hacia la izquierda, y aunque a su base le hace sentido, por vez primera existe más o menos un amplio consenso de que no es así. Netflix y sus documentales big-rate sobre Michelle Obama y Epstein, la disruptiva aparición de Anonimus, la pandemia, y finalmente el trágico y desagarrador asesinato del George Floyd, se configuran en una mezcla más explosiva que los cohetes de Tultepec.

Tiempo y circunstancia dicen los expertos, es todo lo que se necesita en la política. Y parece ser que eso está sucediendo. Si la Sra. Obama sonaba como una opción para la vicepresidencia con Biden, los acontecimientos de estos días parecen renovar y casi obligar esa posibilidad. Si no aparece alguna persona afroamericana en las fórmulas republicanas o demócratas, será una bofetada a los reclamos sociales levantados.

Algo así como que no escuchan que no escuchan. Esto pues, se ha convertido repentinamente en una necesidad electoral y política. Y no es que el irreverente y contradictorio Donald Trump sea incapaz de subir a la candidatura a la vice presidencia a su cuatacho Kayne West, si esto le da más posibilidades, pero son los demócratas quienes tienen por el momento la prerrogativa coyuntural.        

Mientras tanto, nuestro México soñado entra en una dimensión desconocida. Un Presidente arrancando campaña en Chiapas para el 2021 y un Sub Secretario diciéndole a todos que deben quedarse en casa. La fuerza moral, esa que da inmunidad a las enfermedades, a las crisis económicas y a toda clase de corrupción, acompaña a la gira presidencial. Mientras López Obrador, el gobernante que más desempleo ha generado en la historia de México, ya sea por responsabilidad, irresponsabilidad o mala fortuna, anuncia la creación de 100 mil empleos con el tren maya, la oposición sigue sin ponerse de acuerdo hacia donde enfilar. El quédate en casa comienza a sonar desgastado, cuando #ComidaEnCasa es la prioridad. Los partidos políticos y grupos de poder siguen corriendo en la pista que AMLO les pone. Incapaces de generar una agenda propia que quite los reflectores de Palacio Nacional y que efectivamente construya los tan deseables contrapesos. Empleo es ahora la prioridad, con todas las contradicciones que esto significa. Y alguien lo está leyendo bien.

La tan recordada pandemia de los años veinte del siglo pasado dio como resultado el inicio de movimientos sociales que cambiaron la cara de nuestro mundo. Los estallidos comunitarios que aparecen hoy y que tiene su epicentro en Estados Unidos, traerán seguramente los suyos. Si son inteligentes, arrímense al árbol que haga sombra hacia ese lado, porque la quemazón no será menor. Las ideas son más contagiosas que los virus. La #Socialdemia es el boom caboom de estos días.

           

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Moroni Pineda

Activista permanente. Participa en Consejos de educación estatales y municipales, Fundación Paisano, La iniciativa bilateral México-Estados Unidos, UNETE, Mexicanos Primero, Presidente del Consejo de Participación Social